29 enero 2019

Juan Eduardo Zúñiga en su Madrid vivo


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/01/29/juan-eduardo-zuniga-madrid-vivo/1370116.html

He leído por el aire que las autoridades educativas del País Vasco estaban a la faena de editar materiales didácticos que explicasen a escolares de 15 a 18 años el período histórico vivido, no sólo allí, mientras ETA estuvo activa durante la dictadura, la transición y la democracia. Han fracasado por dos causas, aventuro a sospechar, en primer lugar creo que han tratado de hacer un guiso desde un punto de vista partidista, nacionalista vasco y clerical. Todo es lo mismo. En segundo lugar, no ha pasado tiempo suficiente, ni se ha novelado lo necesario. Mientras tanto, habrá que dejar que la sociedad digiera la realidad, lejos de falsas ambiciones que solo se alcanzarán en las siguientes generaciones. Es decir, creo que los historiadores han de esperar, hay muchos documentos desconocidos y archivos que den luz. No se escribe la historia en las homilías nacionalistas vascas ni con la memoria de los testigos, aunque esta sea imprescindible. Ramiro Pinilla, Atxaga, Aramburu, van moldeando adobes para construir convivencia; pero faltan los cimientos y esos llevan tiempo, el caso es no dar marcha atrás.
Viene a cuento este introito porque Juan Eduardo Zúñiga ha cumplido 100 años, no le he olvidado. A tiro fijo he encontrado en su balda el ejemplar amarillento, de Largo noviembre de Madrid (Bruguera, Barcelona, 1980, 550 pesetas), 16 cuentos que me han dejado marcado. Ojalá estas líneas sirviesen para que alguien recupere este volumen y los dos posteriores de la trilogía, La tierra será un paraíso (1989) Siete relatos cargados de humanidad, en los que los protagonistas son los vencidos sin sueños ni ilusiones y Capital de la gloria (2003) diez cuentos en un Madrid vencido, que se rinde, con personas derrotadas por el desgaste psicológico y la difícil huida para sobrevivir.

Una estética opuesta al socialrealismo de sus compañeros de generación. Me asombraron los originales relatos de Largo noviembre de Madrid, algo que no había leído en toda la literatura de la guerra civil hasta el momento. El título es el primer acierto porque concuerda con el primer relato Noviembre, la madre, 1936 porque noviembre fue un mes sangriento, que distorsionó sus vidas los restantes meses en el cerco, hoy legendario. Un título que advierte al lector del contenido de las narraciones, en especial a los sufridores y confiere una obvia unidad a todos los relatos engarzados de tal forma que no leemos fragmentos escogidos al azar, sino un mosaico en cuyas piezas se describen magistralmente los efectos del cerco de Madrid, su vida cotidiana; son narraciones antiépicas, como la del ciego abandonado durante un bombardeo, testimonio de vivacidad emocionante sin aspavientos de epopeya en los que se desliza una tenue nostalgia del pasado tenebroso que pone en pie recuerdos vividos o soñados que los hace más atrayentes.

22 enero 2019

¿No tienen nada que reconquistar? ¡Anímense!


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/01/22/reconquistar-animense/1368026.html

"Una reconquista de seis siglos no es una reconquista" .
José Ortega y Gasset
Ya se habrán dado cuenta, reconquistar está de moda, no me digan que no tienen nada que recuperar: un trabajo, un viejo novio, una casa que nunca fue suya, un cerro de ilusiones perdidas. Pónganse a ello, que nos están animando con ganas los señores estos, los nuevos, los que hablan de reconquistarlo todo, ya sea hoy Granada, mañana Burgos o Lugo. Desde hace unas semanas el que no se plantee como objetivo vital reconquistar algo está pasado de moda; pero para obedecer a estos iluminados hay que recordar lo que dicen que hicieron sus antepasados -no sé si los míos estaban en el ajo- un cerro de siglos atrás, cuando se supone que los suyos reconquistaban. Con las fantasías que nos cuelan de rondón, convendría que nos contasen también algunas verdades.
En primer lugar, no sé la razón por la cual no hay que reconquistar territorios ocupados a sangre y fuego por los romanos. Sí, ya sé que nos trajeron lengua, derecho, arquitectura y demás hierbas; pero nuestros antepasados de los castros y citanias algo tendrían que decir al respecto. Aceptemos, pues, que algo bueno habrían dejado las legiones, aunque solo fuere el latín vulgar o las ciudades amuralladas, con acueductos. Tampoco sé si las invasiones de suevos, vándalos, alanos, godos, visigodos y demás mezclas fueron positivas o no, por lo pronto nos dejaron topónimos y la iglesia de Santa Comba de Bande (Ourense) del S. VIII.
Ellos solo tienen dos fechas, 711 y 1492, dos hitos del nacionalcatolicismo, pero ya tienen todo abanderado, a no ser que intenten reconquistar Cuba, Puerto Rico y Filipinas, como antesala de otra posible desde el Caribe a la Patagonia.

Lo que les hace pupa es que el triunfante catolicismo aún esté dolido desde que don Rodrigo, rey católico y visigodo, fuese derrotado en Guadalete y que pudiese morir en Lusitania. Les duele que en aquella batalla librada en un valle tan raquítico en el que no cabrían ambas tropas se enfrentasen las dos iglesias cristianas del momento, los arrianos del antiguo Prisciliano -para los que Jesús no era dios- y los trinitarios obedientes a Roma -que ya creían en el dios uno y trino- polémica que ya venía de siglos antes, calmada por Witiza y en el XVIII concilio de Toledo, cuyas actas casualmente han desaparecido. A su muerte los arrianos piden ayuda al gobernador godo de Tánger, Tariq, que acude con jefes militares como el que ha pasado a esta historia como el traidor conde don Julián. Las calicatas no dan señales de tantos caballos y caballeros en aquel recoleto, los arrianos son hospitalarios con los recién llegados que no saben nada del islam hasta 140 años después. Todo un lento cambio que llega a un Abderramán I de tez blanca y ojos azules emparentado con damas navarras. Somos mestizos y muy mestizos, España no ha sido siempre católica subvencionada ni se forjó gracias a ninguna reconquista

15 enero 2019

La escuela de la pradera


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/01/15/escuela-pradera/1365922.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=autonewsletter&utm_content=Titulares%20del%20d%C3%ADa

Escuchaba hace unos días las declaraciones de una madre sobre la diferencia entre el derecho a la educación, establecido en el artículo 27 de la CE, y el deber de escolarización -fuere en el tipo de centro que fuere, público, privado, concertado, segregador o la simple convivencia familiar- para lograr el aprendizaje y la socialización de las criaturas. En resumen venía a decir que la familia era libre y responsable de garantizar el derecho a la educación de sus hijos sin que el estado, sus conciudadanos, estuviesen presentes en tal educación. Sé que es una tendencia al alza, por ejemplo en USA, donde hay familias, incluso sectas, que solo se preocupan de explicar el uso de las armas, de la recta disciplina enseñada en la iglesia de turno o de los fundamentos de una comuna más o menos antisistema. También está de moda, por aquí, que se funde alguna escuela de la pradera, de funcionamiento monolingüe en inglés en la que se agrupen los retoños de los clanes con abundantes posibles que consideran necesarios preceptores, institutrices particulares -escogidos y remunerados sin convenio colectivo- que administren las potencialidades de las criaturas a imagen y semejanza de sus progenitores y de sus futuras herencias.
Seguro que el avispado lector ya se habrá dado cuenta de mi voluntad para sostener que el art. 27 de la CE se desarrolle mediante ley orgánica de escolarización pública, mejor que hasta ahora, para prevenir fracasos de froilanes tras los cuales no quedaría más remedio que la intervención de los servicios sociales o de la misma justicia.
Viene a cuento porque parece ser que los nuevos barandas de Andalucía quieren introducir en la escuela el PIN parental, para decidir qué valores y contenidos se explican a sus retoños, si han de ir coloreados a la brasileña en sus ropajes, si se puede hablar de Darwin o del efecto de acción-reacción de la tercera ley de Newton. Pobres docentes, que no puedan huir de semejante desaguisado, que tengan que mandar al teléfono de los padres un mensaje y, en él, pedir permiso para hacer un comentario de texto sobre San Juan de la Cruz por la interpretación erótica de sus versos:
"En una noche oscura / con ansias, en amores inflamada, / oh dichosa ventura! / salí sin ser notada, / estando ya mi casa sosegada (...) En la noche dichosa / en secreto, que nadie me veía, / ni yo miraba cosa, / sin otra luz y guía, / sino la que en el corazón ardía. (...) Quedeme, y olvideme, / el rostro recliné sobre el Amado, / cesó todo, y dejeme, / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado".

Quizá añoren la educación de La casa de la pradera, aquella idílica familia Ingalls y su inolvidable hija Laura que repoblaban tierras de Minnesota en la reconquista de América, ¿o era una invasión y no una reconquista? Habrá que revisarla.

11 enero 2019

Reseca historia que nos abraza


https://www.laopinioncoruna.es/opinion/2019/01/08/reseca-historia-abraza/1363797.html


"España camisa limpia de mi esperanza y de mi palabra viva?",
Blas de Otero Que trata de España (1964)
A partir de aquí, de estos versos, nacen los de Víctor Manuel San José: España camisa blanca de mi esperanza/ reseca historia que nos abraza/ por acercarse sólo a mirarla. (...)/ la negra pena nos amenaza (...)/ la pena deja plomo en las alas. (...)
También podríamos recordar aquellos versos censurados en el poema de Cecilia: Mi querida España en el que no se podía apelar a España como "viva/ muerta; nueva/ vieja; en dudas/ ciega" y sólo se le podía recitar y cantar sustituyendo los viejos versos censurados poniendo a continuación: "mía/ nuestra." ¡Qué poca imaginación la de aquel censor.
El nombre cada vez más manoseado, de nuevo usurpado desde las tinieblas, utilizado una vez más como arma arrojadiza.
Váyanse agarrando a lo que puedan, porque ya no son de Trump, ni Salvini o Bolsonaro y demás hierbas aromáticas que pueblan esos desiertos lejanos.
Desde nuestro secano sureño, desde el plástico que cubre los tomates, hasta las sombras de los olivares, parece que surgen caballeros reconquistadores que quieren unir sus anhelos con los sobrios castellanos viejos para devolvernos a la pura raza. Ya no se respeta el ideal de mestizaje que construye nuestro ADN.
Para protegernos y mantener la dignidad habrá que recordar, cómo no, también a Joaquín Costa (1846-1911) y sus sentencias más valoradas Despensa, Escuela y Doble llave al sepulcro del Cid. Ha sido uno de los que buscaban la regeneración, de los de verdad, que desde su pensamiento contribuyó a la revisión histórica de los pensadores y reformadores, por ejemplo, en Colectivismo agrario. Doctrinas y derechos (1898). Aportando estudios hidrológicos y agropecuarios, por ejemplo; y hasta organizando plataformas sociales que plasmaran en la realidad lo ideado en la teoría.
Al mismo tiempo que compartía el ideal de escuela de la Institución Libre de Enseñanza y su amistad con Giner de los Ríos, es decir demandaba una urgente y eficaz acción educativa en todos los estratos.
Cuando acuñó el lema "doble llave para el sepulcro del Cid, para que no vuelva a cabalgar", aquello sonó como una atronadora irreverencia a las tradiciones patrias: los españoles más europeístas encontraron en este eslogan todo un programa para sacudirse el pelo de la dehesa patria y lanzarse atropelladamente a tomar como más que bueno cualquier cosa que viniera del otro lado de los Pirineos. Los españoles más castizos y tradicionalistas entendieron que Costa era poco menos que un hereje, que lúcidamente desenmascaraba a la oligarquía insolidaria, avasalladora, por ejemplo en el Ateneo de Madrid.
Menos mal que ya Quevedo nos había avisado con tiempo:

"No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca, o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo."