La verdad es que no sé de qué me quejo, nos llevan de excursión al extranjero a un precio ridículo, como si la miseria que pagamos cubriera los costes del día de asueto con restaurante, autobús y visita a la feria de turno. No me doy cuenta de que estoy recibiendo lo que antes se denominaba salario diferido, es decir, una suerte de pensión de jubilación en especies, de ocio subvencionado y de cultura sobre ruedas, no como aquellas merendiñas de antes, en las que el pulpo y la empanada componían el único aderezo al mitin aleccionador y recriminador del personaje protector de la comarca y dedo de la mano derecha del gobernante por antonomasia.
Ahora es todo por sorpresa, te subes en un autobús con tu peña del barrio para comerte un bacalhao y traerte una botella de oporto de recuerdo envuelta en un toallón de baño y en medio de la ruta se te aparece el vicepresidente y candidato de los nacionalistas, el que gobierna el asunto ese de las residencias de día, de las de los mayores dependientes y se ofrece a alterarte los planes para marcarse una sesión de buen marketing electoral machacando al personal a traición con una de rendición de cuentas de buen gobierno de primer plato y otra de buenas propuestas e futuro de segundo, el postre ya será muy dulzón y el café con gotas de desbarre demagógico llamando a la lágrima fácil con el terruño, la infancia de privaciones, los hijos ya criados ?Y la mayoría aguantando estoicamente porque ya se sabe que el que paga manda y nunca se sabe si este que está hablando es el que paga las pensiones o si será cierto eso que dice de que nos van a poner un suplemento del país a la paga que cobramos. A fin de cuentas, el de la asociación tiene nuestro nombre y si nos ponemos impertinentes, puede ser que cuando nos haga falta de verdad no nos eche una mano o lo que es peor, que estemos incluidos en una lista negra. Por lo tanto hay que aguantar el chaparrón, a fin de cuentas entre los de esta especie, éste no amenaza con la guerra, éste solo fabula sobre no sé bien qué de las ventajas de que Madrid esté lejos, que no pinte nada en nuestras vidas, que a fin de cuentas ellos no son de los nuestros, no nos entienden y no debemos dejarnos gobernar por ellos ni por sus amigos de por aquí.
Se debe de creer que somos tontos por ser mayores, que tomemos la pastilla de la tensión y la del colesterol no significa que tengamos que ser sordos también.
Pero por lo menos éste no pregunta la razón por la que le ponen nombre de mujer a las vacas, para darle pie al granjero a explicarle que las vacas son las que paren, las que dan leche?
Es un proceso confuso el del 1 de marzo, si nos dejamos llevar por los viejos esquemas, la derecha tiene a su partido de siempre y a los nacionalistas para elegir, mientras la izquierda clásica ha de conformarse con la socialdemocracia, hasta ahora buena gestora, y ciertos grupos con pocas perspectivas. La crisis nos pilla descolocados y las aventuras parecen poco recomendables, la opinión pública no parece estar por la labor de los cambios bruscos; pero los que consigan la sartén y su mango no podrán dormirse ni en los laureles románticos del ombliguismo nacionalista ni en el supuesto buen hacer de la izquierda guapa y de pedigrí.
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