25 abril 2006

Literatura y coronarias

No sé cómo me entero de que un grupo de científicos americanos y chinos acaban de llegar a la conclusión de que hay otra actividad muy cardiosaludable, la lectura. Parece ser que les recetan a sus pacientes hora y media de novela y poesía; les recomiendan repartirlas después de la comida y de la cena. Aseguran que es mano de santo para prevenir infartos y demás desastres. En un primer momento no sé cómo lo asocié a la siesta, pero no tiene nada que ver. Tampoco sé qué opinarán las compañías farmacéuticas con sus betabloqueantes y sus derivados de la aspirina. Recordarán que hace dos semanas les hablaba de Félix Bayón -a propósito de su novela ambientada en Marbella- a todos nos constaba que su segundo corazón leía, pero no fue suficiente. Casos similares conocerán a mares. Esos sesudos especialistas no especifican qué lectura recetarían, si sería la misma para todos, si se adaptaría al perfil del paciente... Pongamos por caso que dejan al libre albedrío del pagano cliente la elección de la panacea y, un suponer, cae en sus manos un libro de Pío Moa en estas fechas de aniversarios; empezará a empaparse de malas intenciones, los ácidos gástricos se segregarán con velocidad y en grandes cantidades, la bilis y todas clase de humores reales e imaginarios terminarán produciendo una real y contundente úlcera sangrante en cualquier estómago que se precie, sin necesidad de que medie ninguna bacteria. A lo mejor no hubo infarto, pero el interesado estará a pescadito cocido una buena temporada.(...)

19 abril 2006

El aniversario y la procesión

El cardenal Richelieu podría haber dicho, que caerían monarquías y repúblicas, pero que él permanecería; sabía latín el muy bendito perseguidor de los mosqueteros, el buen purpurado sabía de lo que hablaba, el venerable sabía que la institución a la que representaba le había dado la puntilla al Imperio Romano apuntándose a tiempo a la protesta en la lucha antiesclavista; aquello estaba agotado y una nueva clase social estaba tomando las riendas. Se animaron y consiguieron auparse con la manija del poder feudal, los nuevos poderosos les siguieron el apunte, fueron lo suficientemente listos como para saber que apoyándose en el brazo clerical, podrían mantenerse y perpetuarse en el poder, supieron dar a entender que tener un dios era un seguro a corto plazo, un talón al portador para que sus siervos gozasen de la posibilidad de mirar constantemente al cielo -casi nunca a su ombligo- y nunca a sus semejantes. Surgen voces discrepantes como en el Poema de Alfonso Onceno, se pone en cuarentena a la institución monárquica.(...)

11 abril 2006

Galdós y Salem

No es difícil imaginar a Galdós pasando por la Puerta del Sol entre la calle de la Montera y el café Universal, en su Madrid de 1877, trabajando las cuartillas en las que daría vida a los personajes de Gloria en Ficóbriga, una sugerida ciudad cántabra en la que se desarrolla una novela con temática religiosa, pero sin nada que ver con los burdos códigos que se amontonan en librerías y se apelotonan en las imaginaciones necesitadas de tramas. Porque en Gloria habla del enfrentamiento religioso; una joven de familia de buena gente y bien catequizada, los Lantigua, con un tío obispo, un padre iluminado y una tía casi levitante en sus ardores, ha de encontrar el amor con el judío David Morton . Aquí aparecen las intransigencias atroces, las mezquindades, las luchas por el poder como en cualquier otro lugar. (...)

04 abril 2006

La salud de la novela negra Marbellí

Mil kilómetros al sur acaba de nacer Luis León, protagonista de la novela de Félix Bayón De un mal golpe. A su autor ya lo conocemos por Adosados, Un hombre de provecho, se nos presenta ahora como padre creador de este frustrado periodista y recién llegado a las artes detectivescas. Nace y vive en la Marbella actual, la de las mafias, la de los especuladores del ladrillo, los alcaldes corruptos, los funcionarios de aquella manera... (Que no, que ya les dije que era en Marbella, que no quiero que ustedes empiecen a atar cabos, cual lectores de novela criminal). Es novela de triángulos, el del protagonista y la familia que le abandona, el del detective y su pareja de amigos, de buenos, malos y golfos, de crimen, móvil y culpable, sin mayores morbos, pero con personajes periodísticamente concebidos y retratados. (...)