21 marzo 2006

Porcentajes y escuelas

Mi experiencia como cobaya sociológica es escasa y frustrante En una ocasión le abrí la puerta a un encuestador que lo primero que hizo fue tomarme toda la filiación menos el ADN; su segunda intención fue averiguar cuál sería mi voto en las siguientes municipales. No recuerdo bien si fui cortés y educado, me temo que no y que sufrieron las consecuencias los árboles genealógicos de aquel buen hombre y el del aspirante a alcalde. La última fue la semana pasada, fue una encuesta telefónica y lo que querían saber era con qué famoso y con qué famosa me tomaría yo unas cañas. Tardé en contestar; pero mi pasmo fue mayor cuando la encuestadora trató sin el menor recato de que cambiase mis preferencias; al parecer mis elegidos no entraban en los parámetros contratantes, por lo tanto fui tanteando hasta que los nombres que ofrecí estaban en la lista de candidatos. Todo rigurosamente científico. Mi incredulidad ante los resultados de tanto sondeo y estadística crece directamente proporcional y paralela a mi escepticismo. Cada vez me fijo menos en los resultados y más en el momento oportuno en el que se publican.(...)

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