30 octubre 2014

Manos negras, manos limpias y manos lavadas


.http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/10/28/manos-negras-manos-limpias-manos/893146.html


No sé por qué causa tanto revuelo mediático la vida del joven Francisco Nicolás, sus fotos con el poder, sus aparentes ingresos desmesurados sin origen conocido y sus intentos consumados de chantaje a empresarios susceptibles de ser corrompidos por conseguidores de los de siempre. Creo que simplemente al nota este se le ha ido la mano a la hora de la publicidad y ahora lo han dejado caer después de haber prestado buenos servicios a la "mano negra" que dicen le manejaba. Seguramente no será tan negra, estará bien limpia de polvo y paja o se estará lavando, bien lavadas, las manos como el pilatos bíblico.
En los episodios que estamos observando, que se solapan día a día, toda esa serie de manos negras, limpias y lavadas trabajan a una velocidad endiablada, tanto que las ediciones en papel de los periódicos nacen caducadas frecuentemente, porque a veces parece que la rapidez de los juegos de manos de los ilusionistas son maniobras de aficionados, comparadas con las de estos señoritos que no se despegan del botón del pánico para borrar sus archivos informáticos comprometedores para propios y extraños; antes era todo más fácil, los papeles de las cuentas de ensartaban en un alambre con forma de gancho pendiente de una estantería de la trastienda.
En resumen, que eso de "su cara me suena" no cuela y menos cuando los que pronuncian la frase son los que luego, ante el juez, sufren ataques de amnesia sobrevenida, como la de un exministro de Economía, o sorprenden por la estupidez mayúscula en el caso de un inspector de Hacienda que no sabe qué se declara y qué no tributa al fisco.
Alguien decía días atrás que esta sociedad estaba plagada de santos, que éramos todos querubines inocentes ante lo que se nos pasaba por delante de los morros y lo sufríamos en silencio. Servidor disiente y sigue sosteniendo que una gran mayoría silenciosa calla porque entiende, comprende, se solidariza y, en muchos casos, lo único que tiene es envidia por no poder hacer lo mismo.
No me extrañaría que el joven manejado por la mano negra, que intenta conciliar con los oscuros de las manos limpias y que está rodeado de comilitones que se lavan las manos, acabase siendo alabado desde las alturas; este país es así.
En Alemania un ministro pierde su puesto por apropiarse de ideas ajenas para su tesis doctoral, en España nombramos doctores honoris causa a Mario Conde o a Rodrigo Rato. Claro que para higiene manual a prueba de ébola no hay como la del presidente Rajoy, este sí que es un artista a la hora de lavarse las manos, desinfectárselas, huir de los posibles contagios, escabullirse por los pasillos sin dejar que le toquen, está bien protegido por las manos negras, por los de las supuestas manos limpias?, parece que le cunde para ir tirando

¿El presidente se aburre?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/10/21/presidente-aburre/890733.html

Dicen las malas lenguas que el presidente Feijóo ya no se encuentra cómodo en su puesto, que ve cómo las cosas en Madrid van mal y que no es inteligente, que es un desperdicio lo que están haciendo con él, que una persona de su experiencia y demostrada valiosa gestión está llamada a ocupar más altas dignidades en la gobernación de las Españas.
Incluso hay quien dice que la carambola que se pudo haber producido si hubiese fallado el nombramiento de Cañete como comisario europeo -que no falló por los pelos-, dejaría vacante la sede de la ministra de Fomento, llamada entonces a Europa, y pasaría a ocuparla el otro gallego de confianza de Rajoy, es decir, Núñez Feijóo retornaría a la capital haciendo un enorme sacrificio y al mismo tiempo escapando de la quema de pokemons y pikachus antes de las municipales en las que va a arder Troya; alguno como Negreira en A Coruña buscan colocación y al de Educación no se le ve salir de Ourense. Las navajas virtuales ya se afilan en las pequeñas villas para salir en la foto; nada distinto, por otra parte, de lo que pasa en los otros bancos, los de la oposición; pero la responsabilidad no es la misma.
También hay quien busca la prueba del algodón para sostener tal teoría en el propio diseño de los presupuestos, los datos que se conocen hasta ahora, dicen que están perpetrados a desgana, que no se han buscado efectos especiales en el proyecto, que no hay fuegos artificiales para celebrar la salida de la crisis y animarle un poco la pestaña a la ciudadanía.
Siguen partiendo de que vivimos en un país de jauja que nadie ve; en esta esquina de la Península sigue habiendo doscientos mil parados y treinta mil hogares sin ingresos, no se ven los estímulos al empleo ni al consumo para tirar del carro.
El caso de los empleados públicos es ejemplo de error de bulto, aunque tenga ases en la manga para dentro de unas semanas, la congelación salarial continúa y también la rebaja de las extras (otro 4% añadido al total acumulado en los últimos seis años), el pellizco de recuperación de la extra del 2012 que se está ganando en los juzgados no lo garantizan ni lo prometen.
La reposición de los puestos de trabajo de los jubilados seguirán en el limbo y, por lo tanto, la inestabilidad de las plantillas será cada vez mayor en detrimento de la calidad y cantidad de los servicios públicos que la ciudadanía paga con sus impuestos.
La prepotencia del señor feudal que nos preside no tiene límites, lástima de vasallos si tuviesen buen señor.

14 octubre 2014

Escándalo, es un escándalo

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/10/14/escandalo-escandalo/888336.html

"El pantano siempre visto de reojo por los vecinos como lugar insalubre, infeccioso, agua estancada de la que hay que desconfiar, líquido que se calienta y corrompe al calor de la primavera y ya no se lava hasta que llega la gota fría de otoño"
"El mar limpia, oxigena, el pantano pudre. Como la guerra, la comisaría y la cárcel"
Rafael Chirbes En la orilla
Evidentemente no estoy promocionando a Raphael, que no precisa de mí para vender música, ahora que es ídolo en los festivalesindie? no me pregunten qué es eso, no he indagado mucho, pero tampoco me quita el sueño. En todo caso estoy más cerca del desencanto que nos abrió los ojos a muchos en el tardofranquismo ofreciendo, en público documental, el ajuste de cuentas en la familia Panero.
Está claro que estoy refiriéndome a un escándalo que tapa otro escándalo y no sabemos dónde está el límite de los escándalos; Bárcenas ya nos parece un dinosaurio y la Gürtel es casi contemporánea del mago Merlín. Parece que cada uno va tirando de su hilillo y deshaciendo el ovillo; eso sí, siempre dosificando las filtraciones y que no le quede a nadie menos de un as en la manga, por lo que pueda pasar. Hay daños colaterales en toda esta historia de los dineros despistados, es inevitable ¡qué le vamos a hacer!, tratan de consolarnos. A jueces que no tocan la misma partitura, desentonan, les va mal en este escenario, y al pobre can, sospechoso del ébola, mejor le hubiese ido si fuere un perro policía para detectar sustancias prohibidas.
Grandes y pequeñas miserias surgen por doquier, son como las que relataba Rafael Chirles en Crematorio y las que siguen en la imprescindible y actual En la orilla (Anagrama 2013), que ya acumula otros cuatro premios, además del Nacional de Narrativa del 2014; seguro que les pasó lo mismo, que la reposaron para conseguir digerir todo lo que nos cuenta.
Leer todos los días en la prensa el abuso de turno, el que toca, como el que lanza un órdago, como el que empuja la primera ficha del dominó para lograr el efecto en cadena, no tiene mérito; llega a producir esa acidez crónica en la boca del estómago y sube por el esófago que no hay almax que la aplaque, pero a la que hay que hincarle el diente sin piedad.
Porque es la España de hoy, nacida de las ciénagas de antaño, la gran metáfora de la novela; la España del discurso de la codicia, del dinero, de los tiempos de derroche, pero no se ha quedado ahí. El escritor ha ido más allá, ha bajado a las alcantarillas, ha escarbado en el lodo del pasado para hallar los orígenes, lo que se esconde detrás del telón, en los oscuros túneles de la Historia reciente.
Es inevitable que nos invada el escepticismo después de su lectura y, sobre todo, después de asomarnos a la ventana, el propio autor lo confiesa después de recibir el último premio: "No sé si volveré a escribir de la crisis. No concibo mi escritura con puertos de llegada. La vida es pura lucha, batalla permanente. Y si no estás dispuesto a guerrear, guerrearán contra ti. A mí me gustaría escribir el capítulo del Quijote donde Alonso Quijano y Sancho Panza se reparten bellotas en igualdad, pero sospecho que eso no va a ser posible. Y creo que no lo va a ser en lo que queda de milenio. Así es como percibo yo las cosas".


07 octubre 2014

¿Nos hará falta un cambio de siglo?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/10/07/hara-falta-cambio-siglo/886090.html

La pregunta puede parecer tonta si pensamos que casi llevamos vividos catorce años del siglo XXI, pero los siglos y los años no siempre cambian con el calendario gregoriano, ni con el lunar, ni con el musulmán, ni con el judío, por no hablar ya de los orientales que nos suenan más extraños.
Digo yo, que si no habría que pegarle un vuelco a la situación, pero seguramente un vuelco que ya hemos visto en nuestra historia, un vuelco que nos lleve otra vez al racionalismo abandonado desde púlpitos, cátedras y senados. Que vuelva ese racionalismo como nos llegó en el S. XVIII para que clero, nobles y desocupados abandonasen su alianza con los poderes feudales que heredaron los futuros nacionalistas.
Algunos ya me están acusando de prestigiar al Borbón vencedor, de defender el despotismo ilustrado y hasta de ponerme del lado de la invasión napoleónica. Si esto traía algo de ciencia, de educación, frente a los fueros viejos vascos y catalanes, no me opondría.
Cuando decimos que los problemas del setecientos son los nuestros, seguro que no erramos mucho, pese a que algunos llegaron a decir que fue la centuria menos española porque, afortunadamente, algunos lucharon contra la superstición y los gobiernos venales, que seguimos padeciendo.
La tradición anquilosada no ha sido desterrada, la lucha por la moral laica y la libertad intelectual es cada vez más necesaria. Aún hace falta recordar a Jovellanos cuando clamaba: "Qué sería de una nación que en vez de geómetras, astrónomos, arquitectos y mineralogistas no tuviese sino teólogos y jurisconsultos!".
Parece que la burguesía que tendría que haber tomado el mando contra el fanatismo, la intolerancia religiosa y social, volviese a las cavernas oscuras, sin luces reales ni intelectuales. Ahora comparen esto con las sesudas filípicas de Gallardón y sus palmeros.
Cuando salimos de la depresión del seiscientos parece que hubo un cambio de coyuntura, de más ahorro y por lo tanto de mayor producción y desarrollo económico de la mano de una incipiente burguesía reivindicativa. Resulta curioso que ahora sigamos teniendo un país de tenderos y especuladores, que la picaresca nunca nos ha abandonado, no ya la de los jovenzuelos que se buscaban la vida, sino la de los supuestos ingenieros de la economía que solo saben crecer en negro y con plásticos opacos.
Se reproduce, como hace 300 años, la caridad laica contra el hambre y las nuevas pestes, las nuevas censuras de los medios de comunicación tradicionales y la tendenciosidad de los novedosos. Podríamos incluso establecer cierto paralelismo en las dinámicas demográficas, en la villa vallisoletana de Mayorga en 1787 había 500 vecinos, siete parroquias, 24 sacerdotes y tres conventos. Los nuevos modelos educativos del ministro Wert parece que persiguen situaciones parecidas.
En resumen, unos siguen apostando por la libertad y otros siguen gritando "vivan las cadenas".