28 agosto 2012

Reforma o retroceso (y IV)

http://www.laopinioncoruna.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2012082800_5_640428__Opinion-Reforma-retroceso

Hemos visto estas semanas algunos de los ejes básicos del Anteproyecto de Ley para la Mejora de la Calidad Educativa y hay un par de tópicos que se repiten sin cesar y alguno de ellos basado en experiencias revisables, es cierto que hay que reducir el número de asignaturas y centrar la carga lectiva en unos contenidos mínimos y básicos, pero no se trata de recortar el currículo actual, sino de adaptarlo y que esa terminología neoconservadora de "volver a lo básico" se convierta en el criterio de clasificación que empuja al alumnado que tenga "situación socioeconómica desfavorable". 

Wert equipara así pobreza y poca capacidad para el estudio y pone al mismo nivel ambas realidades, la de tener muchas dificultades en los estudios y menor capacidad para seguir las clases, con vivir en una familia con ingresos económicos bajos. Lo cual refleja la visión que el equipo ministerial de Wert tiene. 

Otra obsesión es la de convertir la educación en una carrera constante de obstáculos y superación de pruebas y reválidas al final de cada etapa (Primaria, ESO y Bachillerato), apostando por un modelo de enseñanza basado en la presión del examen, frente a un modelo educativo más centrado en las necesidades y motivaciones del alumnado. Es lo que él entiende por "cultura del esfuerzo" y "carrera meritocrática". 

En vez de buscar estrategias y formas de motivar y entusiasmar al alumnado por el conocimiento y el aprendizaje, se concibe la educación como un camino de penitencia y sufrimiento, sembrado de pruebas y exámenes continuos, que hace revivir la "letra con sangre entra". El problema añadido es que se acaba estudiando lo que se evalúa y se centra el tiempo y los esfuerzos docentes en preparar al alumnado para resolver pruebas y exámenes en todas las etapas educativas, como ya pasa en 2º de Bachillerato de cara a la selectividad. 

Uno de los elementos más peligrosos de la nueva reforma busca someter los centros educativos a las exigencias del mercado, especialmente a la competitividad, estableciendo pruebas externas a nivel nacional, para ofrecer una clasificación de colegios según sus resultados. Con el fin de que los clientes puedan comparar y elegir aquél que más pedigrí aporte. En este mercado competitivo las escuelas se hacen más selectivas, rechazando al alumnado que presente mayores dificultades y que pueda hacer descender sus resultados y su posición en la clasificación del ranking de resultados de estas evaluaciones. Como consecuencia de lo anterior está el pago por resultados. Se trata de aplicar refuerzos e incentivos a los centros, no ya en función de las necesidades del centro y de su alumnado, sino de acuerdo con los resultados que obtienen en esas evaluaciones. En definitiva, condicionar la financiación pública a los resultados obtenidos. 

Para conseguir todo lo anterior es evidente que buscará lo que él llama "Nueva Gestión". Es decir, gestionar los centros públicos según las recetas de la empresa privada, mediante una mayor autonomía financiera que requiera de fuentes de financiación privadas ante la insuficiencia de la financiación pública. Financiación externa de patrocinadores que imponen sus logotipos y exigencias, introduciendo los intereses privados y mercantiles en la educación pública. A ello se añade la especialización de los centros para ofrecer una oferta competitiva y especializada a la clientela; así como la profesionalización de la dirección, como gerentes o directivos profesionales especializados en gestión empresarial y de recursos humanos de forma eficiente y con rentabilidad económica.

22 agosto 2012

Reforma o retroceso (III)

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Hablábamos la semana pasada de los itinerarios hacia la FP, trataremos hoy de clarificar qué FP es esa del modelo alemán que se promete como bálsamo de Fierabrás, pero no se da cuenta de que nos costó mucho trabajo y dinero, europeo por cierto, para llegar a tener los subsistemas de formación reglada, formación para el empleo y formación continua, todas por supuesto susceptibles de mejora, sobre todo en los aspectos prácticos, que tendría que proporcionar el tejido empresarial español, si no viviésemos en un país de tenderos especuladores en vez de empresarios.
Pues bien, veamos antes unos números: en Alemania se invierte al año por alumno aproximadamente 18.000 euros, mientras que aquí el gasto es de 7.000. La economía alemana invierte casi 30.000 millones de euros al año en este tramo educativo y hay unas 500.000 empresas impartiendo formación profesional. Llegar a estos niveles de gasto parece algo incompatible con las intenciones del ministro y de los empresarios, ¿para qué una empresa va a querer invertir en esto cuando tienes ya becarios formados trabajando prácticamente gratis? El modelo alemán supone una privatización sin miramientos; el 60% de las clases lo dan las empresas, lo que quiere decir que sobra ese mismo porcentaje de profesores de la enseñanza pública, es más ni el mismo modelo alemán es uniforme y homogéneo. En torno al 40% del alumnado mantiene la formación dual, en alternancia, entre los centros educativos y las empresas. Otro 30% está en un sistema parecido al de aquí, formación y luego prácticas, y un 20% está en talleres para aprender un oficio. No es el conjunto del sistema el que está en alternancia; incluso está en retroceso en un país que tiene una tradición de formadores dentro de la empresa y con un tejido empresarial que no se puede comparar con el de aquí.
A mayor abundamiento se copia lo peor del sistema, el propio chaval tiene que ir buscando qué empresa le quiere como aprendiz, en vez de tener asegurado un puesto en una de las especialidades que estudie, y se garantiza que si se implanta parcialmente, dejará al alcance de la empresa una mano de obra muy barata y muy precaria. Es objetivamente dudoso que nuestro tejido empresarial pueda ofrecer empleos y a la vez plazas de formación, corremos el riesgo de que las empresas dejen de contratar a trabajadores que les salen más caros y con más derechos si los alumnos les solucionan algunas tareas. Hay una incongruencia entre este modelo y lo que se supone que se demanda en el mercado laboral, hablamos de que el trabajador se tiene que formar toda la vida, y ¿le ofrecemos una formación a la carta de una empresa? Según su propia lógica, se supone que el trabajador tiene que ser versátil, tener competencias abiertas... Es decir, dedicaremos así la educación obligatoria a preparar mano de obra barata, flexible y polivalente, dotada con los conocimientos instrumentales básicos para acceder a un futuro mercado laboral precario y en constante rotación. Lo que Berlusconi resumió con el lema de las tres íes: Inglese, Internet, Impresa (traducido aquí, este último por "espíritu emprendedor").



15 agosto 2012

Reforma o retroceso (II)

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Otro folio destinado a desentrañar los planes de la reforma de Wert. Quiso en un momento, cuando su partido desmontaba el Pacto por la Educación y durante la campaña electoral, lanzar la especie de las bondades del bachillerato de tres años, creyendo así que se ganaba el favor del profesorado que añoraba el BUP, sin darse cuenta de que no se puede desandar lo andado y si la enseñanza ya es obligatoria hasta los 16, su reforma no puede echarla atrás. Quiso hacer el guiño de un 1º de bachillerato obligatorio y gratuito y enseguida le preguntaron quién lo pagaría en los centros concertados. Buscaba un paso atrás en la segregación de flujos de alumnos, retirar a la gente del camino a la universidad y los ciclos superiores de FP antes de tiempo, quebrando así una de sus finalidades esenciales: garantizar una formación básica común equiparable para toda la población escolar. Pero no cejó en sus intentos y el texto que tenemos delante persigue los mismos objetivos sin cambios de letrero: segregar, seleccionar y clasificar cuanto antes al alumnado mediante "itinerarios". Los programas de cualificación profesional (PCPI), una vía para aquel alumnado con mayores dificultades de aprendizaje y que sólo se tiende a utilizar en último extremo para dar una oportunidad de titulación con una orientación hacia el mundo laboral a los 16 años, se adelantan a partir de 2º de la ESO, es decir, con menos de 15 años y sin haber agotado todas las medidas de atención a la diversidad a lo largo de la escolaridad obligatoria. 

Además se empuja a estos programas al alumnado que tenga "situación socioeconómica desfavorable". Wert equipara así pobreza y poca capacidad para el estudio y pone al mismo nivel ambas realidades, la de tener muchas dificultades en los estudios y menor capacidad para seguir las clases, con vivir en una familia con ingresos económicos bajos. Si siempre fue así, no sabe Wert por qué ha de cambiarse. 

No queda ahí la cosa. Se adelanta también la vía hacia la FP a 3º de la ESO, a través de asignaturas optativas, para que en 4º los itinerarios hacia la FP o el Bachillerato estén bien diferenciados. Itinerarios que no conducen a reducir el abandono y el fracaso escolar, como pretende hacernos creer, sino a eliminar progresivamente la comprensividad y la igualdad de oportunidades durante la etapa obligatoria en educación, derivando cuanto antes a la población escolar con mayores dificultades o menos recursos hacia la FP de grado medio, convirtiéndola de nuevo en una vía de segunda categoría. 

Para más jorobar, los itinerarios que prevé la reforma que viene tienen más que ver con lo laboral que con procurar ningún avance en lo educativo. Todas estas reformas, aunque no lo digan claramente, están intentando hacer un doble sistema, la reproducción exacta de lo que ya se está haciendo en el mercado laboral, un pequeño grupo de trabajadores privilegiados que son los que van a necesitar una alta formación, y el resto, condenados a la eterna precariedad. Los gurús suponen que con un 20% de alumnos de excelencia -quienes se han adaptado y asimilado al sistema- el mercado tiene suficiente y se arrojará a los itinerarios basura al alumnado con mayores dificultades, con la pretensión de que no entorpezcan al resto.

07 agosto 2012

Reforma o retroceso (I)

http://www.laopinioncoruna.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2012080700_5_634426__Opinion-Reforma-retroceso


Aunque fue tema recurrente en este folio, por su actualidad e inmediatez, seguramente estas semanas puedan servir para un análisis detenido sobre alguno de los aspectos más polémicos de la Reforma Educativa que parece querer llamarse Lomce.
El 31 de enero José Ignacio Wert, Ministro de Educación, compareció en la Comisión de Educación del Congreso dejando entrever la línea ideológica que va a seguir la próxima reforma educativa. El ministro insinuó futuros recortes en la financiación de la enseñanza cuando manifestó que "no hay un problema de falta de recursos en la enseñanza pública, sino de eficiencia en el empleo de estos recursos", es decir, profesores: ganáis demasiado y gastáis mucho en tiza. Afirmación que rebaten las cifras. Actualmente, la media de inversión de la UE se sitúa en el 5,5% del PIB, mientras que aquí estamos en el 4,3%. Finlandia, que aparece como paradigma de éxito escolar en los resultados de evaluaciones internacionales, tiene una inversión del 6%. Parece obvio que en las intenciones del gobierno priman el ahorro y el recorte, ahorro presupuestario, recorte de profesores y, lo que es peor, de alumnos. Sus observatorios sabrán desde edades muy tempranas separar el trigo de la paja. Recuerdo a aquel profesor de dilatada carrera y contando los meses para llegar a la jubilación que a todos los padres que le visitaban en la tutoría antes de Navidad les decía lo mismo: "lo que el chaval no ha hecho hasta ahora, no sé si podrá hacerlo".
Empezó con el campanazo electoral de la EpC para satisfacer a los sectores más levantiscos y no tocarle un pelo al clero dominante. Todo lo que tiene que ver con la diversidad en los modelos familiares y en la orientación sexual, con la cultura de la paz y el diálogo, con la igualdad entre hombres y mujeres, con la reflexión sobre la violación de derechos humanos, la pobreza, a los conflictos sociales y las desigualdades que se dan en nuestra sociedad, con la discriminación, no solo la homofóbica, sino toda forma de racismo o xenofobia, deja de existir.
Desde un primer momento se vio que el perfil ministerial tenía más que ver con el marketing que con la ciencia y la docencia. Si hay que ir a las fuentes, estas sin duda están en Madrid, el prototipo.
El modelo se basa en mayor presencia del sector privado en la educación en la que se implementen los recursos privados y tratando de darle un carácter subsidiario a la red pública con ocurrencias mercantilistas como el Bachillerato de excelencia o los listados-ranking de centros.
La Comunidad de Madrid es una de las autonomías con mayor porcentaje de alumnos de educación no universitaria escolarizados en centros privados, un 43%. Además, es líder indiscutible en educación privada sin concertar, con un 18% del alumnado en estos centros. También es la que menos porcentaje de su PIB dedica a inversión pública en educación, tan solo un 2,9%. Son cuentas y no cuentos.
Otra de las sorpresas que nos tenía preparadas es reformular la educación infantil. "La educación de 0 a 3 años no es educación, sino conciliación", ha dicho Wert. El ministro insiste en que tenemos que verlo como un apoyo a la conciliación y ser conscientes de que no basta con aportar recursos a la creación de infraestructuras, porque luego estas son enormemente caras de mantener, son caras de alimentar y se traslada su mantenimiento y alimentación a otras administraciones, puesto que ya estamos hablando de políticas sociales. Si tuviera algún conocimiento no mercantil sobre esta etapa sabría que tiene identidad propia, cuya finalidad es contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los menores, pero no hay rendimiento a corto plazo.