28 febrero 2012

El dueño del balón y las ruedas de molino


Estoy seguro de que se acuerdan de cuando se podía jugar al balón en la calle, con solares sin construir, con pocos coches, y recuerdan que solo había un balón y que el dueño del balón siempre tenía que jugar con el mejor equipo y que cuando a la madre del dueño del balón se le cruzaba el cable, con razón o sin ella, el dueño del balón se quedaba castigado y que, por daños colaterales, un par de docenas de chavales se quedaban sin partido.

Era la versión real de un anuncio algo estúpido en el que el dueño del juego de mesa, con pinta de pijo solitario, amenaza con desmontar la velada con sus amigos porque no le admiten que el pulpo sea un animal de compañía. Toda la tertulia ha de tragar su rueda de molino, soportar el capricho de su invitado.

Pues bien, parece que en la economía de esta crisis de nuestros dolores, los que piensan en sus soluciones siguen derroteros parecidos y tenemos un único balón para echar la tarde y una rueda de molino de considerables dimensiones para tragárnosla sí o sí.

Pero parece ser que además de esos anticuados sindicatos de los que tanto habla Esperanza Aguirre -si tan inútiles son, no sé para que se toma tantas molestias en hacerlos desaparecer- , pues eso, además de los acomodados opositores oficialistas, hay quien piensa y presenta alternativas desde universidades y centros de investigación. Hay oposición al pensamiento único del dueño de la pelota que solo sabe hablar de ajuste, austeridad y recortes sociales, oposición a las políticas que solo están trayendo más pobreza y más desigualdad. Porque no se crean lo de Alemania, sí que tienen menos deuda, pero allí no atan los perros con longanizas, allí también hay empleo basura de 400 euros que maquilla las cifras del paro. Y esas políticas distintas se llevan a cabo por ejemplo en EEUU, donde sí hay problemas de deuda, pero que se están atajando con inversión productiva; que nadie vaya a pensar que me he caído de repente del caballo y he descubierto el siglo XIX, pero sí vemos desde allí que Keynes no estaba muerto. Por si fuera poco lo de que el dueño del balón hace lo que quiere porque sí, ahora parece que quiere plasmarlo negro sobre blanco en forma de nuevo Tratado de la Unión Europea, que consagre las políticas neoliberales, es decir que solo haya un balón y que su dueña sea siempre la misma, o el mismo, que no sé en qué estaría yo pensando ahora.

Pero no tenemos que comulgar con eso, porque podríamos asociarnos y emitir eurobonos para comprar otro balón o financiar su compra con un impuesto de transacciones, de forma que los que más usen el balón, más colaboren en la amortización de su coste y más aporten, por lo tanto, para sostenerlo. ¿Por qué no negociar con ese nuevo balón, alquilándolo a precios razonables a otras pandillas, barrios o chavales más pequeños? Lo que se viene llamando economía social y sostenible. Y eso nunca tuvo que ver con el oro de Moscú.

Y además se puede ir haciendo hucha, porque el balón se irá gastando y habrá que sustituirlo o repararlo, ir haciendo previsión social para el futuro, lo que siempre se hizo en los estados del bienestar en Europa.

Como se puede ver no hay un partido único, ni tiene que haber una sola pelota, juntos y con pocas herramientas podemos tener pelota para jugar y no depender de que el dueño de la de siempre quiera o pueda bajar a la calle.

22 febrero 2012

El drama clásico: del monarca Rajoy al donaire Wert


El casticismo hispano, esa actitud reaccionaria que vemos en las comedias de Lope, Calderón y otros, tiene reflejo en las actitudes de determinados miembros del nuevo Gobierno.

Ese rey distante e irresponsable, objeto de culto que solo aparece en escena como Felipe II para respaldar el criterio del alcalde Pedro Crespo en Zalamea o Enrique IV rehabilitando a Peribáñez frente al comendador. Siempre reparando injusticias de sus autoritarios servidores, ¿No le ven a Rajoy una suerte de soberbia al perdonarnos la vida por no estar de acuerdo con él? ¿No es un poco despótica su actitud al decirnos que, pobres de nosotros, nos despide por nuestro bien?

Y los nobles de antaño, qué me dicen de los nobles; en el teatro clásico suelen aparecer los buenos y los menos buenos, pero si alguno tiene que sacrificarse por su rey, quiera o no, lo lleva claro; por eso Guindos, Montoro y alguno más estarán siempre en la picota, si los vientos de Europa les son favorables, estupendo, si la masa social de parados, despedidos, subempleados, amenazados y otras especies en crecimiento exponencial se calientan y se revuelven, que vayan poniendo la cabeza.

También en la comedia clásica tenía que estar presente Trento y su doctrina; para las esencias de la ideología ya tenemos a Gallardón, dispuesto a batirse como buen vasallo, incluso haciendo concesiones, que ya se sabe que lo del matrimonio homosexual es cosa de minorías en las que no ha de pararse la inquisición.

Recientemente un correligionario del ministro Wert, Antonio Martín Beaumont, en alguna publicación digital, hablaba que lo que el llama las wertzadas, y constata que son habituales dentro del Gobierno, que su protagonista ya era famoso por la supuesta rapidez para salir semanalmente con una nueva metedura de pata poco meditada, vaya, que se estaba convirtiendo en el graciosillo del Gobierno, el que opina y pontifica, le parece al comentarista, con demasiada soltura y que los supuestos errores se le perdonan rápidamente. Hay quien dice que en vez de buscar un buen jefe de prensa se buscó una buena propagandista de la COPE y que desde la Secretaría de Estado de Comunicación ya le han dicho que está un poco mayor para el papel de donaire propio de las comedias de Lope, la voz vulgar que complementa los valores aristocráticos de aquellos a quienes sirve, y que no es necesario que esté todos los días en los titulares y, menos aún, en el filo de la navaja, rozando la doctrina oficial.

Discrepo de cabo a rabo de esa supuesta pose ministerial, creo que estamos ante el ministro de Educación más político y menos técnico que yo pueda recordar. Aquí se viene a privatizar, con todas las letras y en mayúscula. Para qué se va a gastar más tinta.

La semana pasada le tocó a las becas y el excelentísimo Wert parece que solo conoce a universitarios vagos y maleantes, parece que no conoce a colegios profesionales que presionan para que se endurezcan las condiciones académicas y se restrinja el número de titulados para que el mercado laboral esté equilibrado y no se les jorobe el chiringuito, que está la vida muy achuchada, o sea, que ingenieros o arquitectos, los justos. Duda el ministro de la competitividad y del esfuerzo de la mayoría de los estudiantes y creo que ve el vaso medio vacío, parece que añora la época franquista en que sólo se daban becas a los alumnos pobres que obtenían buenas notas.

Evidentemente estamos lejos de un sistema ideal de dotación de becas, dedicamos el 0,1% del PIB menos de la mitad de la media de la OCDE, hay países en los que el 40% del alumnado tiene algún tipo de ayuda, y seguro que es porque lo necesitan y porque estudian.

Sus propuestas van hacia el pasado, de las palabras del señor Wert se deduce que no distingue entre beca y ayuda, y que simplemente se limita a mezclar una con otra, abandonando la dimensión social y volviendo al modelo asistencial.

15 febrero 2012

Jóvenes, trabajo, fp, temarios, Wert...

De verdad les aseguro que esta semana no quería volver a hablar del ministro Wert; como si no hubiera bastante en el pasado consejo de ministros, sin ir más lejos; pero la víscera me lleva al monte, como siempre; que para lo otro ya habrá tiempo, Guindos mediante. 

No hace muchas semanas la conselleira de traballo se lució con unas declaraciones en las que, encantada de haberse conocido con pensamiento tan original, se despachaba opinando que los jóvenes gallegos, -y los demás españoles lo mismo- aunque no sean de su negociado, dejaban el terruño, pero no lo hacían por necesidad; sino por una especie de ansias irrefrenables de demostrar que los conocimientos aquí adquiridos, eran de amplia demanda entre anglos y sajones, más que por los celtas cortos de entendederas del país. 

Es bien cierto que muchos y bien preparados se fueron, volvieron y tendrán que irse otra vez, que ya no les vale aquello de devaluar el curriculum y ocultar sus doctorados e investigaciones; pero querer convencernos, como pretende la conselleira de que se van porque tienen el culo inquieto y ansias de crecer económica e intelectualmente, es decir, que se marchan porque les da la gana y no porque aquí no encuentran acomodo laboral ni forma de devolverle a la sociedad lo que ella ha invertido en su formación, es para recomendarle que se lo haga mirar. 

Seguramente ahora tropezamos con la palabra clave, la formación. Por suerte o por desgracia tengo constancia por segunda mano de lo que piensa el señor ministro del ramo y puedo constatar su neoliberalismo, ya lo comentábamos la semana pasada; pero si hiciese falta una prueba de sus propósitos poco deseables la encontramos en la decisión tomada la semana pasada sobre los temarios de oposiciones para los profesores. Dejemos de lado el problema de si las oposiciones decimonónicas seleccionan mejor o peor a los profesionales que trabajarán en la función pública y centrémonos en las consecuencias de la ocurrencia ministerial. Habrá quien me diga que en una oposición de lenguas y literaturas, retrotraer los temarios a los vigentes en los primeros 90 todo lo más que puede causar es que queden sin presencia algunas tendencias recientes de análisis textos o la vanguardia literaria más inmediata, todo fácilmente subsanable con la formación permanente y la buena voluntad del aspirante 

Despreciemos, asimismo, esfuerzos de estudio, de síntesis, de organización de actividades de programación y didácticas del opositor, despreciemos también inversiones económicas, morales, personales...el trabajo de los preparadores, de las academias, las inversiones de las empresas editoras de temarios; no me digan que no es mucho esfuerzo al garete para cumplir los caprichos ministeriales y retrotraer los temarios a los vigentes del 93. 

Dejemos, pues, tranquilas aquellas disciplinas clásicas y pensemos en el futuro, en la formación de los profesionales que nos sacarán de la crisis en la economía pasado mañana, pensemos en cómo buscar a los mejores profesores de FP. 

El propio ministro Wert se despachó con soltura hablando de la FP dual, ese invento alemán en el cual los alumnos estudian al tiempo que compaginan el trabajo en la empresa, las prácticas en la gran industria alemana, por ejemplo. ¿Y aquí, qué? Van a barrer talleres o lavar platos, el chiringuito de la esquina. ¿Ese señor no se enteró de que aquí abundan los negocios y escasean las empresas? 

Ya sin lamentarnos más, cambiar el temario de los profesores de electrónica supone que no han de saber nada de fibra óptica, de medios de comunicación digitales, informática... Supone que un profesor de electricidad no ha de demostrar que conoce las instalaciones fotovoltaicas, eólicas, la robótica industrial... 

Ni que decir tiene que todo lo relacionado con el impacto ambiental, prevención de riesgos, inteligencia artificial, las aplicaciones a las artes gráficas, aún no han nacido para Wert. No piensen mal, no añora el pasado, simplemente quiere cargarse el sistema público de FP antes de darle la oportunidad de levantar cabeza y lanza la consigna, pisa morena y el que quede atrás que arree. gmail.com

07 febrero 2012

Los vertidos viscerales de Wert anuncian la contrarreforma

Discúlpenme la aliteración burda y quizás forzada, pero la comparecencia del ministro Wert me pareció de tan poco respeto al Parlamento y a la comunidad educativa que no merece que de ahora en adelante nos andemos por las ramas. 

Las noticias previas, ya lo anunciábamos, eran poco halagüeñas, que su perfil no parecía el de un político llegado a atender los problemas educativos pendientes y dependientes del Gobierno de la nación y del Parlamento. No se me hubiese ocurrido poner como requisito fundamental e ineludible que el ministro hubiese pasado por las aulas o haberlas trabajado directamente, ni que conociese la inspección educativa, ni las cátedras dedicadas a la didáctica o la sociología de la educación, ni los rectorados con vocación de estudio sobre la educación, ni siquiera hubiera pedido un alto funcionario con experiencia en Europa. No, que me da igual que el elegido fuese un monaguillo aventajado, un monseñor bien curtido, un demoscópico adaptable y obediente; pero lo que sí exijo es que sea lo que sea, ponga los medios para enterarse de lo que se trae entre manos. ¿Y eso es lo que encuentro? ¿Eso es lo que veo? No, lo que yo veo es que tratan de de enseñarnos a un Wert sabiendo más de lo que sabe. 

Y allá vamos, saber, lo que se dice saber, sabe poco. Sabe leer entonando, y eso ya es mucho comparado con su colega de Agricultura -Arias Cañete-, que perpetró en sede parlamentaria la lectura estrafalaria de un texto mal puntuado y al que no había echado ni un vistazo previo para molestarse en entenderlo con el que nos dejará sin medio, sin ambiente y sin costas. Pues bien, ese discurso -volvemos al titular de Educación- preparado por un par de asesores dominicales, a los que habría que despedir de inmediato por incompetentes, hizo aguas por todas sus costuras, por todos los puntos clave que le habían prediseñado para triunfar. Los más implicados en el tema lo pillaron al momento; traía varios recados directos de Rouco y de las patronales de enseñanza privada. En primer lugar, buscar de todos los modos y maneras el concierto para el bachillerato, es decir, que lo paguemos todos y no los exquisitos y las elites, y en segundo lugar, y no menos importante, que se reintroduzca la anhelada libre elección de centro, es decir, que los retoños de los ricos católicos guapos y urbanitas se críen en los concertados de toda la vida, sin mezclarse con el populacho y que, por lo tanto, la chusma popular y espesa y la prole de los inmigrantes se apretujen en los centros públicos de toda la vida. Una novedad, los alumnos extranjeros, incluso de otro color que no sea el blanco, y los que tengan necesidades educativas especiales, pero que hagan declaración de patrimonio, también pueden ir a la concertada. Además, según él, las hordas musulmanas elevan las tasas de fracaso escolar en Ceuta y Melilla, patina y se da de bruces con las propias estadísticas, su especialidad. 

Era urgente, pues, cambiar ese 4º de ESO, ya planificado para su diversificación el curso que viene, por un 1º de Bachillerato y así justificar las maldades que le mandan. Es un mentiroso compulsivo, el ministro Wert, cuando propone el cambio de Educación para la Ciudadanía por una suerte de FEN preconstitucional apoyándose en textos manipulados diciendo que son manuales del alumno, saliendo por peteneras al día siguiente y mintiendo copiosamente justificando que hay que librar a los niños de las entelequias que los rojos de toda la vida les quieren meter en la cabeza.


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01 febrero 2012

La discusión de las ideas, con estos, es del género inútil

 El jueves pasado el Vaticano se vio envuelto en un nuevo escándalo, el que fuera su vicegobernador, el arzobispo Vigano, vio como se hicieron públicas sus cartas del pasado año en las que denunciaba múltiples casos de corrupción, nepotismo y trapicheos económicos a la hora de adjudicar contratos públicos; en fin, nada que nos debiese llamar la atención si no fuese porque es constatable que el monseñor dice haber informado a todos sus superiores, hasta al más alto. 

No sé de qué podríamos asombrarnos, ahora resulta que Camps es declarado no culpable porque nadie puede demostrar que los agasajos que se le hicieron lo fueron en función y con conciencia de que era el todopoderoso presidente valenciano. Suena el run run de que aspira a ser el embajador en la sede vaticana, en el puesto ocupado antes por nuestro paisano. ¿Lo ven factible? Seguro que tanto como que a Garzón se lo cepillan, fijo. 

Mientras tanto nos mantienen entretenidos haciendo la porra sobre lo que pasará con los sueldos de los que aún los tenemos, que le meten mano está seguro, pero aún no sabemos cuánto ni por dónde. 

Nuestros gobernantes autonómicos no dejan de sorprendernos con sus ocurrencias; pero no dudemos de que forman parte de un plan perfectamente organizado por alguno de los sectores del PP que gobiernan los asuntos educativos. 

Es obvio que los recortes son generalizados y ya nadie parece asombrarse de lo que le pueda caer del cielo. Entre las nuevas disculpas que tiene que pedir el presidente Rajoy desde el gobierno central está el hecho de haber ninguneado al propio sistema educativo a la hora de cerrar sus nombramientos en el ME relegándolo a un asunto residual en la cosa pública. Hasta el propio presidente Feijóo ha sumergido las desgracias de la gestión cultural en la vorágine de los recortes educativos. Pues eso, siguen los recortes, siguen sin convocar oferta de empleo docente, siguen escatimando sustituciones de todo el personal y amenazando con no pagar el tiempo de baja, es más, estos días se apuran a privatizar escuelas infantiles del Consorcio. Las universidades ya no saben cómo respirar con sus presupuestos agobiantes. En un afán de deslucir lo público y de procurar que la ciudadanía se desespere y lo evite, intentan que los empleados públicos se enfurezcan más y hagan dejación de sus funciones. Están fracasando. Las protestas por causas puntuales en todos los servicios públicos están siendo continuas, la ciudadanía no calla y observa que sus gobernantes las ignoran. 

Pero es todo más o menos imposible, los sindicatos pueden mantener las posturas más o menos responsables, para salvar los muebles, para que el mal menor de un mordisco se imponga frente a la boca de la piraña y el tiburón que se lo llevan todo de un golpe. La verdad es que frente a ese mundo triunfante es del género tonto ponerse a discutir, es otro mundo, es el desencuentro de las ideas, de las ideas con mayúscula, no del 0,5% del salario, sino de qué clase de sociedad quieren o queremos. Queda el pataleo o quedarse en casa.