27 noviembre 2007

En público: aquí estoy yo, para que me vean y sepan de lo que soy capaz

Recuerdo a un viejo sindicalista contar que sí, que todo su trabajo había sido muy productivo, que las condiciones laborales de sus compañeros habían medrado a fuerza de lucha y tesón, pero que lo que de verdad había hecho más por los trabajadores en este país había sido el anís Castellana y el coñá 103, en forma de solysombra madrugador antes de subirse al andamio, en público. Cualquier jovenzuelo, de los de hace treinta y tantos, con sus dieciocho recién estrenados, se preparaba para examinarse del permiso de conducir; en la puerta de aquel descampado en el que tenía que hacer el aparcamiento, arrancar en rampa o acertar con la curva marcha atrás, seguramente recuerda que había un pequeño quiosco que se hacía de oro despachando copas de Fundador desde buena mañana; a veces era el propio profesor de la autoescuela el que invitaba y le infundía ánimos para acercarse a la terrible prueba con el valor suficiente -con el gaznate engrasado por un par de copazos- y demostrar su ¡aquí estoy yo para lo que me echen! Y quien quiera verlo que lo vea.Bajar a la mina con un análisis de sangre en perfecto estado de revista pocos lo recuerdan y subirse a un barco del Gran Sol, así, por la buenas era caso excepcional, en público. Todo el que se haya acercado cualquier madrugada de invierno a la llegada del pescado a las lonjas habrá observado que las mujeres que estibaban las cajas desde los barcos o desde los camiones siempre tenían a su lado, sin perderla de vista una botella de gaseosa que, lógicamente, no contiene ese refresco dulzón, sino el alcohol suficiente para demostrar a cualquiera y en cualquier momento con quien se la está jugando. No es que me quiera centrar ahora en la apología del ex presidente Aznar increpando a los que le hacen sospechoso de llevar su liberalismo hasta el extremo de saltase el código de la circulación, pero es su modo de rebeldía, de hacerse ver, sacando fuerzas de flaqueza, como el rey que manda callar, así, de malas maneras, que aquí mando yo y no hay nada más que hablar, en público.No sé la razón por la cual nos rasgamos tanto las vestiduras ante hechos perpetrados en público, a sabiendas que son delictivos, que son susceptibles de castigo legal y que todos los propagamos a los cuatro vientos. El salvaje que pateó a la chica inmigrante delante de la cámara del metro era consciente de que lo hacía en público y de que su hazaña le convertía en semihéroe de la comunidad, no necesita más estímulo externo, alcohol, drogas... lo que fuere, para autoconvencerse de que iba a ser el rey del mambo.Cualquier mozalbete descontrolado por quienes deben controlarlo y ponerle límites, sabe que su paliza propinada ante un móvil grabando le produce las mismas descargas de adrenalina que los garrafones que se servían en las cantinas cuarteleras. No creo que haya que buscar causas muy profundas para encontrar razones para superar la baja autoestima y los mecanismos de proyección para superarla, en público.

20 noviembre 2007

¡Ay Bolonia!, ¿Hay Bolonia?

No me lo creerán pero para muchos lo de Bolonia no es más que la salsa del espagueti y para los cultitos de turno es donde da doctrina Umberto Eco y la sede del Real Colegio de España donde estudian dos años los llamados bolonios, beneficiarios de las becas instituidas por el Cardenal Albornoz para las que es necesario cumplir y acreditar los requisitos derivados de aquella voluntad fundacional: ser varón, español, católico, de conducta irreprensible, menor de treinta años, licenciado en España con muy buenas calificaciones, no padecer enfermedad ni defecto físico o psíquico incompatible con el ejercicio de las funciones correspondientes y no ser funcionario público. Pero hoy Bolonia es algo más que todo eso, es lo que se está llamando desde hace ya años el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), pero ¿qué es? Lo que llega a la opinión pública es que dentro de un par de años ya no habrá licenciados, que habrá graduados -y que nadie me haga chistes fáciles con Dustin Hoffman-, que habrá máster y doctores. La culpa fue del Uruguay y su Ronda, siguió el informe Delors -Enseñar y aprender: hacia la sociedad cognitiva- hasta que al fin unos pocos rectores y ministros europeos se pusieron de parto y nació el EEES. ¿Para qué? Seguramente con un buen fin, hacer realidad la acreditación de la formación y de las capacidades profesionales, la movilidad de profesores y estudiantes. ¿Quién estaba detrás?, sin duda la comercialización de servicios (GATS) promovida por la Organización Mundial de Comercio, la mundialización de la que tanto hablamos y de la que tanto oímos.Pero la madre del cordero tiene que ver con el hecho de que la Unión Europea (UE) no tiene capacidad para legislar en materia educativa y hay que buscar la triquiñuela que permita saltarse ese pequeño escollo legal mediante acuerdos como el que nos ocupa para después adaptarlo a la legislación de cada dominio rectoral. A partir de ahí pasen y vean, licenciaturas que saltan de cinco cursos, a tres, a cuatro, así, sin red. Cocinado todo sin debate, negociación, acuerdo de ningún tipo con ningún interlocutor representativo, sólo los rectores sazonan el guiso, eso no es forma de cocinar.Por otra parte estos cambios afectarán al resto del sistema educativo, empezando por la forma de acceso a la universidad y aquí sólo se entera el que tiene la sartén por el mango.Las condiciones de trabajo de los profesores, su captación para el sistema se deja en manos, también, del mercado. Si algo se parece más al régimen semifeudal de las subcontratas de la construcción es la variedad de la fauna y flora que puebla las múltiples variedades de los puestos de trabajo que se pueden desempeñar en una universidad, desde el mandarín plenipotenciario hasta el meritorio más pringado en forma de beca cutre, pasando por todo tipo de situaciones funcionariales, laborales y mediopensionistas que soportan obligados por la necesidad todos aquellos que no han sido cooptados por la empresa privada, que paga bien después de hacerte sufrir bien; afortunadamente también quedan los que en realidad piensan que lo que ha invertido la sociedad en su formación merece que ser devuelto en forma de dedicación a la institución.

14 noviembre 2007

De privatizaciones y `botellones´

Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras
Miguel Hernández
Ilustres nacionalistas coruñeses de todo pelaje y condición que siempre han lanzado sus palangres para la captura de votos entre el personal de más tierna edad, desde los viejos tiempos a los más modernos de la oposición municipal y espesa, se encuentran ahora con la enjundiosa tarea de dar solución al problema del botellón; pero una solución de gobierno, no una de estas saliditas demagógicas de las de disparar a corner.El asunto es que hay que quitar a la marabunta de la ciudad vieja y sus aledaños y trasladar ruido, bebidas, música, basura y mozalbetes a otro sitio. El problema es complicado, los ediles han de contentar a los vecinos protestotes, que -por cierto- pertenecen a asociaciones, coordinadoras y demás entes con gran influencia de su propia clientela; pero, claro, el voto juvenil es el voto juvenil y no es deseable dejarlo a merced de la abstención asocial, ni de desalmados demagogos izquierdistas que quieran faenar en esos caladeros. Dura faena esta de depender del voto, siempre desagradecida.Se han oído voces que parecían salidas de un concurso de monólogos de humor para participantes que hubieran fumado previamente sustancias de variada composición, por ejemplo, se ha hablado de proyecciones de cine de arte y ensayo, supongo que subtituladas, gratuitas y en horario noitebus, ¡buena idea! Por lo menos 150 jóvenes estarán fuera de la circulación. También escuché el rumor de no sé qué de unas tortillas, no sé si se trataba de proponer reparto gratuito de las mismas, de un concurso de elaboración o de una de guerra de lanzamiento del plato betanceiro por excelencia, bien, vamos bien, ese es el camino, están locos estos romanos.También, y cambiando un poquito de tema -mas no de personajes-, podríamos seguir hablando de nuestros próceres nacionalistas en el gobierno gallego. Después de bramar y bramar contra toda privatización, contra toda fundación pública, ahora comprobamos que desde diferentes ámbitos de su responsabilidad presupuestaria se disponen a privatizar servicios delicados que por su carácter, complejidad y rigurosidad no deberían ser puestos en manos de la empresa privada. Es decir, y hablando más claro, la atención a los dependientes, mayores, minusválidos... su cuidado está sujeto a un presupuesto público, si concedemos el servicio a una empresa privada, ésta que lógicamente no trabaja por amor al arte costeará el servicio y se reservará, como está mandado, el beneficio empresarial, eso sí, sin haber arriesgado un duro de su capital. Ese beneficio empresarial puede salir de las condiciones laborales de sus empleados o de la calidad del servicio a los usuarios, adivinen de dónde sale, seguro que de ambas partes. ¡Sombra de lo que eras!Otro día podremos dedicarle más atención, pero simplemente pongan atención cuando lean SEAGASA (Medio Rural), SOGASERSO (Vicepresidencia), GALESCOLAS (Vicepresidencia), AGADIC (Cultura), INSPECCIÓN DE VERQUIDOS (Medio Ambiente)...

07 noviembre 2007

Acelga y grelo

No sigan leyendo los que busquen divulgación sobre las virtudes dietéticas de las verduras ni los que indaguen sobre recetas originales.Les quiero hablar de lo que algunos conocen, dentro de poco se convocará un concurso de méritos para que los profesores de instituto puedan ser catedráticos. Pues bien, si la leen, verán que allí se les exigirá cierta experiencia y antigüedad, se les premiarán sus cargos, sus investigaciones, publicaciones, titulaciones, master, doctorados... todo parece lógico hasta que llegamos al punto clave del apartado correspondiente a la titulación de gallego, el candidato ha de estar en posesión del Celga 4 ¿Cómo que no sabe usted qué es el Celga 4? ¿Lo dice así, a pecho descubierto? Sin el Celga 4 no se puede andar por el mundo, amigo mío, es usted un imprudente.El bueno del Certificado de Lingua Galega se obtiene habiendo cursado 150 horas de cursillos cutres o superando el correspondiente examen. De nada sirve que el candidato lleve 15 o 20 años por Galicia adelante, pisando toxo, entendiéndose y haciéndose entender por sus congéneres, seres humanos alumnos, padres, colegas. Ahora el mayor freno es el titulín de marras, es más, el concurso de méritos es tan aséptico y objetivo que el candidato no ha de demostrar ser un buen profesional, que no tortura psicológicamente a sus alumnos, que no está permanentemente subido al pedestal de su orgullo distanciador del que aprende. Nada de nada, papeles y más papeles. Después de verse preventivamente excluido de la convocatoria, al candidato se le quedó cara de acelga (a-celga, sin celga) como al protagonista de aquella vieja película de Pepe Sacristán.A ver cómo se buscan la vida nuestros "acelga" o qué solución les dan nuestros intelectuales del país encantados de la vida como están con estos nuevos anuncios de los supermercados que nos animan a vivir en gallego o a verse gallego.Supongo que los aprendices de delincuente de Boiro que pateaban y grababan al compañero, por su edad ya tendrán el Celga 2 o el 3 y se les notaba que vivían la paliza en la lengua del país, energúmenos; el otro casi la muere, también en la lengua del país. Quizá les haga falta menos celga y más educación para la ciudadanía.Yo creo que la solución pasa por reconvertir a los acelga en grelo, es decir, que previa reeducación pasen a formar parte del "Grupo de Ensinantes Lingüísticamente Óptimo".Hubo un tiempo en el que se puso de moda el término disléxico, se usaba con alegría, se decía "es un poco disléxico", incluso en las aulas, sin diagnóstico previo, los chiquillos llegaban a insultarse, "disléxico, más que disléxico". Con el término autista, pasó algo parecido. Ahora sólo nos queda que los claustros se dividan entre los acelga y los grelo, que se increpen sin pudor.Ni que decir tiene que aquel logroñés, eminencia de la biología, que este verano se enamoró de una farmacéutica gallega, lo lleva claro si quiere ser catedrático en un instituto gallego. Tiene Internet para rato si ella no se marcha a vender paracetamol a los riojanos. El carné de identidad no les sirve para nada.