26 septiembre 2006

¿Su hijo maltrata o es maltratado?

emejante afirmación puede poner los pelos de punta a la mayoría de los padres y a la totalidad de las madres. Parece que un reciente estudio de los profesores Iñaki Piñuel y Araceli Oñate de la Universidad de Alcalá de Henares así lo demuestra. Nada más lejos de mi intención querer poner en duda los análisis y los resultados de las 25.000 encuestas sobre el acoso escolar que dieron luz a este estudio; en él nos dicen que un cuarto de la población escolar es maltratada por sus compañeros, Sus datos ponen de manifiesto que entre el 7.5% y el 14 % de los escolares padecen esos maltratos, porque les ponen motes, les retiran la palabra, se ríen de sus errores, son insultados o sufren acusaciones falsas.

Tal estudio está teniendo gran repercusión en los medios, no sólo en los profesionales, que es donde tendría que tenerlos, sino que todas las anarrosas de todas las ondas habidas y por haber se han puesto la encuesta por montera y ¡ancha es Castilla!

Para colmo, nos confirman que el manifiesto peligro se concentra en los alumnos de 3º y 4º de Primaria, que el 40% de los mismos corren riesgo de quedar seriamente traumatizados en su edad adulta. El amarilleo sensacionalista sigue metiendo el dedo en el ojo porque esta es la edad más frágil; aunque creo que mayor peligro hay en la adolescencia, muchos males se sufren en la intimidad, no se comentan ni en casa

Según me cuentan -porque es imposible hacer un seguimiento exhaustivo, sin tener dedicación exclusiva -la cantidad de programas extraordinarios, de entrevistas pixeladas, de testimonios lacrimógenos... roza la saturación y la alarma social está servida.

Seguramente los autores nada han tenido que ver con la fecha de la publicación de sus estudios, lo más lógico es que el comienzo de curso, sea algo absolutamente casual. ¿Ustedes se lo

creen?(...)

21 septiembre 2006

¿Sabe usted qué se estudia en las escuelas?

Las estadísticas educativas de la OCDE retumbaron la semana pasada en todos los oídos. Como imbuidos todos de grandes y buenísimas voluntades, hasta el último mono de la tertulia radiofónica más cutre se ha visto en la obligación de poner su analítico granito de arena, la correspondiente retahíla de elementos culpables de la supuestamente caótica situación educativa que se padece; asimismo todo quisque se muestra ungido de la ciencia infusa suficiente para atajar todos los males educativos presentes y futuros.

De la misma manera, no hay cola en supermercado ni café mañanero que consiga evitar el tema de marras: el de los pocos saberes que acumulan nuestros jovenzuelos y de cómo los enderezarían ellos, de cómo pondrían a andar a los popes del sistema educativo sin el menor esfuerzo, porque, vamos hombre, que ya está bien de tanta mano blanda y de tanta holganza.

Las alineaciones y éxitos de la selección nacional de fútbol que haría cada español se están quedando cortos; aquí todo el mundo sabe ya cuándo ha de repostar combustible Fernando Alonso y, por supuesto, cuál ha de ser el diseño curricular desde la educación infantil al doctorado europeo.

Los más ampulosos eruditos en todo cuanto asunto sale por la tele e ignorantes integrales en la materia que nos ocupa, rápidamente extrapolan un par de gráficas y el titular del periódico gratuito de turno, lo aderezan con los humores que destile esa mañana la emisora que use para soportar el atasco y ya se componen una solvente teoría que dejaría con la boca abierta al mismísimo Don Claudio Moyano Samaniego si levantase la cabeza; de un plumazo solucionan el déficit inversor, el abandono escolar y, sobre todo, la comprensión lectora; el caso es poner la lengua a paseo y adornar el discurso de buena fraseología supuestamente experta.(...)

12 septiembre 2006

Saber y ganar

Mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía. Retrato. A. Machado

Cuando a ustedes les cuenten chistes de argentinos, desconfíen, siempre encontrarán que los tópicos a los que hacen referencia son mucho más universales y también más transversales que la presunta vanidad que se les adjudica a sus protagonistas. No sólo ellos se suicidan subiéndose a su ego y tirándose al vacío, usted tiene varios primos hermanos así. Tampoco todos los argentinos nacen con el diván debajo del brazo, aquí muchos de sus vecinos lo alquilan por horas o le dan la misma utilidad a cualquier otro mueble. Tampoco son los únicos que se duchan con agua fría para no empañar el espejo y poder contemplarse al secar su cuerpo serrano recién lavado. No tiene que creerse nada cuando le digan que los tres monosílabos que nunca pronunciaría un argentino son no lo sé, miren a la derecha o no y seguro que se encuentran con múltiples ejemplos de que sus conciudadanos tampoco los usan. Qué va, nada más lejos de la realidad, los pocos argentinos que conozco se lo trabajaron siempre muy duro. No son egoístas ni vanidosos, tampoco su afición al psicoanálisis es tan patética como la de los que se miran al ombligo a todas horas.

Toda la digresión anterior viene a cuento para prevenir a los incautos de que puede ser que, en algún momento, se encuentren ante lo que suele llamarse, injustamente, conflicto generacional; algo que no tiene que ser un lugar común entre padres e hijos, sino que es más frecuente que surja entre compañeros de trabajo, de tertulia o en la taberna.

No vayan a echarse las manos a la cabeza pensando que su alumno, colega o amigo más joven es argentino, repito, aunque los tópicos le den pie a intuirlo. No, hombre, no, que es tan español como usted y como yo, sólo que se piensa más listo que usted. Le llevará la contraria, pero quizá sea por candidez. Le dirá que sabe mucha historia, que es un gran preocupado por su estudio, por lo que pasó, por lo que le cuentan del pasado.

Un consejo, gratis y a beneficio de inventario, en esos casos nunca les cuente usted mili de ninguna clase, primero porque será un peñazo, segundo porque no la entenderá y tercero porque no le importa. Usted será feliz en el aura mediocritas.

Los tiempos cambiaron siempre, pero los niños siempre quisieron ser dictadores, los alumnos, enseñar...y todos tienen razón, sólo hay que fijarse en cómo un tipo como Rubalcaba acaba con Bono, Vázquez, Maragall y lo que te rondaré morena.

Seguramente ese ministro calvo y multiusos, sabe lo que es perder, seguramente rió y lloró mucho en esta vida, por lo tanto sabe ganar. Algo así dicen los carteles detrás de las barras, en algunas tabernas coruñesas.

El Grito´ y demás sobresaltos

Ya apareció El Grito, el cuadro de Munch robado hace un par de años. No sé de qué se asombraba el personaje, dicen que simboliza la angustia existencial del hombre moderno; pero quien esté recién llegado a los periódicos de este septiembre puede ser que tenga motivos para que le hagan unas buenas fotos con la boca abierta y quede vacunado contra esta depresión moderna que llega después del verano.

En principio cuídese mucho de contestar cuando le pregunten qué tal las vacaciones y mucho más de decir que fue A Cuenca, porque a la mínima su interlocutor le sacudirá con sus aventuras en la Antigua república yugoslava llamada Macedonia (no la griega), puede ser que incluso le inocule una sesión de montaje fotográfico en PowerPoint con su musiquilla y todo. Si sucede esto no se desespere.

Puede ser ver que vea la coruñesa calle Real sitiada por grilleras y a probos ciudadanos de uniforme apaleando a señores negros que defraudaron a la Sociedad General de Autores y Editores. Repóngase.

La foto de Felipe González con el presidente iraní le puede hacer dudar de la fecha de periódico o de que usted se haya incorporado a la cruda realidad dotado, como estaba, de su propio buen juicio y de toda su sana razón.(...)