20 marzo 2007
¿Obscenidad gore en la Semana Santa?
17 marzo 2007
Caperucita Roja y demás cuentos nacionalistas
También sabemos que los mundos simbólicos han de acudir a simplificaciones, a la sencillez. Recordemos un ejemplo, el de Caperucita Roja, un cuento que parte de la tradición oral en el que la niña es advertida de que salir de casa, aventurarse a lo desconocido es poco deseable. La versión de Perrault ya matiza más, Caperucita ha de seguir siendo cautelosa y ha de saber que los encuentros con desconocidos no son buenos, es más, son peligrosos, sobre todo si se está bajo el influjo de la ignorancia y la vulnerabilidad de la menstruación y sus riesgos, ella no lo sabe, pero el lobo sí lo sabe. Los hermanos Grimm recuperaron una versión más inocente y malévola: el personaje del cazador ya aparece dando un final más feliz, asegurando que la mujer ha de ser débil e inferior, que precisará siempre de un hombre armado a su lado, que la poseerá y garantizará su virtud.
Pero no se crean que esto de los héroes sea cosa de los antiguos, ahora que parece que se muere el Capitán América, surgen nuevos personajes que recogen el testigo de la defensa de los valores que vale la pena defender. Hete aquí que el valor más importante que se ha de inculcar y defender es de la pureza, el de la pureza lingüística, pero pureza sin buen rollo, sin puñetera pedagogía: el método del palo y la zanahoria.
Empecemos por el palo, hay muchas formas de represión, el ejemplo que les traigo es el de una función de títeres que recorre Galicia en la que los superhéroes son cuatro defensores del gallego frente a un maldito (= mal dicho español), cuatro buenos que hablan la lengua de coñe, es decir en la que se estudia coñecemento do medio (geografía y ciencias naturales, para los viejos) son Os barballocas, sujetos que aparecen en la ficción del S XII: Verbalinda, la creadora del gallego, la sueva Falamunda, su protectora, el romano Pepiño y el ordenador portátil Sarela que los teletransporta a la actual Feira do Queixo.
El quinto es el Maldito, el que habla castellano y un poco de inglés, odia a Galicia, su cultura, su historia... y los cuatro magníficos son los adalides del buen uso y de lo políticamente correcto.
Pero lo de menos es que tales eventos sean abonados por el popular Ayuntamiento de Vigo o el nacionalista programa A Cultura Circula (costeado por Vicepresidencia del Buen Rollo, Consellería de Cultura y Consellería de Industria, ¿falta la de Medio Rural?); creo que lo importante es el criterio de selección de actividades que se propician y se perpetran contra nuestros niños. No me queda folio para hablar de la zanahoria, pero se lo debo.
06 marzo 2007
Quieren hipócritas de tapadillo
Reacciones: muchas y para todos los gustos, unos dicen: ¿qué hace una mujer como esa en un colegio? Los demás dicen: si el Estado paga que el Estado seleccione, contrate y despida.
Pero claro, estamos hablando de contenidos supuestamente educativos que entran en contradicción con las ciencias y las letras y sirven de argumento para que la jerarquía católica se arme de razones para llamar a la objeción de conciencia contra la Educación en Derechos Humanos.
Detrás de todo se esconde lo de siempre, la misma hipocresía de siempre, los mismos sepulcros blanqueados de siempre, la historia de aquel niño con muchos hermanos, que lo meten a la fuerza en un seminario, inocente y con buenas intenciones, al que le anulan toda capacidad de elección y voluntad; que se hace cura sin querer ni poder evitarlo y vive sus relaciones afectivas como puede, es decir, de forma clandestina. ¿Es eso lo que quiere la Iglesia que hagan los profesores y profesoras de Religión? ¿Quieren que mantengan sus emociones y deseos de tapadillo, porque es premisa fundamental para el mensaje que han de transmitir a sus catecúmenos en horario escolar? Venga hombre, que entre los católicos romanos siempre estuvo bien visto un buen amancebamiento.
Pero la bendita resolución del Constitucional de marras trae otras coletillas que a muchos les rondan por el magín. Por ejemplo, tengo que osar y reñirle a la vicepresidenta Fernández de la Vega; es notorio que negoció y cedió demasiado ante la Iglesia en la LOE, en el IRPF, y para colmo, parece que tampoco le están echando una mano contra ETA. Espero equivocarme. Si todas estas prebendas son constitucionales habrá que cambiar la Constitución o el Concordato.(...)