25 febrero 2014

¿Vivimos un nuevo siglo de oro?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/25/vivimos-nuevo-siglo-oro/815144.html

Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña
viene a morir en España
y es en Génova enterrado
Quevedo
No sé si revivimos el S. XVII, un siglo de pasmos, de glorias y de bancarrotas, de testas coronadas y cortesanos opulentos, de letras y armas, de honor e inmortalidad. Un siglo en el que la Inquisición sigue cabalgando sobre Don Quijote, en el que Quevedo se desgarra describiendo decadencia de reyes huecos, de Lope de Vega disolviendo tensiones entre la aristocracia todopoderosa y el pueblo en la miseria, aupando a una monarquía por encima del bien y del mal, de un Velázquez que nos vendieron pintando lanzas erguidas y picas victoriosas. Un Barroco de contrastes, de claroscuros, un Murillo de niños pobres comedores de dulce melón. Un siglo en el que sí hubo oropeles y lujos para unos pocos y en el que genios de las artes se alquilaban, en ocasiones, para sobrevivir y ahuyentar las penurias del pueblo llano en bancarrota.
Un estado gigante de pies de barro, el de los austrias ansiosos de poder y riqueza que se ahogan, nos ahogan con sus desatinos aristocráticos, ajenos a la nueva realidad naciente y que solo van dejando miseria en cada esquina. Un siglo de oro que nos describe la profesora Navarro Durán en su ensayo Pícaros, Ninfas y Rufianes, la vida airada en la Edad de Oro nos introduce en el submundo de la delincuencia y la picaresca conviviendo con la historia oficial. Un tiempo de subsistencia y honor entre ladrones que han dejado huella en el imaginario español. Obra a obra, hoja a hoja, hemos aprendido cómo fue aquel mundo (tan parecido ahora al nuestro) y cuáles eran las mejores formas de sobrevivir y no morir en el intento, aquella vida al margen de la ley. Todos los temas que aparecen, la miseria, los ladrones, las ninfas, lo escatológico y cruel? tienen como base obras legendarias nacidas en aquel momento. Si nos adentramos en las recónditas esquinas de las ciudades, sus pilluelos, tahúres, trileros, cárceles y matasietes cargados de hierro. Aprenderemos cómo fue aquella época sin par y de la mano de estafadores, ladrones y prostitutas nos dejaremos asombrar por cómo era aquel mundillo donde cada día que se vivía era una muesca más en la navaja de robar o degollar. Aprenderemos metidos en la miseria de las calles, cubiertas las botas de barro y a estar pendiente del "¡agua va!" no solo porque se vaciaran los bacines por las ventanas, sino porque la ronda de guardias acechara. Una referencia clara, entretenida y completa sobre el reverso más oscuro de aquel tiempo en el que en España no se ponía el Sol y donde un vuesa merced de más o de menos te podía llevar desde el reino de Caco al reino de Plutón.
Como ahora, no eran momentos para la cabeza fría, se actuaba en caliente, tras el embozo de la capa que ocultaba el rostro, como hoy tras los dígitos de oscuras cuentas corrientes ocultan personalidades. Las dagas manejadas hábilmente acuchillaban como los editoriales de hoy. Cuerpos que penden de la soga ante el populacho como se han de desnudar ante los tribunales hoy los rufianes y canallas que se declaran desconocedores de su próximo pasado.
En fin, así sentencia Chomsky avergonzándose de su país "el poder hegemónico ofrece la oportunidad de volverse un Estado rufián, (?) que contribuye a su propia decadencia por las heridas que se inflige a sí mismo".

18 febrero 2014

Vidas abortadas en Ceuta y espectáculos en Galicia

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/18/vidas-abortadas-ceuta-espectaculos-galicia/812801.html

Si la semana pasada leíamos a Galdós para refrescar la degradación de la España de la Restauración y su nepotismo, estos días no nos queda más remedio que tirarnos un poquito más al monte por los datos que afloran gracias a vídeos y pinchazos telefónicos.
Los primeros capirotazos han de llevarlos en sus testas el director general de la Guardia Civil y el delegado del gobierno en Ceuta, fue indignante el cúmulo de contradicciones, de verdades a medias, de amenazas de querellas por parte del paisano de Ferrol que dirige la benemérita;? supongo que ya habrán ido al confesor para que les perdone los pecados. No sé si las personas de color negro muertas son fallecimientos accidentales o abortos fuera de plazo para el señor ministro del Interior, el hecho de que se haya ordenado disparar humo, pelotas de goma o balas de fogueo contra negros con flotador, guardando -eso sí- la distancia reglamentaria de los 25 metros, como si fuesen patadones de bola de rugby o tiros libres de la NBA, merecerá también penitencia, código penal y dimisión.
El lenguaje políticamente correcto no se abandona, estoy esperando que a alguno se le escape lo de "afroamericanos" en vez de "subsaharianos", creo que lo mejor sería inventarse lo de "afroeuropeos", pero no cundirá la idea, ya que parece que la clasificación de europeo cae en desgracia y ya lleva dos o tres subdivisiones o escalas: de primera, de segunda?entre los blancos con pasaporte y ciudadanía europea. Menos mal que los suizos, ingleses y otras hierbas usan métodos pacíficos para deshacerse de los indeseables europeos del sur que les lleguen con el máster en un sobaco y la fregona en el otro, escapando de su país en el que el máster no les sirve para nada y para la fregona tienen la complexión física poco desarrollada.
Y hablando de divisiones, uno de estos gerifaltes del Ministerio del Interior habló de que eran fornidos y musculosos los que se aventuraban al naufragio, seguro que si les hubieran hecho una prueba física para ver cómo jugaban al fútbol, en cuántos segundos hacían los 100 metros o su habilidad para golpizas pugilísticas, es posible que hubiesen tenido permiso de trabajo y residencia en cualquier comunidad autónoma, incluso de las de pedigrí nacionalista pese a que no hablasen la lengua del país.
El segundo pasmo semanal viene relacionado, otra vez, por las tramas de frivolidad y concupiscencia receptora de diferentes personajes públicos de las capitales gallegas a la hora de acoger agasajos por parte de las empresas beneficiarias de los servicios públicos privatizados. He de decir en su defensa que, por lo de ahora, no ha aparecido nada parecido a la Gürtel o a los trajes de Camps, pero algo huele a podrido en tanto enchufe, tanta botella de champán francés, y vino de las orillas del Duero con recuerdos sicilianos, de joyerías con ositos y bolsos con más valor que el arca perdida, todo de precios estratosféricos a la hora de felicitar las pascuas, cuando el resto de los mortales mandamos cinco euros de lotería, un libro o un chiste malo por WhatsApp.
Seguramente episodios de estas características merecerían las oportunas dimisiones; pero ya se sabe que desde tiempo inmemorial, curas, médicos y maestros -además de alcaldes y caciques varios- fueron beneficiarios de los productos del país. Ese polen sigue siendo transportado de generación en generación, aunque cambien los protagonistas

11 febrero 2014

Galdós y los dibujos animados

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/11/galdos-dibujos-animados/810456.html

Hoy les confieso un poco de aburrimiento y desidia, pocas ganas de trabajar. ¿Para qué exponerse al folio? Es monótono y, por lo tanto, optaré por la faena menos complicada, la que ya está escrita, la que desde hace años nos ilumina y es imposible dejar de tener como referente; la que es imprescindible recordar y leer cada vez más, con permiso de la directora del periódico y de don Benito.
No sé qué habrá pasado con la hija del rey en Mallorca, la verdad es que me importa poco. Me provocan más ira las declaraciones de ciertos personajillos de medio pelo de la política local, regional, incluso nacional que salen al paso de las denuncias de enchufes y mordidas (pokémones y pikachus) con declaraciones del tipo de "quién no haría lo mismo por un amigo que se encuentra en apuros" y lo dicen desde un puesto público, pagado por todos, cómo no va a hacerlo, si es de los suyos y está en apuros -o no-, se llama a la empresa concesionaria del servicio público privatizado y se le coloca, ¡vamos hombre, faltaría más! ¡Hoy por ti, mañana por mí!
La verdad es que todos estos procesos a los que ponen nombres de dibujos animados nos retrotraen al Galdós más puro y genuino; como les he prometido citas, ahí va la primera en la que reflexiona sobre la actitud y comportamiento de los partidos conservador y liberal durante el XIX: "Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. (?) No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...". Benito Pérez Galdós, Cánovas (1912).
No es mi intención extrapolar contextos, Cánovas y Sagasta no son el ramillete que nos gobierna, pero se non é vero é ben trovato.
Son varias las novelas (Miau, La desheredada, Tormento, La de Bringas, Fortunata y Jacinta...) en las que podemos encontrar la figura del cesante, aquel contratado por las administraciones con criterios clientelares, que tuvo solución con la implantación de la función pública independiente de los vaivenes políticos y que hoy vemos en peligro con las privatizaciones y los enchufes crónicos.
Muy interesante esta dura crítica que publicó Galdós contra el sistema político de la España de la Restauración. Sorprende su vigencia, más de un siglo después. En todo ese tiempo España ha cambiado mucho, ciertamente, pero, según vemos, muchas cosas siguen siendo esencialmente iguales, ya aparecen de nuevo los cesantes en las empresas concesionarias, cuando las elecciones provocan el cambio de turno. Recordémosle otra vez en La España de Hoy (1901): "Llegado el momento de abrir bien los ojos y de ver en toda su desnudez y fealdad el error cometido, ¿puede un país ser indefinidamente testigo y víctima callada del mal que padece sin ponerle remedio? Imposible. Los hombres de más saber político reconocen que así no se puede seguir, y forcejean dentro de la red que ellos mismos han tejido, y que les entorpece para toda obra grande de reforma. Pero ninguno se decide a romperla con arte, destruyendo siquiera alguna malla por donde sacar un dedo, después una mano, y llegar por sucesivas rupturas de hilos a la libertad de esta desgraciada nación, esclava de lo que aquí llamamos caciquismo, tristísima repetición de los tiempos feudales y de las demasías de unos cuantos señores, árbitros de los derechos y de los intereses de los ciudadanos".

04 febrero 2014

Un ejemplo novelado de convivencia en el País Vasco

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/02/04/ejemplo-novelado-convivencia-pais-vasco/808128.html

Ya ha llovido lo suyo y sigue habiendo diversas opiniones sobre la necesidad de la pacificación, de la convivencia en el País Vasco. Me convencen los que se empeñan en que las soluciones inmediatas no servirán, que los problemas familiares, de vecindario, de peñas y pandillas tienen heridas profundas que no cicatrizarán mientras no haya voluntad y no pasen un par de generaciones entre la violencia y la posible convivencia. Los más lúcidos no ocultan la base de la solución, la educación, mientras no se cree el marco adecuado y se desmitifiquen los tabúes, desde las guerras carlistas, el problema tardará en resolverse.
Esta reflexión prestada tiene un corolario, no se puede censurar el debate, la información, a los escolares; la historia próxima pasada, como la ya más ausente de testigos, ha de estar presente en las escuelas e institutos. La juventud que vive en el País Vasco no puede verse privada del conocimiento que se hurtó a varias generaciones sobre lo ocurrido en la guerra civil en el resto de España y sobre el terrorismo en las últimas décadas.
Desde hace tiempo, y últimamente se agudiza la polémica, el problema de todas las víctimas dentro y fuera del País Vasco está en la punta de iceberg repleta de piedras arrojadizas entre los que aún no han superado el duelo de sus muertos. El terrorismo ha remarcado y puesto fronteras ideológicas, políticas e, incluso lingüísticas, a la convivencia en los entierros y funerales; hoy, con las excarcelaciones forzadas por la legalidad, ahondan en la herida de la que se aprovechan buitres políticos de toda calaña. La herencia franquista y su represión en una larguísima posguerra han abonado unos prados en los que crecen los rencores y la justa memoria, pero que no es exclusiva de los vascos y tiene ya muchas referencias literarias, hoy comentaremos alguna.
Mi experiencia con la obra de Ramiro Pinilla nace leyendo y conservando Antonio B...El Rojo, ciudadano de tercera desde 1978, allí se narra, desde el realismo puro, la historia de un leonés del medio rural, con vivencias duras, que le apartan de su entorno, sus enfrentamientos con la autoridad, con su vecindario, maltratado por todos, por cárceles y penales hasta que llega a Vizcaya, donde recompone su vida. Es una posguerra realista, repleta de emoción.
Desde entonces, evidentemente he seguido la trilogía Verdes valles, colinas rojas, plagada de premios y reconocimientos tardíos; siempre desde su zulo, desde su autopublicación, de su casi clandestinidad.
Pinilla inicia la saga de Samuel Esparta, en homenaje al Sam Spade de Hammett, personaje que protagoniza un par de novelas (Solo un muerto más en 2009 y El cementerio vacío en 2013). El protagonista no es más que un librero, escritor y detective por necesidad que se ve envuelto en peripecias del Getxo de la posguerra, Sancho Bordaberri, al que siempre acompaña su contrapunto, su ayudante Koldobike, como escudera, secretaria, ayudante en la librería, digamos que un dúo como el par de manchegos cervantinos.
En la que nos ofreció hace unos meses encontramos la muerte de una chica, el maketo preventivamente acusado sin juicio, la represión?nos enredan en la trama del asesinato por amor que quiere justificarse por razones étnicas, políticas y fronterizas. La clave la hallaremos en la leyenda tradicional, cuando una joven muere, será enterrada y destinada a que sus restos sean absorbidos misteriosamente por el Cantábrico, mientras algunos tratan de envolver su muerte en conspiraciones absurdas que dejen una tradición a salvaguarda en la cual los malos vienen de la otra orilla. En resumen, no hay convivencia normalizada aunque las indagaciones y esclarecimientos de nuestros protagonistas ponen su granito de arena para conseguirla.