31 diciembre 2013

Educación, sexo, clase social y aborto

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/12/31/educacion-sexo-clase-social-aborto/797492.html

Hace unas semanas pasó sin pena ni gloria el día que teóricamente dedicamos al recuerdo de la necesidad de prevenir el contagio del sida, un evento que hace años tenía mucha repercusión social porque la muerte perseguía con su aliento en la nuca. Hoy todos los especialistas coinciden en que se ha bajado la guardia, que los avances farmacológicos han convertido la enfermedad en una patología crónica y que las medidas de prevención ya no son las que eran, no vamos a tantos entierros como hace veinte años; pero los mismos especialistas sanitarios coinciden en afirmar que el nivel de contagios y de nuevos pacientes crece a un ritmo preocupante. Buscar la causa es relativamente fácil, las medidas educativas que se habían empezado a implantar como prevención han caído en desuso, dejadez por parte de los profesionales menos conscientes. Hubo este año quien protestó porque los folletos destinados a repartir en los institutos incluían lotes impresos en castellano: ¡la herejía merece que se secuestren tales ejemplares y se quemen en la hoguera de la plaza pública! Por lo demás sabemos que los papeles, simplemente repartidos, poco efecto tienen, falta la profesora de ciencias, la complicidad y colaboración de todos sus colegas para que las campañas surtan efecto, porque no estamos hablando solo de sida, sino de educación sexual, de relaciones interpersonales, de afectividad, de rechazo a la homofobia, de respeto, de la violencia machista en todas sus facetas, prevención de embarazos? Estamos hablando de comportamiento ciudadano civilizado.
Seguramente muchas familias no están tampoco a la altura, desentendiéndose y pensando que malo será que de eso no hablen en el instituto o que el ayuntamiento no mande a alguien a dar una charla sobre cómo se usa un condón. Hasta que llega el momento, la verdad aparece sin avisar y la adolescente habla con la profesora de confianza antes de contárselo a su madre. Podemos culpar a las familias, pero creo que es mejor ganar tiempo y educarlas. Es aquí donde la clase social y cultural se pone de relieve, como siempre la cuerda rompe por el lado más débil, los bien posicionados económicamente nunca tuvieron embarazos no deseados ni nacidos con malformaciones, siempre hubo soluciones para esos pequeños incidentes.
Gallardón y Wert no saben de estos "eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa", que decía el Juan de Mairena de Machado cuando se refería a lo que pasa en la calle. Su única intención es que se extienda la idea del pecado y, si alguien no confiesa su pecado que sepa que es delito. Estos meapilas no saben la cantidad de niños y niñas que dejan de nacer porque sus padres son conscientes de que no pueden traerlos a sufrir sus penurias, no saben de la tragedia que para ellas, también para ellos si son conscientes, representa un aborto en plazo.
No les llega con gobernarnos de la cintura para arriba para que comulguemos con la reforma laboral, el recibo de la luz o los recortes; también nos tienen que gobernar de la cintura para abajo. Y estoy de acuerdo con ambos propósitos, pero dándole la vuelta al calcetín; espíritu crítico y responsabilidad en la azotea para que esta inteligencia superior gobierne el resto del cuerpo y se pueda vivir sin culpas ni amenazas para que nazcan solo los niños y niñas deseados, teniendo la última decisión siempre, siempre, su madre

24 diciembre 2013

La Constitución desde la garita

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/12/24/constitucion-garita/796018.html

A Prudentino Candidez le contó un amigo que había estado unos días en Viana do Castelo y que asistió casualmente a un mitin en el que se reivindicaba el papel de los astilleros locales para la construcción naval civil y militar; también le contó que entre los asistentes se paseaba un joven oficial de la marina de guerra portuguesa de uniforme apoyando las reivindicaciones de los oradores portando una pequeña pancarta.
A Prudentino no le cabía en la cabeza tal osadía y le vino al magín el parto constitucional español. Cuando se debatía la Constitución el año 78 él vivía una experiencia existencial poco recomendable, estaban haciendo de él un hombre, en uniforme de faena amarrado a un fusil y protegiendo un embalse hidroeléctrico sin saber cómo ni de qué ataques; alternaba esa misión con los paseos patrulleros amenazadores por los pueblos cercanos y con las arengas diarias de los jefazos militares dictadas desde el diario El Alcázar y el búnker que veía alejarse algo de su poder.
El soldado Candidez vivía el debate con poca información, entre la garita, el calabozo y la litera, poco espacio había para enterarse de lo que pasaba, sus anteriores desencuentros juveniles con las fuerzas del orden y sus otros calabozos le mantenían en una suerte de permanente vigilancia, rozando una paranoia en contraste con el real acoso de sus jefes bien informados.
Recordaba Prudentino a su amigo Quijano, soldado y camarero de la cantina de oficiales en las que servía las baratas y desmesuradas raciones de alcohol consumidas por los uniformes estrellados; con él, en los pocos ratos de ocio, compartía las confidencias escuchadas en la barra y se hacían cruces pensando en lo que estaría comentándose en el cuarto de banderas y el futuro que les esperaba.
En ocasiones visitaba un piso en el que podía vestirse de paisano, transmutarse en persona, conviviendo unas horas con civiles más o menos libres que vivían la polémica con pasión, conscientes de que todos se jugaban mucho en el futuro; las disputas entre los radicales que no consideraban aceptable ninguna de las propuestas legislativas barajadas y los posibilistas que tácticamente veían un paso adelante las libertades y derechos protegidos por el proyecto constitucional. Prudentino asistía escéptico a las diatribas y cuando le inquirían con la mirada siempre respondía que los de caqui les iban a fastidiar el plan a unos y a otros.
Llegado el momento, aquel invierno del 78, Prudentino estaba decidido; en contra de lo que le pedía el cuerpo, apostaría por asistir y votar afirmativamente la Constitución; pero los hados que gobernaban aquel cuartel no estaban por la labor y a ver quién era el guapo que ponía la jeta y decía que quería ejercer su derecho.
Hoy, 35 años después, aún le confiesa a su amigo que le parece seguir en la garita, no por miedo al poder del ardor guerrero de entonces, sino por el más peligroso poder de los que ostentan hoy las mayorías políticas y económicas. Ve el debate sobre la reforma constitucional como algo artificial, que no soluciona la pobreza creciente, que solo se reclama desde sentimientos identitarios que no dan de comer ni dan trabajo, constata un peligro entre conservar lo que se tiene y lo que realmente se puede perder en el cambio, razona conservador frente a una ofensiva que quiere y puede arrasarlo todo, lo que está escrito y lo que solo está en espíritu.

17 diciembre 2013

¿La solución es el somatén?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/12/17/solucion-somaten/793780.html

Cuando a Prudentino Candidez se le acabó la mucha paciencia que le adornaba pensó que tendría que dirigirse a su familia, pararse y reflexionar antes de tomar una determinación más o menos drástica; la situación tomaba un cariz que ya le resultaba insoportable, a él, un hombre de orden donde los hubiere.
Había hecho caso de las primeras recomendaciones instalando el último lujo en alarmas anticacos en su casa y su coche; su perro, aunque algo canijo, portaba un chip de localización y lucía en su currículum un cursillo de adiestramiento con ladrido defensivo, poco más le podía pedir. Su hija y su hijo, adolescentes, portaban el móvil con el GPS permanentemente activado, había conseguido que en el buen colegio donde hacían el Bachillerato les autorizasen a mantenerlo activo, sin usarlo, ni mucho menos lucirlo en público; se había asegurado de que ese centro cuyas mensualidades le costaban un riñón, hubiese instalado cámaras que grabasen todas sus actividades, desde su móvil y su tableta observaba la entrada y salida de sus retoños.
El control de los momentos de ocio de sus hijos le preocupaba más que nada; de mutuo acuerdo habían concluido que las salidas del fin de semana tendrían como destino un macrocentro comercial bien provisto de todo lo necesario, hamburguesas, pizzas, cine, tiendas de moda, un quiosco de chuches, un simulacro de garito de copas y una buena dotación de cámaras y guardias de seguridad que controlaban hasta los aseos.
Los problemas comenzaron cuando a su hijo, el joven Pruden Candidez, se le dio por caminar desgarbado, con los pantalones caídos y el pelo engrasado simulando suciedad. La seguridad privada lo observó dos veces en tal rebelde actitud que no tuvo más remedio que invitarlo a visitar varias veces los cuartos de cacheo en busca de ilegalidades, no llegó a contar en su casa las vejaciones, vería humillado su espíritu de jovenzuelo contestatario.
A la hija, Clementina Candidez, le gustaba vestir de negro y maquillarse gótica. Prudentino no veía problemas, quizá la pulsera de cuero con pinchos de acero le gustaba menos, pero era algo inofensivo; el caos surgió después de haberse enterado de que también los guardias de seguridad la habían considerado sospechosa de retocarse demasiado la nariz en los aseos de chicas y por frecuentar alguna compañía masculina de aspecto poco recomendable; el padre no tuvo más remedio que tomar medidas preventivas pese a creer en la inocencia de su hija.
Los dos hermanos se sublevaron en la cena familiar hartos del control interno y externo, no se convencían de que todo era por su bien, que el mundo exterior era peligroso; pero lo grave de verdad surge en cuanto, Pura, la madre siempre silenciosa, rompe a llorar sin consuelo ante los tres que no se explican qué le ocurre; su vida de ama de casa era triste y aburrida, el súper, la pelu y algún café con leche con la vecina; el resto de su tiempo era limpiar y guisar; trataron de sosegarla con una tila, al fin confesó su angustia, su humillación constante, no soportaba más que le registrasen el impermeable de su caniche ladrador acusándola de tráfico de ansiolíticos.
Prudentino está bloqueado y como cabeza de familia ha de tomar las riendas, pronto lo decide, aún es joven y está en buena forma, reúne a sus compañeros del mus y deciden convertirse en vigilantes de seguridad para proteger a los suyos de forma legal y con el beneplácito de las autoridades. No sabe cómo acabará el sucedáneo de somatén, pero por él no va a quedar.

10 diciembre 2013

Los montes de PISA parieron otro ratón

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/12/10/montes-pisa-parieron-raton/791504.html

Estamos perdiendo el tiempo y nos están mareando la perdiz. Los sondeos estadísticos como PISA no hacen más que desviar la atención de los problemas reales de la educación; sin ánimo de pontificar, y teniendo en cuenta que desde este folio ya se ha dicho bastante sobre otros informes, hemos de concluir que seguimos con más de lo mismo.
Se supone que este ranking sirve para que se sepa qué países funcionan mejor y cuáles peor según su sistema educativo, cómo están de salud educativa los mozos y mozas de 15 años en ciencias, matemáticas y compresión lectora, pero el problema -como diría Ana Botella- es que no se pueden comparar peras con manzanas; hay sistemas, como autoescuelas, que te enseñan a aprobar, pero no a conducir.
Si usted es madre o padre afectado y se fía de los resultados, ha de mudarse a Corea, China o, si prefiere el mundo nórdico, a Finlandia; aunque, como ven, va perdiendo puestos en el escalafón y no atan los perros con longanizas.
Desde aquí se ha advertido en varias ocasiones sobre el mercantilismo de PISA, pero es que en estos momentos y con estos resultados el colmo es que quieran utilizarlos para justificar la Lomce y su necesidad. Cuando todos coincidan en que los números salen algo mejor para España en las pruebas realizadas en 2012 y comprueben que el año pasado los evaluados tenían 15 años, comprobarán que entraron en el sistema educativo a los 3 años en Educación Infantil y que cursaron sus estudios con las leyes demoníacas a derogar. Extrapolar un argumento es tan ridículo como hacerle caso al contrario.
Qué conclusiones podemos sacar, podemos hablar de incremento del presupuesto educativo por lo menos hasta 2008, evidentemente nadie puede negar que las vacas flacas empiezan con Zapatero y los recortes siguen con Rajoy y rebajan considerablemente la media.
Como consecuencia de lo anterior también podemos deducir que los factores socioeconómicos y culturales son los que más influyen en los resultados y cada día lo vamos constatando con más nitidez. Hace unos años hablábamos de la importancia de los estudios de los padres y de sus inquietudes culturales, de los libros, las películas y música que había en las casas de determinadas zonas, barrios, regiones; ahora nos preocupa más si a los niños que les haremos las pruebas han desayunado bien.
También constatamos, como hace años, que la autonomía de los centros es indispensable; pero, sobre todo, PISA incide en los factores de equidad del sistema haciendo hincapié en el hecho de que en España están cayendo en barrena y, lo que es peor, las reformas legislativas que nos amenazan y los recortes presupuestarios que nos perpetran no harán más que acentuar esa brecha de la que tanto se habla en el informe y que se percibe, por ejemplo, en las diferencias entre norte y sur; entre comunidades con un PIB más alto y otras a las que la crisis ha venido a hurgar más en la herida que ya había. Es precioso hacer proyectos para implantar la mochila digital en los barrios residenciales que no se enteran de lo que es la cola del paro, pero no se puede hablar de eso cuando no hay teléfono porque hay necesidades más acuciantes.
Las recetas mágicas seguramente solo pasan por atender mejor a la diversidad, revisar contenidos y metodologías decimonónicas; echar balones fuera como la consejera catalana que justifica sus peores resultados con el argumento de la inmigración que no habla catalán es el mayor despropósito


03 diciembre 2013

¿Se siente usted un ciudadano seguro?, ¿por la pública o por la privada?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/12/03/siente-ciudadano-seguro-publica-o/789256.html

Si son algo aficionados a la radio habrán observado que se está desbordando la publicidad de las empresas que instalan alarmas para prevenir los robos en domicilios. Evidentemente, cada uno es libre de vender lo que le apetezca y se lo compren, pero coincidirán conmigo en que se está creando una psicosis peligrosa entre los ciudadanos.
¿A qué se puede tener miedo? Evidentemente a perder el puesto de trabajo y quedarse sin la cobertura necesaria para cubrir las necesidades mínimas con dignidad, vivienda y alimento, a que las prestaciones sanitarias no sean suficientes para que conservar la salud no sea imposible, a que el acceso a la educación no sea una carrera de obstáculos, a que el deterioro físico o psíquico haga de usted una persona dependiente y la sociedad, el estado, no sean capaces de proteger esos derechos fundamentales. La maniobra de distracción está clara, esté usted inseguro, le dice el gobierno, que yo le diré qué voy a hacer para que esté tranquilo; por un lado, le convenceré de que las bandas de inmigrantes que sobrepasen las concertinas vienen aquí a atracarle y que desde las mafias del este de Europa se organizan excursiones para desvalijarle.
Puede el ministro del Interior flagelarse con la doctrina Parot y podemos ser todos consecuentes y coincidir con él en que asesinos y violadores irredentos no deberían hacer gala de sus hazañas sin contemplaciones, pero este tampoco es el problema de la seguridad nacional cuantitativamente más importante, las policías públicas, por muy fraccionadas que estén, son capaces de controlar los efectos de la sentencia de marras sin mayor problema.
Pero los telediarios intentarán seguir convenciéndole de que como el asesino de aquellas niñas está suelto, usted está en peligro y ha de protegerse con la seguridad privada, como con la sanidad privada, la educación privada?
Por otro lado trataré -piensa el ministro- de que usted se convenza de que su mayor peligro son sus semejantes más próximos, incluido usted mismo, para ello presenta un proyecto de ley de seguridad ciudadana -¡qué mejor título!- en el que se amenaza con inflar a multas astronómicas a todo aquel que se atreva a separarse un poco del tiesto y discrepar de lo que él, ministro de Interior, piense, barrunte, conspire o alucine.
Dos o tres tirones de orejas ya lleva el señor Fernández Díaz de sus propios amigos, incluido el Papa, por pasarse de frenada. Después de un repaso somero al proyecto de ley, uno comprueba dos cosas, la primera, que todo se arregla con multas y que los destinatarios de las multas son los que protestan. Si el propio jefe de los empresarios o el mismo Bárcenas, ambos encarcelados, se declaran insolventes que no tienen ni para pagar la brocha de afeitar, ¿qué piensa el gobernante?, ¿que va a pagar el desesperado que salga a la calle a manifestar su impotencia ante la estulticia y la prepotencia de los que le pisan la cabeza?, va listo y además es un incendiario.
Por último, una perla, entre las faltas graves figura: "(?) incitar a comportamientos de alteración de la seguridad ciudadana, violentos, delictivos o que inciten, promuevan, ensalcen o justifiquen el odio, el terrorismo, la xenofobia, el racismo, la violencia contra la mujer, o cualquier forma de discriminación, siempre que no sean constitutivas de delito". ¿Qué no es delito? ¿Matar a una mujer o solo insultarla? ¿Quemar a un indigente o solo patearlo? ¿Homenajear a un asesino? ¿Para qué queremos el código penal? La cortina de humo es muy endeble y solo sirve para amedrentar más y que el incendio se extienda con el viento a favor.