25 septiembre 2007

Pedro Armas y la caldereta de cordero

Los ceses de los cargos públicos hace mucho tiempo que no son lo que eran, las dimisiones ya no se disfrazan tanto, sigue habiendo amplio uso de eufemismos, pero ya no hay motoristas como los franquistas y los de la primera transición.

La semana pasada comentábamos la caída de Antonio Losada en Vicepresidencia y hoy comprobamos que empieza lo que se dio en llamar cambio de cromos, es decir, me tumbasteis a un nacionalista de pro y ahora os vais a enterar de lo que es bueno.

Detrás de Pedro Armas andaba toda la derecha; era lo normal, desde el breve episodio del tripartito, el puesto había estado ocupado por el sector de la inspección educativa más inclinado a la derecha gobernante. Era lógico desde la posición ideológica dominante, pero no era tan lógico que considerasen que la responsabilidad de la Delegación Provincial tuviese que ser parte de su feudo y con derecho de pernada ¿Tenían que consentir a un ajeno al Cuerpo en ese puesto? El ex delegado cayó mal y parece ser que toreó como pudo.

Seguramente también podría esperar que los sectores más recalcitrantemente sectarios de la derecha que representa la patronal de la enseñanza privada no le fueran a consentir que controlase la admisión de alumnos en centros sostenidos con fondos públicos ni que pusiese coto a los privilegios de los burguesitos coruñeses de toda la vida y sus colegios de pedrigrí vaticano. Trataron de hacerle la vida imposible el curso pasado, pero aguantó el tirón. Harán leña del árbol caído.

Su reto era duro, sabía que primero le darían las bofetadas y después le preguntarían por la solución a los problemas, contaba con el apremio de la comunidad educativa que reclama y reclamará mejores edificios, servicios, dotaciones...Me consta que la mayor parte de los sectores representativos de padres y profesores son conscientes de que para que se haga un colegio, el ayuntamiento correspondiente ha de poner la parcela idónea y la Consellería construir y dotar, que no me vengan ahora desde Sada o Carral ex alcaldes rácanos y corruptos a dar gracias a los dioses por librarse de Armas. Alguien dijo estos días, en conversación privada, que hasta los nazis se rodearon de los mejores técnicos, hacían bien su labor; pero la dirección política era nazi. Salvando las distancias y sin ánimo de ofender, la Consellería de Educación disfruta de buenos técnicos, pero si la dirección política no es lo suficientemente clara y definida, los técnicos se hacen con el poder y a ellos no les votamos. También es víctima de ellos.

Por último, con los nacionalistas hemos topado, pueden apuntársela como una victoria, como políticos y como sindicalistas la hazaña de haber conseguido echarlo de su puesto. Estarán orgullosos. Como siempre, quieren corderitos dóciles aunque no sean de su rebaño. También es cierto que, cuando los pastores se reúnen, suele haber caldereta de cordero. Hubo caldereta. La piel de Pedro Armas se vendió muy barata, no creo que se lo mereciera.

11 septiembre 2007

La TVG y pi

Ya están pensando los mal pensados de siempre que voy a dar la lata con lo del idioma y esas cosas, como siempre. Pues no, esta vez es para felicitar a algún destinatario, no sé su nombre, o sí. Tengo tantas posibilidades de dedicarme a la crítica de televisión como a hacer comentarios periodísticos sobre la temporada en la Ópera de Milán, si me apuran un poco, dedico tanto tiempo a la pequeña pantalla como al deporte; pero aún así me gustan los programas que dan noticias. Es una manía. Quizá por eso piense que, por fin, la Crtvg acaba de lograr alegrarme la pestaña, por fin compruebo que los millones que ha costado su puesta en funcionamiento han dado algún fruto que compense tantos desvelos presupuestarios. Han cabreado a don Antonio Losada. No creo que nadie en la empresa pública quisiese mal a este señor; pero, si alguien contribuyó a su regreso a la vida privada, que le suban el sueldo, por favor. En el organigrama de la autonomía todos sabemos el nombre del número uno, para algo es el presidente; sabemos el nombre del número dos, por algo su cargo empieza por vice; nos puede caber alguna duda -pocas dudas, sean sinceros- sobre la identidad del número tres; pero el dimitido era sin duda el número pi , el 3,1416. Quería marcar de cerca al número tres, hacerle la competencia en el asunto ese de las competencias y su magia no llegaba. Y digo magia porque todos le llamaban Mago, pero sus prácticas eran más amenazadoras que mágicas. Del número cuatro para abajo todos parecían temerle y no sin motivo: él nunca quiso medios, siempre los quiso enteros y sólo para él, disculpen el chiste tonto y facilón. Si lo que pretendía la parte contratada era la supremacía mediática en el bipartito garantizada por el recién despedido, sabe que cometió un error de bulto y si lo que pretendía era homologar al BNG con sus colegas nacionalistas moderados, pinchó en el mismo hueso de siempre, que las esencias son las esencias. Don Antonio Losada, que seguramente pueda -espero- disfrutar merecida y eternamente de los 15.000 euros que le tocarán de la lotería presupuestaria, trató de presentarse ante la opinión pública como un brillante y joven profesor universitario formado en USA, con experiencia en las empresas de comunicación de ámbito regional, pero resultó ser un bluf aupado por los mandarines radiofónicos madrileños -hay que reconocer que tiene pegada- que en cuanto se puso a gobernar le salió lo bruto, la bestia que todos llevamos dentro y dominamos a duras penas, y creyó que el presupuesto, los rótulos, la imagen de vicepresidente, los mandilones, el himno y las múltiples fronteras de Galicia eran su responsabilidad y estaban bajo su custodia. Hacer de negro y escribirle los discursos al jefe de los nacionalistas es fácil, pero una vez que tienes firma en DOG, hay que pensárselo dos veces antes de echar la lengua a paseo y, sobre todo, has de tener contenta a tu tropa y tranquila a la aliada

04 septiembre 2007

In vino veritas: `Oliñas veñen´

El clarete llegaba a casa en un garrafón de cristal con aquel revestimiento de mimbre, o lo que fuere, con sus dos asas que dejaban las manos en carne viva. Era de uva, sí de uva, seguramente de Cacabelos. También había el blanco de Castilla y el Ribeiro, pero sólo de .La Cosechera. En las fiestas familiares acompañaba al cocido, los callos, la carne asada o el bacalao con coliflor. La euforia era mayor para los abuelos por tener al clan reunido, hasta los más chiquillos estaban convidados a la mesa común de la que iban y venían las mujeres de la casa perola va, fuente viene; sin apenas tiempo para disfrutar del plato. La excepción eran aquellas más pillas que siempre ocupaban banquillo en un lugar inaccesible y les resultaba imposible llegar a los fogones y fregaderos, pero sí estaban cerca de las tajadas a repartir -los hombres primero, según edad y jerarquía- y desgraciada la última que se quedaba sin aquel tocino entreverado que tanto le gustaba. Se aprendía mucho observando, sigue siendo así. Apenas había conversación sustancial, las alabanzas a las viandas y los recuerdos de las hambres pasadas en la posguerra, si acaso alguna referencia a los ausentes, a lo que habrían disfrutado estando allí. Si a alguno en ese momento le ponen un gran plato cuadrado con medio toro de abadejo, rodeado de hierba o de algas con un chorrito de Pedro Ximénez haciendo dibujitos sobre una gran superficie vacía de proteínas, monta un pollo que se enteran en el obispado. No hay copitas apropiadas para catar, pero los vasos se rellenan sin contemplaciones. Los dulces de sartén salen recién hechos y con ellos aparece el café, la botella de Fundador, las guindas y comienza la fiesta de patrón, de Navidad o de lo que tocase en su momento. Hay que aprovechar para contarse cosas, para fardar aunque fuere de farol y empiezan las discusiones, piques y rivalidades. En ese momento algún hombre de respeto manda traer una pota, la caña, el azúcar... se prepara la queimada, sin conjuros absurdos, no había cacharros de Buño, se apaga la luz, las llamas azules se escancian, dejan pasmados a los críos y se olvidan las rencillas. Las cuerdas vocales están a punto y la vergüenza aparcada hace rato. Sé que se daban casos de empezar por el tango, pero era mayoritario el bolero, Si tú me dices ven lo dejo todo, Reloj no marques las horas... flamenco había poco, pero aquella de Maite, Maitechu mía nunca fallaba y a varias voces. País, lo que se dice país, se hacía ¡cómo que no!, ¡Ay Pepiño adiós, ay Pepino por Dios no te vayas!, A Virxe de Guadalupe cando vai pola ribeira, y todas las que forman parte de su recuerdo. Todo esto me choca con lo que cuenta el vicepresidente Quintana, nos dice que entre sus recuerdos de infancia está cantar Os pinos en las navidades familiares, la verdad no sé cuáles son sus raíces, no pongo en duda que en los ambientes de represaliados nacionalistas se añorase esa letra, seguramente la pequeña burguesía ilustrada nacionalista conociese los poemas del Romanticismo pondaliano, pero yo oía de crío el Oliñas veñen. www.lafelizgobernacion.blogspot.com