24 febrero 2009
19 febrero 2009
Elecciones aburridas
EN LA EDICIÓN DEL MARTES 17, EL ARTÍCULO DE FERNANDO GONZÁLEZ MACÍAS 'LAS OTRAS CAUSAS DE LA ABSTENCIÓN' APARECIÓ ATRIBUIDO POR ERROR A ADOLFO GIL GÓMEZ
Claro que puede pasar de todo, como siempre, pero me da en la nariz que serán estas unas elecciones aburridas, las de la autonomía -recuerden, el 1 de marzo- sin nadie que ponga en duda que habrá otro par de gobiernos coaligados en la Xunta y que al candidato de la derecha le van a dar la medalla de oro del colegio de oftalmólogos, se ofrecerá como penitente perpetuo en todos los santuarios de Santa Lucía o verá su futuro asegurado como usuario, como colaborador o como dirigente de la ONCE. Menudo ojo clínico se gasta don Alberto a la hora de seleccionar candidatos o de dejar que le cuelen goles desde todos los centímetros del área gobernada por las boinas, incluido el punto de penalti. A estas alturas tratar de motivarnos la libido electoral con unas tramas de mafiosos, con delegaciones periféricas, auténticos daños colaterales de la burbuja inmobiliaria, es de traca barata. Que a la sombra de los poceros se sembró la trama que hoy reaflora es de Perogrullo, con sus espías, sus cacerías y demás frivolidades. Que la derecha se flagele ahora porque no se van a subvencionar los colegios ultras que no mezclan a los niños con las niñas y que pretendan que la sociedad se movilice en defensa de los caprichos de cuatro privilegiados que se creen tocados por la gracia divina es una burla a la sociedad con mayúscula, que las está pasando canutas, y que las pasará peor. Pero esas criaturas llamadas a la dirección de la sociedad del futuro desde las escuelas de negocios y facultades de medicina de Navarra no pueden educarse en la tensión de concupiscencia coeducadora. Que los nacionalistas no encuentren mejores mensajes que los que se pueden ofertar desde la galescola de turno, con el Gaiás en el olvido, con niveles ridículos de desarrollo de la ley de dependencia, incluso comparándolos con los de regiones con menores niveles de renta, con una política industrial que el único balance que puede presentar es el de la guerra de los molinillos de viento, con todos los grupos empresariales a la greña menos el que les subvenciona el papel prensa, para mayor gloria de su líder, en un periódico que usa las dos lenguas del país. Las dos lenguas en uso, tamaño error, pecado, sinsentido y despropósito sin parangón, cuando para ellos la lengua es una, grande y libre y a ti te encontré en la calle. Ojo con el encandilador mensaje del cordero electoral, que en las galescolas se puede hablar como se quiera, pero ya hay colegios en los que los profesores no pueden usar el castellano para saludarse en el pasillo porque hay no sé bien qué normas. Seguramente tratarán de animarnos un poco desde la izquierda, pero la verdad no sé cómo se puede hacer sin enfrentarse de verdad a los problemas presentes: el paro es galopante y frente a la decimonónica esperanza -sin segundas intenciones- de las patronales de despidos masivos y gratuitos no se encuentran mensajes de mayor calado que la amenaza movilizadora en la calle, que pocos se creen; sin poner encima de la mesa de nuevo el reto real de la economía europea: el desarrollo tecnológico y la vuelta de los trabajadores jóvenes en paro al sistema educativo para que sea realidad.
14 febrero 2009
Educación infantil: menos lobos, Sr. Quintana
No es la primera vez que desde estas páginas se le ponen las peras al cuarto al señor vicepresidente por tirarse los faroles que se tira con sus logros en el mundo asistencial a los menos favorecidos.
Hoy toca tirarle de las orejas por la educación infantil en el tramo inicial, hasta los tres años de las criaturas.
Pero vayamos por partes, es culpable de muchos males, pero no de todos. Hubo tiempo ha, una Administración -la de la derecha- que consideraba que esos diminutos ciudadanos no eran sujetos del derecho a la educación, por lo tanto, si había que asistir a los más desvalidos, lo tendría que hacer la Consellería de Familia y nos encontrábamos con guarderías, un término retrofranquista usado para contentar a las madres descarriadas y trabajadoras que -malditas ellas- dejan a sus criaturas al cuidado de desconocidos y desconocidas.
Con el tiempo aparecen los parvularios, los preescolares, los jardines de infancia? eufemismos que no llegan a difuminar la capacidad discriminadora del ente limpiaculos para atenuar la indolencia de las madres desnaturalizadas. Claro está que todo esto va a costa del ciudadano pagano del servicio privado, salvo casos flagrantes de beneficencia.
Con el tiempo verán que este servicio privado, privadísimo, da un salto en la calidad, ya hay élites que se pueden pagar algo mejor que un almacén y nos encontramos con las famosas escuelas infantiles. Esta nueva pequeñoburguesía, en algunos casos pseudogallego hablante, precisa de un nuevo producto educativo, es necesario que los hijos de estos profesionales y funcionarios de medio pelo dispongan de un cubículo asistencial con un psicólogo-conductor de autobús y una maestra cocinera que gestionen el negocio, eso sí, con nombre del país, la escola infantil ha de llamarse en gallego y ha de ser capaz de enseñarle a los niños alguna canción en inglés, para que luego no se diga que no somos modernos, nosotros los progres.
Cambio tras cambio llegamos a la situación actual, eso sí, después de cuatro años de gobierno de Quintana y el panorama que nos encontramos es algo parecido a un puzle en el que encajan piezas que van desde el bajocubierta patera o el entresuelo multiusos en el que se hacinan criaturas sin ningún control, pasando por la guardería de barrio sin ningún control de requisitos, por la escuela infantil pública, hasta el nuevo invento de las galescolas, el conejo de la chistera, estrella de la legislatura nacionalista.
Pero como lo que cuentan son los números ahí van un par de ellos: tenemos más de 65.000 criaturas en esas edades, de ellos están escolarizados en las galescolas poco más de 1.900 y, si se cumplen las promesas de apertura, pueden llegar a 4.000 las plazas a disposición de la ciudadanía. Los países de nuestro entorno ofertan un tercio de plazas con respecto al censo real del potencial alumnado.
Si tengo que creerme que este es un balance positivo, van a tener que usar argumentos muy convincentes y, sobre todo, van a tener que hacer un cambio muy profundo, que empiece por donde ha de empezar: la Consellería de Educación ha de tomar las riendas de la educación infantil como etapa educativa que es y que se empiecen a respetar unos requisitos mínimos de calidad.
05 febrero 2009
De autobuses, tranvías y ascensores
Dicen los gurús que el mundo del negocio publicitario está también en crisis, que los ajustes de las marcas productoras de bienes de consumo empezarán recortando gastos en esta partida, exigirán más y mejores resultados a precios más baratos, es decir, la rivalidad y confrontación de los creativos será feroz; más feroz que en los telefilmes americanos de las tardes aburridas en los que los ejecutivos agresivos compiten sin piedad con sus compañeros de trabajo por conseguir la cuenta de los japoneses de turno.
Dicen también que esta crisis se llevará por delante a la prensa escrita, soporte de sus anuncios, que caducan a las 24 horas. Las tarifas de los editores serán impagables y, éstos, sin los ingresos generados por los anunciantes de coches, colonias, viajes y ofertas de supermercado no tendrán más refugio que internet para que ustedes lean estas gamberradas que perpetramos semanalmente.
Al mismo tiempo es verdad que los ciudadanos, aun los más jóvenes, cada vez están mejor formados para analizar críticamente la publicidad, seleccionan más los medios y los soportes, pero puede llegar a ser muy fácil que la publicidad, el mensaje, el soporte... sean malos y mal escogidos y que se produzca el efecto rebote fruto del escándalo anunciado. Estoy convencido de que llevar la filosofía a la publicidad en los autobuses e insertar en ellos mensajes sobre la existencia de los dioses es absolutamente inútil; ahora bien, desde el punto y hora en el que se rasgan vestiduras y se piden inquisiciones que impidan la difusión de tal mensaje, el éxito de la difusión está garantizado, no sé si habrá más ateos o menos ateos a partir del anuncio, pero que se va a hablar más del anuncio está absolutamente claro. Lo lógico sería que los presuntamente ofendidos diesen la callada por respuesta, respetasen la libertad de expresión y entonces los que se gastan los euros en la tal campaña tardarían poco en buscar otra forma de invertir más efectiva.
Se me ocurren más ideas para colocar en los autobuses, una puede ser la de un padre objetor de conciencia de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, le escuchaba por la radio quejarse de que no había tenido a su lado a ningún funcionario cuando su hijo padeció una noche de fiebre; reclamaba un titular que quedaría bien en cualquier medio rodante: "Mi hijo es un fortín". Con tan poderoso argumento el buen hombre quería blindarse contra el resto de la sociedad impidiendo que sus descendientes se educasen en sociedad compartiendo los valores mínimos de la cultura en la que vivimos. Estoy seguro de que si usase sus energías, medios y esfuerzos lograría más y mejores beneficios.
Cada vez abundan más los frikis, -ojo no los confundamos con los vividores de las tertulias de la víscera- hablo de los que confunden la realidad y la ficción por su aislamiento constante.
Como siempre confundimos la realidad y el deseo, olvidando que siempre habrá un tranvía llamado deseo, que el deseo viaja en ascensores y que el que abre los ojos a la realidad, nunca más duerme tranquilo.
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