26 diciembre 2006

Miguel Espinosa: el pasmo y el extrañamiento

Tampoco soy amigo de los aniversarios, aún así no quiero terminar el último martes del calendario sin hacer referencia al autor que encabeza esta columna y que hubiera cumplido 80 años hace un par de meses. De todas formas prepárense para la inflación de hagiografías el próximo abril, cuando se cumplan 2 5 años de su muerte. Florecerán amplios refritos de los viejos estudios.

A finales de los ochenta, en un cursillo veraniego en Denia el profesor Juan Ignacio Ferreras denunció ante un manojo de estudiantes y profesores que le parecía inconcebible que una obra como Escuela de Mandarines estuviese sin analizar. Hubo que buscar mucho y profundo para encontrar las obras, las míseras reseñas. Se le compara con Cervantes, nadie lo lee y todos afirman haberlo hecho, de culto para los iniciados, desconocido para el común. Sus obras te sorprenden, pese a su dificultad, pero te das cuenta de que vale la pena acompañar al Eremita-Espinosa en su viaje utópico enfrentado al poder representado por La feliz gobernación, al racionamiento de posguerra, al duro aislamiento del franquismo, a las penurias culturales del desarrollismo, a su pasmo, a su incomodidad ante la injusticia, te identificas sin poder evitarlo.

Cuando descubres que en la misma obra, detrás de Azenaia Parzenós está su Mercedes, su amor imposible, su musa, la que lee sus cuartillas antes que nadie, la que las comenta, la que le anima y le insiste para publicarlas después de reescribirlas una y otra vez...vas atando cabos biográficos, no puedes dejar de sentirte atraído y cómplice.

Si además llegas hasta las cartas que Miguel le escribe a Mercedes, a la aparición de ambos en otras obras como Tríbada, no puedes dejar de curiosear en sus vidas hasta llegar a intentar calcular la real influencia, vital sin duda y literaria evidente.

Sin darte cuenta estás degustando literatura muy original y al mismo tiempo descubriendo biografías enriquecedoras al sumergirte en Asklepios el último griego, otro heterónimo de Espinosa que esta vez se nos presenta condenado al extrañamiento entre sus contemporáneos, a vivir en otro mundo que no comprende, a la fuerza, con la única satisfacción de compartirla como puede con su Azenaia-Egle-Mercedes.

Hasta aquí las pinceladas de su épica y su lírica, de sus vivencias dramáticas como personaje cuasiteatral en Tríbada, pero no falta su capacidad de análisis de arquetipos sociales en La fea burguesía.

No da más de sí este folio, pero quien tenga ánimos puede empezar por el final con voluntad receptora ante un incomprendido, ante un maldito en su tiempo y en el nuestro, con los pocos que lo quisieron, sin los muchos que lo envidiaron, por su personalidad atrayente, no sólo para su musa, sino para que el propio Manuel Fraga se preocupase de publicar su primer ensayo o que personalidades como Tierno o Aranguren lo hubiesen descubierto a tiempo. El resto nos conformamos con leer.

19 diciembre 2006

¿Ha aprobado usted la ESO?

Más quiere llevar el soldado, los ojos en las espaldas de su capitán que tener los ojos de su capitán a sus espaldas. Lo que se manda, se oye. Lo que se ve, se imita. Quien ordena lo que no hace, deshace lo que ordena.
Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás´, cap. XXII.
Francisco de Quevedo
Puede ser que esté usted pendiente de que le lleguen las notas de sus hijos e hijas que estudian la ESO, las leerá con atención, seguramente no entenderá el nombre de alguna asignatura y, por fin, tendrá que decir algo. Si sus descendientes ya son maduritos, 14 o 15 añitos, seguro que ya tiene una idea de por dónde vendrán los tiros, pero aún así podrá haber sorpresas. Puede ser que usted sea de aquellos padres que atienden a sus hijos en todas sus reivindicaciones, de los que están convencidos de que ellos siempre tienen razón y siempre son maltratados por la escuela. También pude ser que usted sea uno de aquellos que a los ocho años le dijo a su hijo que a partir de entonces se enfrentaría con sus mayores enemigos: la escuela y el profesor ambos le harían la vida imposible. Desde entonces su hijo se considerará responsable de sus actos y de los actos de los demás, tendrá siempre presente aquel mensaje "pobre de ti como te dejes suspender, ponte las pilas o te castigo a todo, para siempre". Pese a todo, y antes de recibir la buena nueva hágase un par de exámenes. El primero podría empezar por saber si es usted de los que están a pie de obra todas las santas tardes y no deja chatear hasta que sepan deletrear Uzbekistán al revés. También podría ser que usted sea de los que buscan para ese día la forma de contratar a un especialista en la disgregación del mundo soviético a 10 euros la hora para que su retoño se sepa los nombres de las doce regiones autónomas del tal país, su clima, su PIB y su densidad de población, porque el profesor del instituto no sabe lo que dice. También podría ser que usted sea de los que le importa un bledo si Uzbekistán es un país, un queso, o una especie de polonio radiactivo; allá el chaval si llega a casa con un 4. De todas formas, también puede ser de los que le dejan claro al jovenzuelo que tampoco es tan importante saberlo; su madre sí se lo sabe, pero trabaja de plumilla por 800 euros, usted no lo sabe y se saca pasta gansa vendiendo berlinas de representación a los nuevos ricos, que tampoco saben nada de los uzbecos. Usted sí es práctico y sabe lo que hay que hacer para que el chaval estudie y se entere de quién le paga la PlayStation. No se rompa la cabeza y hágase un segundo examen, piense que el adolescente respondón, el de los granos y los cables auriculares, se sabe el autor de El estudiante de Salamanca, sabe usar la Regla de Ruffini en los polinomios; lo de que muchos aminoácidos forman proteínas no tiene misterios para él, incluso sabe encontrar el complemento indirecto en la oración "Te lo traigo mañana"; no digamos nada de lo peligros que usted ve en el E301 y que él conoce como inocuo ascorbato sódico. No sé si Quevedo le daría el visto bueno.

12 diciembre 2006

Seguimos avanzando al precipicio

El 1 de diciembre se recordaba en todo el mundo la pandemia del sida, que sigue siendo un peligro, una amenaza que ataca al débil, al ignorante, a la víctima por definición. Estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid tuvieron la poco original idea de repartir preservativos, fue una especie de toque reivindicativo. Ante tamaña ofensa y osadía, los lúcidos amantes de la ciencia de diferentes colectivos ultracatólicos, cuyos órganos de opinión no es preciso recordar, lanzaron una campaña a los cuatro vientos que consistió en hacerse con la mayor cantidad de condones y pincharlos. Así defendían su derecho a vivir su sexualidad según su propia conciencia, con sus pecados bien confesados y con la penitencia bien cumplida. Fue algo así como mantener que tanto les da el "Amo a Laura" como el "Contagio a Laura", como el "Qué me importa que Laura se tire por la ventana". Supongo que les habrá venido bien la clase de religión. Tal actuación me trae al magín dos noticias, una habla del canibalismo entre neandertales, que habitaron la actual Asturias, algo que todos asumimos porque Darwin no sabía de genética y otra, la del obispo keniata, Bonifes Adoyo, que eleva monumentos contra la lógica, que quiere que el Museo Nacional de aquel país esconda en un rincón la riquísima y única colección de restos paleoantropológicos hallados en Kenia. Al obispo le molestan esos fósiles, esos huesos que dan testimonio del sorprendente parecido de sus antepasados en la escala evolutiva con determinadas especies animales aún supervivientes. No quiere que sean expuestos en público porque se desvía la atención del mensaje creacionista, políticamente correcto para la ortodoxia clerical. A ver, qué va a ser eso de airear las desvergüenzas en público; que sean verdad no implica que todo hijo de vecino sepa que lo de Adán y Eva es mitología. ¿Qué opina su gobierno? no sabe y no contesta. Frente a él, sólo algunos científicos con el paleontólogo Richard Leakey a la cabeza. No cabe duda, aquí encontramos otra razón para defender que los gobiernos sean laicos, porque donde una de las religiones manda, la ciencia desaparece de la vida pública, las principales víctimas de las teocracias son todas las religiones que no son la oficial y el derecho a ser aconfesional porque el camino de la teocracia es un sendero resbaladizo que acaba en un precipicio. Los fósiles hallados a lo largo del tiempo en la Cuenca del Lago Turkana son patrimonio de todos, de nuestra historia, no rehenes de la doctrina más poderosa. Y hablando de rehenes, seguimos siéndolo de nuestro gobierno y de nuestros poderes fácticos, como en una Kenia cualquiera y sin ánimo de faltar al respeto a nadie. Parece que ya está resuelto el mayor conflicto educativo del país, ya se sabe el número de horas de clase de religión católica que ocuparán las aulas para contar lo de Adán y Eva. Ya estamos salvados y además los que no se lo sepan repetirán curso. Perfecto. adogil@terra.es

07 diciembre 2006

Los peligros del celestino lingüístico

Si usted conoce a alguien que tenga un primo que diga que no sabe gallego, esté tranquilo que las fuerzas normalizadoras, con el vicepresidente de la Xunta a la cabeza, se lo solucionarán, compruébelo en www.valingua.org, allí organizan encuentros entre personas de distintas identidades lingüísticas para que, por simpatía, lleguen a intercambiarse conocimientos y quien sabe qué cosas más. O no. Es decir, se trata de que un gallego hablante acompañe a comer, a ver cuadros, a cubrir papeles, a echar la siesta... a un no gallego hablante menesteroso y haga de profesor e intérprete gratuito. Las dudas que me asaltan -no sé si aplaudir la medida o criticarla- se las cuento.

Por un lado pienso que está bien eso de conocer gente que hable distintas lenguas, siempre nacen amistades, rollitos de primavera, incluso libros de familia numerosa. Sin embargo me preocupa el porvenir de las generaciones futuras de profesores de gallego, si les van a plantar esta especie de esquiroles que trabajen gratis y a la japonesa, no sé qué será de los cursillos de iniciación y perfeccionamiento.

Además no sé quién vigilará estas conversaciones, ya que coincidirán conmigo en que el Vicepresidente está muy preocupado por la lengua que se usa, pero, sobe todo, está obsesionado con la coincidencia de lo que se dice con los contenidos nacionalmente correctos que aprenda el neófito lingüístico.

También veo peligros, y no me tachen de alarmista, para las agencias de contactos, que sufrirán un serio revés comercial por competencia desleal; incluso disminuirán los pequeños anuncios que ocupan las últimas páginas de los diarios.

No sé, tal y como leen, estoy confuso. Me entero de que sólo se permitirán veinte horas de convivencia. No lo entiendo. Quien siga esta columna sabe que nunca se ha abogado desde aquí por el adelgazamiento de las competencias públicas, pero creo que en este caso la Vicepresidencia de las buenas intenciones está extralimitándose y constriñendo mucho las posibilidades socializadoras de este grupo de voluntarios catequizadores de la lengua propia. Creo que deben dejar el libre albedrío fluir sin caínzas, que florezcan mil posibilidades y que se lleve al gato al agua el miembro de la pareja más persuasivo y hábil en el uso de su lengua.(...)