30 marzo 2006

Valle-Inclán, Leo Bassi...

Todo al fin se reduce a una cuestión de censura. Recordaba cómo se trataba a Valle-Inclán, rebusco en los papeles viejos y encuentro algunas frases en los expedientes censores redactados a la hora de autorizar la publicación de sus obras durante el franquismo. Pongamos por ejemplo lo que en 1952, el censor, Reverendo Padre Andrés de Lucas Casla, argumenta para llegar a concluir que toda la obra de Valle-Inclán abunda en conceptos antirreligiosos y rara es la página donde no hay alguna expresión cínica o volteriana. Abundan también las ideas antinacionales y de desdén hacia la tradición española. Por otra parte toda la obra se desenvuelve en un ambiente de sensualidad que llega a veces a límites de gran crudeza. Por todo ello creo que en obras separadas y al alcance del público en general no deben ser autorizadas las obras de este escritor, pues las considero francamente perniciosas para la inmensa mayoría de los lectores. No habla de Luces de bohemia ni de Tirano Banderas, le llevarían a un exorcista, todo lo más que llega a leer y, por lo tanto, a rechazar son las Sonatas.(...)

21 marzo 2006

Porcentajes y escuelas

Mi experiencia como cobaya sociológica es escasa y frustrante En una ocasión le abrí la puerta a un encuestador que lo primero que hizo fue tomarme toda la filiación menos el ADN; su segunda intención fue averiguar cuál sería mi voto en las siguientes municipales. No recuerdo bien si fui cortés y educado, me temo que no y que sufrieron las consecuencias los árboles genealógicos de aquel buen hombre y el del aspirante a alcalde. La última fue la semana pasada, fue una encuesta telefónica y lo que querían saber era con qué famoso y con qué famosa me tomaría yo unas cañas. Tardé en contestar; pero mi pasmo fue mayor cuando la encuestadora trató sin el menor recato de que cambiase mis preferencias; al parecer mis elegidos no entraban en los parámetros contratantes, por lo tanto fui tanteando hasta que los nombres que ofrecí estaban en la lista de candidatos. Todo rigurosamente científico. Mi incredulidad ante los resultados de tanto sondeo y estadística crece directamente proporcional y paralela a mi escepticismo. Cada vez me fijo menos en los resultados y más en el momento oportuno en el que se publican.(...)

14 marzo 2006

A los nostálgicos educativos

No se crea todo lo que le dicen, depende de su edad; pero si le tocó hacer el bachillerato, el de verdad, el de antes, el que añoran los nostálgicos del pasado mejor, se acordará de que aprobó cursos y reválidas sin haber leído un libro en todos y cada uno de los seis años del tan afamado plan de estudios. Es posible que siga recitando que el producto de dos enteros negativos es positivo, sin saber la razón. Seguro que muchas veces el cura del colegio, o uno de ellos, le persiguió por el pasillo llamándole epicúreo, bastón en ristre; pero usted no sabía qué significaba aquello, tardó mucho en caer que tenía relación con el placer, con el disfrute, quizá también con el sexo; pero usted no conocía nada de los saberes clásicos, pecaminosos de por sí. Será usted campeón del trivial con los quesitos marrones o con los amarillos, pero si sólo fuese por eso sería usted bagatela social. Todas sus memorizaciones le sirvieron para ser cajero del Hispano, sin duda esto dice mucho a favor de usted, pero poco a favor del banco que le contrató por sus buenos modales y su afán sumiso y lisonjero. No se me engañe, le salieron bien las cosas porque no había mano de obra cualificada y usted era una absorbente esponja, ávida de conocimientos que el sistema educativo no le había proporcionado. Se esforzaba y se sigue esforzando porque tenía y tiene una meta a su alcance (...)

07 marzo 2006

La óptima convivencia televisiva

Los bienaventurados que gobiernan nuestros ocios televisivos pretenden amplificar la cobertura de nuestras entendederas y convencernos de que malcriamos a nuestros hijos y de que nos alimentamos sólo con el abrelatas. Para solucionarlo nos proporcionan desde hace meses muchos programas de cocina, más o menos equilibrada, para que sepamos hacer croquetas o que alarmemos a la familia con las frivolidades del último grito en robot de cocina que sintetiza medio puerro, poca nata, sal y pimienta negra, con chorizo y medio. Quieren convencernos de que estimular el paladar es el remedio de todos los males físicos y psíquicos. Pero como eso parece que no es suficiente, nos proporcionan alguna teleinstitutriz mediosajona y muy estirada que aspira a postularse para conseguir la happy family. Comprobamos que la capacidad de creación de los guionistas progresa exponencialmente, nos inoculan a un sucedáneo de Mary Popins cuya magia consiste en modificarle la conducta a una criatura celosa y destronada. El método es infalible, no hace falta más que una amplia lista de obligaciones pegada en la nevera destinada a uso padres inseguros y a un crío que no sabe leer. Por supuesto siempre triunfa. (...)