30 enero 2007
Andreu Martín: `El blues del detective inmortal´
23 enero 2007
De los puentes y sus necesidades
Pero todos se lo han preguntado muchas veces, han vivido crisis y conflictos e, inmersos en ellos, se han visto razonablemente convencidos de que les asistían buenas y poderosas razones para defender sus posturas y han dicho algo así como que por ahí no paso, que ya está bien, que estoy dispuesto a ceder, a transigir, a transaccionar, a tolerar; pero siempre hasta cierto punto. Por eso pienso que no es necesario tender siempre puentes y hacia todos los puntos cardinales. Los tenemos idealizados; pero, a veces, no hacen falta, llega con el puente de plata; no se puede quedar bien siempre y con todo el mundo.
Por ejemplo, en las seis horas de Monte Pío había mucho que tender, trampas, trapos sucios; pero puede ser que la agitación ciudadana no fuese lo suficientemente poderosa e influyente como para que se tendiese un puente de dos ojos que mirasen en la misma dirección, a la romana, sin estrabismos y con tres pilares mal cimentados. Estoy convencido de que el Estatutiño no estaba bien motivado, que la municipalidad no veía ni maldita urgencia en reformar algo que no sabe bien para qué sirve; que con qué premuras habría que meterse en tal fregado que desembocará, caso de nacer, en un referéndum de escasa participación para bautizar a una criatura concebida sin ansias, casi por el método Ogino.
Los de las bombas piden puentes, se les ofrecen y los vuelan con sus transeúntes encima. Los otros, los que quieren ser dueños del puente, los que sólo tienen un único objetivo, no aceptan las labores de los pontoneros. Seguramente ambos tendrán sus razones; pero qué hacemos con las nuestras, las de los que seguimos pensando que es mejor cruzar en puente que ahogarse en el cayuco o en el atasco.
16 enero 2007
Los que os ponéis estupendos
[`Luces de Bohemia´, escena novena.
Ramón del Valle-Inclán]
Dicen que las modernas películas de animación las crean a partir de un buen guión y de la interpretación previa del mismo por buenos actores de carne y hueso; después de ver el resultado, entran a trabajar los creadores de los personajes de pastilina cibernética que veremos en las pantallas. Gracias a este recurso trato de saber quiénes sois, sé que sois reales, pero no os reconozco en carne y hueso, parecéis pasados por los espejos de Valle: Max Estrella, lúcido idealista con el que siempre nos identificamos y ese Don Latino que siempre hace de contrapunto, de Sancho, de hombre práctico con el que no nos queda más remedio que coincidir de vez en cuando.
Cuando comienzas un año leyendo periódicos caducados, porque la actualidad siempre te machaca los titulares a los diez minutos de haberlos escrito y analizas los hechos que te los machacan, no queda más remedio que pensar que alguien te está manejando y confundiendo. El frenesí de la carrera hacia los proyectos de precampaña preelectoral deja fuera de combate no sólo a redactor al pie de teletipo, sino al más sesudo comentarista de la actualidad. Y es que no hay más remedio que os quedéis todos tranquilos e impertérritos ante los comunicados de los nacionalistas vascos, sobre todo los de los violentos cuando os dicen que van a seguir igual, bomba más o menos, par de muertos más o menos, pausados y estupendos en sus posición de alto el fuego y no como estos nacionalistas que nos gobiernan por aquí que nos maltratan y torturan sin piedad, que también se ponen estupendos para que las muñecas barriguitas hablen en gallego; no me digáis que no hay diferencia, es que no nos los merecemos de lo buenos que son ¿somos o no somos un pueblo singular con toda su estupenda identidad y todo?
Pero hay estupendos para todos los gustos, cuatro días antes de que se cure la primera niña con leucemia con un autotrasplante de células de su cordón umbilical, aquí se tiran a la basura 140 muestras congeladas en dos hospitales de la Comunidad de Madrid, porque las autoridades sanitarias autonómicas dicen que no hay quien las atienda y el estupendo responsable de la aventura pone toda su cara delante de las donantes y de los posibles receptores para decirles que se siente mucho, que tendrían que haberse pagado un banco privado de cordones umbilicales, aquí, en USA o en su puñetera casa; pero que aquí nuestras estupendas autoridades sanitarias siguen mirándose el ombligo, cuarta más o cuarta menos, y siguen sin producir una ley que regule las buenas prácticas.
Mientras tanto, os ponéis estupendos poniendo a caldo a la señora que se hizo famosa en el Caribe y ve posibilidades de sacarle rendimiento posando en las revistas para mayor gloria suya y de su cuenta corriente.
09 enero 2007
Las habas educativas cuecen en Francia y en España (y II)
02 enero 2007
Las habas educativas cuecen en Francia y en España (I)
Aquí nos quejamos de las múltiples reformas educativas y que quede claro que nos quejamos de vicio, por dos razones, una porque las reformas de las grandes leyes siempre han ido detrás de los cambios sociales y por lo tanto han servido de bien poco y dos, porque no hacemos más que quemar etapas a toda velocidad, cuando nuestros vecinos las han aprovechado a su debido tiempo.
Si hablamos de igualdad de oportunidades, sí que nos llevan ventaja; las revoluciones es lo que tienen, cambian las cosas. Siempre sostuvieron que este principio era fuente de justicia y así implantaron un modelo escolar antiaristocrático, pero siempre cayeron en desigualdades como corresponde a toda buena revolución burguesa. Estaba bien, todos eran ciudadanos, pero había que resolver tanta igualdad de alguna forma y hace muchos, muchos años optaron por el sistema competitivo y meritocrático; el Estado estaba tomando las riendas, hasta entonces en manos de la Iglesia, de la redistribución de los conocimientos y la transmisión de los valores ciudadanos ¿Les suena a algo, un par de siglos tarde? Quizá sea una vieja polémica que nos llega bastante revenida, aquí seguimos con la misma cantinela.
Ellos hace muchos, muchos años que se dieron cuenta de que aquello no funcionaba, que no garantizaba el ideal principio de la igualdad de oportunidades, que estaban ante una frase hecha. El propio Jean Pierre Chevènement, ministro de educación en 1986 pasa revista a la escuela republicana, la que él creía obligatoria y gratuita, la que había proporcionado hasta entonces ciudadanos libres y iguales y se da cuenta de la profunda desigualdad de un sistema que había sido reformado en 1963 por Christian Fouchet, cuando instaura "la carte scolaire", nuestro actual mapa escolar, bastante más bisoño, con las mismas buenas intenciones y las mismas malévolas trampas: 1.- Has de llevar a tus hijos a la escuela que te toque según normas iguales para todos. 2.- Tú te encargarás de hacer las trampas correspondientes para no cumplir la ley: empadronamientos falsos y demás lindezas.
Como pueden comprobar los que hoy se empeñan en defender sus pecadillos administrativos contra nuestro sistema de adjudicación de plazas escolares, no están descubriendo el Mediterráneo. Fouchet buscaba entonces lo que allí se dio en llamar "la competición democrática", quería dar al traste con la "escuela refinería", en la que el estado se ocupaba de sufragrar la segregación y de seleccionar sólo a la élite para los puestos bien pagados, que fuesen ciudadanos con pedigrí. Había que buscar, por lo tanto la "escuela vivero", la que fuese capaz de encontrar lo mejor de cada uno y de darle la oportunidad.