24 marzo 2009

El ambiente educativo se calienta

Llevamos unos cuantos años en Galicia de tranquilidad laboral en las aulas, no ha sido la felicidad universal, pero seguramente el equipo saliente de la Consellería de Educación deja el listón con un balance positivo, una lástima que no hayan sabido venderlo en las elecciones. Incluso hace pocos días el último responsable popular era incapaz de tirar a dar contra sus sucesores y les reconocía los aciertos, seguramente no pondría los acentos en las mismas íes, ni diseñaría el mismo panorama ni se encontraría en el mismo escenario. Por ejemplo, el antiguo conselleiro acude al viejo truco de que estos no hacen más que continuar con todo lo bueno que yo hacía, como intento vale, pero no cuela y que si los de ahora tuvieron más dinero que él para libros y ordenadores, mala disculpa y penitencia a la vista: es cierto que la enseñanza pública estuvo mejor dotada presupuestariamente: esta es una decisión política, él no la tomó. Es triste, pero real. El balance de los conservadores es que los colegios e institutos están rebosantes de profesores ociosos, distribuidos sin ton ni son. Hace falta ser osado para hacer semejantes asertos sin rubor preventivo. Pero a ver si dando una vuelta por el mapa de España nos damos cuenta de cómo van las cosas. La huelga del 19 en Cataluña fue sonada, la enseñanza pública se echó a la calle contra un consejero socialista y contra una ley de educación autonómica que implica el aumento de la carga lectiva de los profesores, los recortes de plantilla y el parón de la pública en beneficio de la concertada. El panorama en el reino de Esperanza Aguirre no pinta mejor, la privatización roza límites grotescos, la intención de que la pública sea el gueto de la inmigración no se oculta, los beneficios de los conciertos se ofertan sin pudor, que el negocio es el negocio. La relaciones laborales están rotas desde tiempo y tiempo, ni la más mínima intención de que se restablezcan. El día 25 saldrán a la calle otra vez. Las cosas en la taifa de Camps están que arden, ya llevan su tiempo de larga y sostenida bronca con la ocurrencia de la Educación para la Ciudadanía en inglés hasta que tuvo que envainársela; luego se inventó lo del chino y siempre la cortina de humo tendida para ocultar la privatización y el desprestigio de la red pública para hundirla otro poco. Hay aviso de huelga para el 25 de abril y el reequilibrio de la matriculación, el mapa escolar... están en juego. La bronca en Andalucía ya empezó el 24 de febrero, aquí los socialistas también se inventaron una ley de educación autonómica que en vez de tratar de adecuar y dignificar el sistema, dar mejor servicio a sus usuarios, mejorar infraestructuras y plantillas se ha dedicado a hacer experimentos con el horario escolar y la jornada. Como ven, las cuatro comunidades de mayor población tienen la cocina educativa bien caldeada. La declaraciones de intenciones ante la crisis sobre el papel que ha de desempeñar la educación en el futuro, parece que se quedan en papel mojado. Precaución con lo que nos pueda tener preparado el gobierno entrante, que son muchos miles de ojos los que observan atentamente y con espíritu muy crítico, como siempre.

17 marzo 2009

¿A sastres nos comparáis?

Cuando lo erótico y lo pornográfico se vuelven a poner de moda es que andan los sastres de la política rondando por ahí. Los que le hacen un traje al prójimo en menos que canta un gallo. El jabón, el jaboncillo de sastre, me quedó siempre gravado como un artilugio mágico, aquella especie de tiza que marcaba y no estropeaba ni manchaba las telas. Los patrones, aquella suerte de planos incomprensibles para los mortales que servían de base a los sastres para componer las armaduras de los ternos impecables, aunque los chalecos hayan desparecido casi del terceto clásico, aquellos hilvanados de montaje y desmontaje que nunca fallaban, siempre a punto para los ajustes precisos para que los desavíos anatómicos del cliente se viesen hábilmente camuflados. Personajes admirables, sin duda alquimistas de la estética con muy pocos ayudantes, siempre ellos guardianes y responsables de la intimidad, del desnudo del cliente. Sin embargo Quevedo, en El alguacil endemoniado, nos habla de los sastres, nos cuenta impresiones y convicciones, cabalmente haciéndose eco de lo que observaba a su alrededor y nos deja perlas tildándoles de personajes indeseables incluso en el infierno, aquellos no sólo peores que los demonios, sino que hay tantos en el infierno que es imposible no darse con ellos, la cosa más vil del mundo, la mayor leña que se quema en el infierno. Sin duda hay leyenda negra. A estas alturas Camps, el presidente valenciano, puede estar dudando entre usar el traje nuevo del emperador y pasearse desnudo o reafirmar a su sastre como hombre de confianza. En todo caso el asunto trae dinero por medio; antes los sastres perseguían en los tebeos a sus deudores ahora son sus honorarios los que persiguen a sus clientes por mor de quien sufraga las facturas. De tanto taparse, de tanto cubrirse de lujosos paños bien cortados, el desnudo se muestra en toda su integridad, con citas a escondidas y secretos inconfesables. Lo incomprensible es que sus seguidores, fans y clientes sigan mirando para otro lado, seguramente es ese afán conservador que anima a la búsqueda del mal menor el que les consuela o el que les tranquiliza esa conciencia y les da pie a soltar sus ansias depredadoras sin control para desvalijar al prójimo sin el menor pudor. Sí, es cierto que, aunque no parezca verdad, la reflexión moral empieza a calar hondo en la sociedad actual, como en todos los momentos de crisis profunda. Por un lado están los que ante las desgracias compartidas buscan el apoyo, para darlo, para ofrecerlo, buscan la solidaridad para ejercerla y por otro los que no se cortan a la hora de mostrar sus desinhibiciones, de compartir sus desnudos y desvergüenzas bien vestidas. Parece que habrá que volver a darle la razón a Celaya: "Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo".

10 marzo 2009

La izquierda, las elecciones y la cueva de Montesinos

Haber pasado esta última semana sin contacto con aquella parte del mundo real que aparece en los medios y tratar de ponerse al día es tarea harto difícil. Por lo tanto, y por no estar callado, me entretengo en repasar mis opiniones sobre el difunto gobierno en los últimos años y me encuentro con que no tengo dotes de profeta, pues si bien fui mordaz, muy severo con la componente nacionalista del mismo, no lo fui tanto con la contraparte socialista. Ambas cosas debieron ir más unidas. Por ahí va mi primera autocrítica. Además del autoconsumo también hay que ver lo que dicen que pasó de verdad y, aparte de la injusta y precipitada dimisión del Touriño, no encuentro nada medianamente sobresaliente. Pero no hay nada como llegar al mundo real, repasar y encontrarte con que no sabes dónde vives. Eso fue lo que pasó, desayunarme con la noticia de que Galicia es un paraíso de los murciélagos y los gallegos sin saber lo que tenemos a nuestro lado, de que convivimos con especies y variedades en peligro de extinción. Hay que ver de lo que te enteras, esos supuestamente inofensivos pequeños mamíferos, que no ven, que oyen extraordinariamente, todo, que vuelan sin tropezar y que aparentemente no molestan a nadie, alimentándose de lo que encuentran a su paso. Sabíamos que vampiros sí había en abundancia, de los que chupan todo lo que se pone a tiro. Sabíamos que buitres no faltaban, aves de rapiña y carroñeras que no dejan víscera sin tapiñarse. Hienas siempre hubo, más que las se podían imaginar, con sus risitas hipócritas. Aquí vivíamos tan felices con nuestros raposos de siempre, con nuestros lobos y cada vez con más jabalíes. Menuda fauna la nuestra, somos la envidia de todas la autonomías inventadas y por inventar. Pero nada comparable con el murciélago orejudo, ese que me parece recordar que vive en las sierras de Lugo o de Orense, que puede sobrevivir a dos mil metros, pero que desciende a setenta para cazar. Desgraciadamente los molinillos de los parques eólicos se lo están cargando, no controla el asunto este de las aspas ajenas a su medio. Este es otro efecto colateral de las elecciones. Hasta ahora los murciélagos más famosos eran los de la cueva de Montesinos, a la que Don Quijote desciende con dificultades, con las bandadas a su alrededor, allí queda sumergido en un profundo sueño, despertando ante un florido prado, y frente a un castillo de cristal, donde el caballero Montesinos arrancó el corazón a Durandarte muerto, para entregárselo a su amada Belerma. Muchas son las extrañas situaciones que allí le ocurren a Don Quijote, y que merece la pena descubrir en este capítulo, al regresar el caballero es izado por Sancho y el estudiante. Trae los ojos cerrados, pues, con dolor, comprueba que el mundo de la caballería es tan sólo una fábula. Algo así quizá le haya pasado a la izquierda en Galicia, vivió en la ilusión, preocupándose de las rapiñas, de las manadas de jabatos en los cultivos, de guardar a las gallinas de los raposos? mientras los murciélagos del país -nunca me gustaron esos bichos sin visión- eran los guardianes de la cueva, ahora hay que salir al mundo real otra vez conscientes de que los libros de caballería son ficción.

09 marzo 2009

A 70 años de Colliure

Todo está en el 'cómo'. Hay que reír alegremente,
hacer buenos versos, llevar una vida decente,
tener una muerte digna?
También fui a Colliure a visitar la tumba de Antonio Machado, hace muchos años, guiado por una especie de morbo, de admiración, de devoción, de deber inexcusable de carácter ciudadano, de deuda con el poeta que te abre los ojos de vez en cuando. Octavio Paz decía que el poeta no tiene biografía, que su biografía es su obra, su poesía. Como en otras ocasiones hay que discrepar, los poetas también tienen biografías y no siempre corren paralelas a las lecturas que se hacen de sus obras. Dicen también que la izquierda española siempre leyó más a Machado y a Hernández que a Marcuse o Gramsci. Es una verdad como un templo, la ideología de la progresía está más impregnada del Machado cantado por Serrat, que del análisis político y económico preciso para gestionar los cambios, las transformaciones imprescindibles en una sociedad de retrasos seculares. Tanto es así que se llegó a confundir en las aulas al intérprete y al autor de los poemas, criamos a generaciones enteras que se saben aquello de caminante no hay camino y, por extensión, le adjudicamos los derechos de autor de Mediterráneo al poeta sevillano en perjuicio del catalán. Soy de los que piensa que Serrat le ganó por la mano a Paco Ibáñez a la hora de popularizar al poeta y sus Proverbios y cantares, por eso me dejó un regusto poco agradable que este último protagonizase la celebración del aniversario. Pero, de todas formas, pelillos a la mar y manías de autoconsumo. Hoy tendríamos que estar hablando en los más variados foros de esa biografía de Antonio Machado permanentemente incompleta, pero con dos andamios -por lo menos- bien anclados: la biografía de Ian Gibson Ligero de equipaje y el volumen Prosas dispersas (1893-1936) que reunió Jordi Doménech, publicado en Páginas de espuma. Seguramente encontraremos, y no es tarde para hacerlo, centros de interés con múltiples aristas que nos ayudarán a ordenar el sustrato cultural, ese poso que nos quedó de los discos de vinilo venerados, ese mito que nos sigue ayudando a escoger citas para los mensajes, incluso para los navideños. Nos dará mucho juego profundizar y, repito, ordenar datos y asociar obras y fechas, para encontrar a Leonor, la muchacha de quince años con la que se casa cuando él ya pasa de los treinta, en A un olmo seco, su muerte prematura, la nostalgia del poeta por el amor que nunca puede alcanzarse, la tragedia de su relación imposible con Pilar de Valderrama ¿es o no es su Guiomar la destinataria? En ese momento vital, en plena guerra, solo, se exilia el testigo que presencia la toma de Cuartel de la Montaña, el agitador de la resistencia, el que escribe mataron a Federico/cuando la luz asomaba o cuando él, poco amigo del barroco, dice: Otra vez -¡otra vez!-, ¡oh triste España!, / cuanto se anega en viento y mar se baña/ juguete de traición, cuanto de encierra /en los templos de Dios mancha el olvido,/ cuanto acrisola el seno de la tierra/ se ofrece a la ambición, ¡todo vendido