27 febrero 2007

Mal gallego el que no bote

Dejemos para más adelante el estudio detallado del recién consensuado Decreto da Ensinanza en galego alumbrado después de cinco reuniones, nada más y nada menos, en las que los tres grupos parlamentarios y la Consellería de Educación analizaron, estudiaron, reflexionaron y decidieron sobre la lengua en la que los estudiantes gallegos habrían de empaparse de ADN, Revolución Francesa, hidrocarburos y racionalismo cartesiano; después de ese esfuerzo llegaron a la sesuda conclusión de que fuese cual fuese su deseo, el de su padres y el del perrito que les ladre, todo, todo eso han de hacerlo en gallego, quieran o no.

Ante tamaño esfuerzo de galleguismo triunfante la mismísima mesa camilla de Ramón Piñeiro temblaría de satisfacción.

Temblar no tiemblan, aplauden a rabiar los benefactores del la humanidad de la Mesa-Taburete de la Normalización y hasta el mismísimo colega diputado nacionalista en Cortes, que no ceja en sus esfuerzos laudatorios a la Conselleira de Educación. Yo no sé lo que ella piensa, pero haciendo el esfuerzo de ponerme en sus zapatos sospecho que estas alabanzas coligen que algo está haciendo mal.

Los acordantes hablan de consenso, entre ellos, difunden el ensimismamiento entre sus cúpulas tremendamente alejadas de la realidad: unos consensúan porque si quedasen fuera les llamarían nacionalistas españoles de derechas, otros lo hacen porque les llamarían nacionalistas españoles de izquierdas y los otros consensúan porque les llamarían nacionalistas gallegos intransigentes. Para unos es el tope, para otros es el punto de partida. En resumen, creo que nadie que se mueva en el mundo de la izquierda puede avalar que se imponga una lengua de escolarización, ni para que se salve ni para que deje de salvarse.(...)

20 febrero 2007

Realidad y ficción entre jueces

Por supuesto me disgustó el cierre de la librería Colón en La Coruña no fui cliente fiel, pero siempre acudí por motivos muy concretos, la prensa publicada fuera de España llegaba con puntualidad británica, allí tenías tu ejemplar para que no se te oxidase el idioma y, sobre todo, para saber qué pasaba por aquí. Creo que las últimas veces que usé sus servicios con esas ansias coincidieron con el juicio del 23-F.

Hablando de juicios y jueces, hay que ver cómo se lo montan algunos con sus carnavaladas y todo, con sus periódicos y sus teles; no dudo que hayan estudiado sus códigos y sentencias, pero a veces parece que también se han especializado en arte dramático y comunicación audiovisual, menuda puesta en escena, menos mal que nos seguimos creyendo aquello de la separación de poderes. O no.

Casi me quedo hoy con una juez de ficción, Mariana de Marco, es la tercera vez que aparece como protagonista de las novelas de J. M. Guelbenzu, ya la vimos en No acosen al asesino y en La muerte viene de lejos; estos días se nos presentó en El cadáver arrepentido.

En todos los saraos se habla de la buena salud de la novela policiaca en castellano, esta es una buena muestra y, sobre todo, es distinta y está distante de las influencias de las series americanas y también de las novelas urbanas y criminales. Si van a acercarse a ella por primera vez no esperen encontrar los restos sangrientos ni las mafias del Este ni detectives originales y artificiales que también degustamos los aficionados con devoción. Aquí hemos de buscar la tradición anglosajona clásica que nos despierta en la memoria a Agatha Christie. Ciertamente podría parecer casi imposible que aquí, en nuestros escenarios pudiese ser creado un personaje serio, fino, educado, elegante, inteligente, brillante; sin embargo, Guelbenzu arriesga y gana.

El rastro del cadáver aparece pronto y(...)

13 febrero 2007

Ajustes de cuentas

Me horrorizan los peluqueros y los taxistas que se sienten en la obligación de darte charleta mientras trabajan. Nunca fui peluquero, pero, como todos, sí fui taxista accidental de algún viajero poco conocido. En una de estas batallitas transportaba a cierto personaje, autoridad educativa de mediano escalafón. No nos conocíamos apenas, por lo tanto la conversación en aquel breve viaje habría de ser intranscendente. Inmediatamente se dio cuenta mi interlocutor de que no hablo del clima ni del tiempo, por lo tanto dirigió sus pasos hacia la literatura.

Empezó explicándome su teoría sobre la importancia de A esmorga (1959) de Blanco Amor, lógicamente no pude más que expresarle mi admiración por el autor y por su obra, pese a no haberla estudiado en profundidad.

A continuación, y estando yo sorprendido por el tono inquisitivo de sus manifestaciones -éramos conscientes de que pertenecíamos a círculos ideológicos poco próximos- me interpela sobre mi opinión sobre La familia de Pascual Duarte (1942) y su autor. Le expreso mis escasas simpatías por el reciente Nobel, pero admito sus genialidades narrativas, no estrictamente novelísticas. No quería hablar de literatura comparada, pero su insistencia en la dependencia de la obra de Cela de la de Blanco Amor me dejó algo transpuesto.

Faltaba la mitad del camino y había que rellenarla, mi invitado profundiza en otra de sus especialidades: los escritores discriminados, menospreciados, incluso sobre los asesinados. Me avanza su hipótesis, más que su hipótesis, su teoría contrastada con su propia experiencia. Le asombraba, le traía a mal traer que Don Pedro Muñoz Seca, asesinado en Paracuellos y autor de

La venganza de Don Mendo no hubiese sido alzado a los altares de la historiografía de la literatura. Al mismo tiempo, no comprendía que un joven como Federico García Lorca, asesinado en el barranco de Viznar ocupase lugar de excepción en textos y manuales, en las pruebas de selectividad y no sé qué más exagerados méritos.(...)

09 febrero 2007

Los monaguillos del buen rollito

Ya me callé en su momento cuando hicieron las partijas del gobierno de la autonomía y comprobé que la educación infantil quedaba separada, en manos de distintas dependencias administrativas de distinto signo político (hasta los 3 años en Vicepresidencia y de los 4 en adelante en Educación) sobre todo teniendo en cuenta que la idea de la LOE es garantizar el carácter educativo, no sólo asistencial, de la atención a los más pequeños y, por lo tanto la unidad de ambas etapas. Fruto de ese pacto es el nacimiento de las galescolas en un parto poco natural. Aún no sé muy bien a cuento de qué ha de haber escuelas infantiles que sean galescolas y otras que no lo sean. ¿Es la lengua usada el criterio de selección? No creo que nadie se atreva a contravenir la opinión de los padres de las criaturas a los que asiste el derecho a decidir qué lengua hablan y en qué lengua se dirigen a sus hijos, amén de lo que dicta la propia legislación vigente. ¿Habrá diferencias de dotación económica entre unas y otras? Espero que no se haga realidad esta sospecha. No me explico la razón de existir dos redes diferenciadas puesto que espero que tan gallegas sean unas como las otras a los ojos del vicepresidente del buen rollo, tengan o no ese nombre híbrido.(...)

30 enero 2007

Andreu Martín: `El blues del detective inmortal´

¿Por qué el intento de la literatura policiaca española ha sido el único referente auténticamente transgresor de lo literariamente correcto? (Manuel Vázquez Montalbán)
La última novela de Andreu Martín lleva poco tiempo en las librerías y poca repercusión entre los estudiosos de los escritos; los aficionados fieles al relato negro y policiaco ya lo seguimos desde el desencanto de la Transición, cuando nos ocupaba las noches con Aprende y calla donde da sus primeros pasos de la mano de aquel antihéroe y detective aficionado, Julio Izquierdo; lo seguimos cuando exorcizaba sus demonios americanos y sus influencias del cómic en El señor Capone no está en casa; cuando llega a la plenitud e independencia con Prótesis o La camisa del revés escandalizando a los puristas del género, espoleado siempre por los maestros de narrativa del momento, Marsé o Vázquez Montalbán. Con él, entre otros, las novelas se nutren de la corrupción y el crimen, del ambiente sucio y criminal que se refleja como naturalismo puro y duro. Denuncia social, dicen, y es verdad. Eso es la novela negra. Que nadie diga que esto es escapismo. La juventud adolescente disfruta de su trabajo compartido, firma y portadas, con Jaume Ribera, tardes y noches ocupadas con los que piden sardina fuera de temporada, con el éxito en las bibliotecas de instituto del detective de El diario rojo de Flanagan y su complemento El diario rojo de Carlota, de Gemma Lienas, porque hablan muy clarito de sexualidad dentro de una excelente trama novelesca. Mas vayamos al grano, la última oferta de Martín inaugura una nueva serie de novelas-homenaje: Asesinatos en clave de jazz. Promete y consigue en la primera entrega ponernos un par de sentidos, por lo menos, a flor de piel, nos obliga a leer y a escuchar música al mismo tiempo. Que los modernos no se me suban a la chepa diciendo que ellos siempre lo hacen cuando leen poesía. Lo que nos propone el autor es su letra y la música de un CD, que acompaña a la novela, de su amigo y asesor Dani Nel.lo. Allí nos ofrece personajes que, lógicamente, son músicos de una banda de jazz. Nos sorprende, aunque los aficionados influidos por el cine en blanco y negro, desde Hammett o Chandler, siempre asocien este género a saxo y al piano.(...)

23 enero 2007

De los puentes y sus necesidades

Los puentes están de moda. Puede que haya sido otro lapsus linguae, esta vez del alcalde Losada -al que seguramente adornan muchas cualidades y virtudes, pero no es Demóstenes ni Castelar- al mentar la necesidad de los mismos en los alrededores de su ciudad. La verdad es que no sé si hablaba de supuestos puentes con la Diputación Provincial y su presidente, que las malas lenguas dicen que no se hacen ni un cariñito con el móvil; puede ser que pensase en los puentes con los concejos limítrofes, sin trenes, rebosantes de coches y con menguadas líneas de autobús o puede ser que ya estuviese hablando de pactos postelectorales. Por aquí pensamos que tenemos genios, ingenieros a plena dedicación y en permanente servicio público que no se dedican precisamente a levantar innombrables construcciones, dicen que culturales. Espero que los señores alcaldes tengan a bien poner los pies en la ría, de vez en cuando y tender algún puente.

Pero todos se lo han preguntado muchas veces, han vivido crisis y conflictos e, inmersos en ellos, se han visto razonablemente convencidos de que les asistían buenas y poderosas razones para defender sus posturas y han dicho algo así como que por ahí no paso, que ya está bien, que estoy dispuesto a ceder, a transigir, a transaccionar, a tolerar; pero siempre hasta cierto punto. Por eso pienso que no es necesario tender siempre puentes y hacia todos los puntos cardinales. Los tenemos idealizados; pero, a veces, no hacen falta, llega con el puente de plata; no se puede quedar bien siempre y con todo el mundo.

Por ejemplo, en las seis horas de Monte Pío había mucho que tender, trampas, trapos sucios; pero puede ser que la agitación ciudadana no fuese lo suficientemente poderosa e influyente como para que se tendiese un puente de dos ojos que mirasen en la misma dirección, a la romana, sin estrabismos y con tres pilares mal cimentados. Estoy convencido de que el Estatutiño no estaba bien motivado, que la municipalidad no veía ni maldita urgencia en reformar algo que no sabe bien para qué sirve; que con qué premuras habría que meterse en tal fregado que desembocará, caso de nacer, en un referéndum de escasa participación para bautizar a una criatura concebida sin ansias, casi por el método Ogino.

Los de las bombas piden puentes, se les ofrecen y los vuelan con sus transeúntes encima. Los otros, los que quieren ser dueños del puente, los que sólo tienen un único objetivo, no aceptan las labores de los pontoneros. Seguramente ambos tendrán sus razones; pero qué hacemos con las nuestras, las de los que seguimos pensando que es mejor cruzar en puente que ahogarse en el cayuco o en el atasco.

16 enero 2007

Los que os ponéis estupendos

Don Latino: ¡Querido Max, no te pongas estupendo!

[`Luces de Bohemia´, escena novena.

Ramón del Valle-Inclán]

Dicen que las modernas películas de animación las crean a partir de un buen guión y de la interpretación previa del mismo por buenos actores de carne y hueso; después de ver el resultado, entran a trabajar los creadores de los personajes de pastilina cibernética que veremos en las pantallas. Gracias a este recurso trato de saber quiénes sois, sé que sois reales, pero no os reconozco en carne y hueso, parecéis pasados por los espejos de Valle: Max Estrella, lúcido idealista con el que siempre nos identificamos y ese Don Latino que siempre hace de contrapunto, de Sancho, de hombre práctico con el que no nos queda más remedio que coincidir de vez en cuando.

Cuando comienzas un año leyendo periódicos caducados, porque la actualidad siempre te machaca los titulares a los diez minutos de haberlos escrito y analizas los hechos que te los machacan, no queda más remedio que pensar que alguien te está manejando y confundiendo. El frenesí de la carrera hacia los proyectos de precampaña preelectoral deja fuera de combate no sólo a redactor al pie de teletipo, sino al más sesudo comentarista de la actualidad. Y es que no hay más remedio que os quedéis todos tranquilos e impertérritos ante los comunicados de los nacionalistas vascos, sobre todo los de los violentos cuando os dicen que van a seguir igual, bomba más o menos, par de muertos más o menos, pausados y estupendos en sus posición de alto el fuego y no como estos nacionalistas que nos gobiernan por aquí que nos maltratan y torturan sin piedad, que también se ponen estupendos para que las muñecas barriguitas hablen en gallego; no me digáis que no hay diferencia, es que no nos los merecemos de lo buenos que son ¿somos o no somos un pueblo singular con toda su estupenda identidad y todo?

Pero hay estupendos para todos los gustos, cuatro días antes de que se cure la primera niña con leucemia con un autotrasplante de células de su cordón umbilical, aquí se tiran a la basura 140 muestras congeladas en dos hospitales de la Comunidad de Madrid, porque las autoridades sanitarias autonómicas dicen que no hay quien las atienda y el estupendo responsable de la aventura pone toda su cara delante de las donantes y de los posibles receptores para decirles que se siente mucho, que tendrían que haberse pagado un banco privado de cordones umbilicales, aquí, en USA o en su puñetera casa; pero que aquí nuestras estupendas autoridades sanitarias siguen mirándose el ombligo, cuarta más o cuarta menos, y siguen sin producir una ley que regule las buenas prácticas.

Mientras tanto, os ponéis estupendos poniendo a caldo a la señora que se hizo famosa en el Caribe y ve posibilidades de sacarle rendimiento posando en las revistas para mayor gloria suya y de su cuenta corriente.