20 marzo 2007

¿Obscenidad gore en la Semana Santa?

"Sólo la Iglesia tiene el derecho de afirmar y de negar,
y que no hay derecho fuera de ella para afirmar lo que ella niega, para negar lo que ella afirma (...) La intolerancia doctrinal de la Iglesia ha salvado al mundo del caos." (José Donoso Cortés, `Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo´)
Seguramente esta pregunta es exagerada, o no, que me saldrán con lo del arte, la tradición y demás tópicos. También es tradición tirar cabras desde el campanario en las fiestas patronales y no dejamos de decir que es una animalada. La reflexión de hoy versa sobre lo obsceno y lo blasfemo. Conviene hacerse una pregunta previa: ¿el poder temporal perecedero es obsceno y blasfemo? El primero que me viene a la memoria es Leopoldo Alas Clarín, recién salida de la imprenta La Regenta, su señor obispo, monseñor Martínez Vigil en una pastoral se despacha dando gusto de sus superiores y sus feligreses opinando sobre la novela y sentencia que es un libro "saturado de erotismo, de escarnio a las prácticas cristianas y de alusiones injuriosas a respetabilísimas personas". Lo que les recuerdo a continuación suena a rancio por el estilo; pero, por favor no me digan que esto no podría ser suscrito por algunos de los que nosotros sabemos: "Que vigile con el mayor cuidado para que en los establecimientos que dependen de su autoridad no se enseñe nada contrario al dogma católico ni a la sana moral, procurando que los profesores se atengan estrictamente a la explicación de las asignaturas que les están confiadas, sin extraviar el espíritu dócil de la juventud por sendas que conduzcan a funestos errores sociales... "La autoría corresponde al marques de Orovio, ministro de Fomento y firmante de estas palabras en un Real Decreto de 25 de febrero de 1875. Cada vez compruebo que los datos son más claros, los jefes de las sotanas no aprueban la convivencia pacífica, no saben conjugar el verbo tolerar ni saben distinguir su cultura de las demás. Esperar cuatro años para protestar por el contenido de las famosas fotos extremeñas se puede considerar, siendo muy benévolo e indulgente, como una conspiración con fines electorales ilícitos y obscenos; si a eso añadimos la campaña que se nos viene encima por la película de Teresa de Cepeda y la tortura a la que fue sometida la enferma andaluza que no quiso seguir siendo tratada artificialmente ni que se ensañaran más con su cuerpo, ya está montado un buen alboroto mediático. Pero no se preocupe, usted seguirá pagándoles por la cara y manteniéndoles sus cauces de captación y adoctrinamiento y sólo porque son dueños de la voluntad secuestrada de una parte de la población. Sí, así de claro, una parte de la población es, consciente o inconscientemente, presa de los atavismos de sus rituales y temerosa del castigo de los cielos, tal y como eran presas de pánico las gentes del siglo XIV, ignorantes de que la peste que los diezmaba no era castigo divino por sus pecados y que, por mucho que se mortificasen cuerpo y alma, el peligro no se conjuraba

17 marzo 2007

Caperucita Roja y demás cuentos nacionalistas

A los niños hay que decirles siempre la verdad aunque a veces haya que usar símbolos, artimañas para que nos comprendan; pero el hecho de que los tiernos infantes precisen de un mundo simbólico que les ayude a asimilar conceptos, conductas, actitudes, valores que han de adquirir y vivir, en resumen, a construir una personalidad crítica y autónoma, no quiere decir que se tengan que creer lo de Adán y Eva; pero ese no es el tema de hoy.

También sabemos que los mundos simbólicos han de acudir a simplificaciones, a la sencillez. Recordemos un ejemplo, el de Caperucita Roja, un cuento que parte de la tradición oral en el que la niña es advertida de que salir de casa, aventurarse a lo desconocido es poco deseable. La versión de Perrault ya matiza más, Caperucita ha de seguir siendo cautelosa y ha de saber que los encuentros con desconocidos no son buenos, es más, son peligrosos, sobre todo si se está bajo el influjo de la ignorancia y la vulnerabilidad de la menstruación y sus riesgos, ella no lo sabe, pero el lobo sí lo sabe. Los hermanos Grimm recuperaron una versión más inocente y malévola: el personaje del cazador ya aparece dando un final más feliz, asegurando que la mujer ha de ser débil e inferior, que precisará siempre de un hombre armado a su lado, que la poseerá y garantizará su virtud.

Pero no se crean que esto de los héroes sea cosa de los antiguos, ahora que parece que se muere el Capitán América, surgen nuevos personajes que recogen el testigo de la defensa de los valores que vale la pena defender. Hete aquí que el valor más importante que se ha de inculcar y defender es de la pureza, el de la pureza lingüística, pero pureza sin buen rollo, sin puñetera pedagogía: el método del palo y la zanahoria.

Empecemos por el palo, hay muchas formas de represión, el ejemplo que les traigo es el de una función de títeres que recorre Galicia en la que los superhéroes son cuatro defensores del gallego frente a un maldito (= mal dicho español), cuatro buenos que hablan la lengua de coñe, es decir en la que se estudia coñecemento do medio (geografía y ciencias naturales, para los viejos) son Os barballocas, sujetos que aparecen en la ficción del S XII: Verbalinda, la creadora del gallego, la sueva Falamunda, su protectora, el romano Pepiño y el ordenador portátil Sarela que los teletransporta a la actual Feira do Queixo.

El quinto es el Maldito, el que habla castellano y un poco de inglés, odia a Galicia, su cultura, su historia... y los cuatro magníficos son los adalides del buen uso y de lo políticamente correcto.

Pero lo de menos es que tales eventos sean abonados por el popular Ayuntamiento de Vigo o el nacionalista programa A Cultura Circula (costeado por Vicepresidencia del Buen Rollo, Consellería de Cultura y Consellería de Industria, ¿falta la de Medio Rural?); creo que lo importante es el criterio de selección de actividades que se propician y se perpetran contra nuestros niños. No me queda folio para hablar de la zanahoria, pero se lo debo.

06 marzo 2007

Quieren hipócritas de tapadillo

Aquí todo el mundo se adhiere con los gritos de rigor al Tribunal Constitucional cuando se pronuncia sobre el despido de una profesora de Religión católica. La despidió su obispo pese a que quien la había contratado había sido el Estado. La razón no fue otra que sus costumbres no estaban de acuerdo con los ritos y liturgias que la susodicha tendría que predicar de palabra y obra. Que quede claro que la catequista en cuestión ni era pederasta ni violadora, simplemente se divorció y convive con su nueva pareja sin provocar al vecindario ni al alumnado.

Reacciones: muchas y para todos los gustos, unos dicen: ¿qué hace una mujer como esa en un colegio? Los demás dicen: si el Estado paga que el Estado seleccione, contrate y despida.

Pero claro, estamos hablando de contenidos supuestamente educativos que entran en contradicción con las ciencias y las letras y sirven de argumento para que la jerarquía católica se arme de razones para llamar a la objeción de conciencia contra la Educación en Derechos Humanos.

Detrás de todo se esconde lo de siempre, la misma hipocresía de siempre, los mismos sepulcros blanqueados de siempre, la historia de aquel niño con muchos hermanos, que lo meten a la fuerza en un seminario, inocente y con buenas intenciones, al que le anulan toda capacidad de elección y voluntad; que se hace cura sin querer ni poder evitarlo y vive sus relaciones afectivas como puede, es decir, de forma clandestina. ¿Es eso lo que quiere la Iglesia que hagan los profesores y profesoras de Religión? ¿Quieren que mantengan sus emociones y deseos de tapadillo, porque es premisa fundamental para el mensaje que han de transmitir a sus catecúmenos en horario escolar? Venga hombre, que entre los católicos romanos siempre estuvo bien visto un buen amancebamiento.

Pero la bendita resolución del Constitucional de marras trae otras coletillas que a muchos les rondan por el magín. Por ejemplo, tengo que osar y reñirle a la vicepresidenta Fernández de la Vega; es notorio que negoció y cedió demasiado ante la Iglesia en la LOE, en el IRPF, y para colmo, parece que tampoco le están echando una mano contra ETA. Espero equivocarme. Si todas estas prebendas son constitucionales habrá que cambiar la Constitución o el Concordato.(...)