27 abril 2010

De tajos, lenguas y meditaciones

Un estudio de una universidad americana, en Carolina del Norte, dice demostrar que los seres humanos, con tan sólo un ratito diario de meditación, somos capaces de mejorar nuestras capacidades cognitivas, sin largos y pesados entrenamientos, siguiendo la técnica del mindfulness, que consiste en tomar una actitud de atención y conciencia plena, de presencia atenta y reflexiva, 20 minutos diarios durante cuatro días. Tras este periodo de tiempo dicen que se constató un significativo aumento en sus habilidades cognitivas clave y para demostrarlo fueron sometidos a gran cantidad de tests, con los que se evaluaron su estado de ánimo, su fluidez verbal, su procesamiento visual y su memoria de trabajo. Al mismo tiempo argumentan que exploraciones de resonancia magnética del cerebro, permitieron demostrar que la meditación potencia las relaciones entre la estructura del sistema nervioso central, la corteza cingulada anterior del cerebro y el sistema nervioso parasimpático, lo que a su vez potencia la conexión mente-cerebro. Como pueden suponer esto es una bomba, no sé si se pueden imaginar a los negociadores de la fusión de las cajas de ahorro tomándose estos veinte minutos de reflexión de lunes a jueves, los resultados podrían dejar a Rodrigo Rato, a Blanco y a Feijóo embobados en el pasmo. Las tiene que estar pasando muy canutas el rey de Bélgica, Alberto II. Tenían un gobierno de cinco partidos, tres valones y dos flamencos, se quedó en cuatro en menos de cinco meses y todo ello con el 96% de deuda y el 20% de paro, pero el verdadero tajo que se puede llevar por delante el país es el conflicto lingüístico entre francófonos y flamencos, sobre todo en el amplio distrito de Bruselas donde conviven ambas comunidades; digo lo de convivir por decir algo, ya que el mismísimo país se puede ir al garete porque los flamencos basan sus razones el principio de territorialidad, esta tierra es mía y aquí se habla lo que yo digo y los valones argumentan que son personas que pueden hablar francés y ejercer sus derechos en esa lengua, los educativos, los administrativos, a fin de cuentas sólo porque son 100.000 francófonos sólo en 35 comunas de Flandes. ¿No sé si les suena esto a conocido? ¿Se imaginan que Didier Reynder, el mediador real, dedicase sus energías a pillar por las orejas a los líderes de semejante conflicto y les obligase a meditar los veinte minutos diarios de marras? A lo mejor el tajo que impide la convivencia se podría suturar y la racionalidad supuraría de la misma cicatriz, pero la extrema derecha nacionalista crece y crece. El mismísimo río Tajo sigue siendo fuente de conflictos y acaba de enconar las relaciones entre castellanos y levantinos, porque de un tiempo a esta parte el agua ya no es un bien público, sino un recurso electoral; en vez de ser el gobierno de la nación el que destine el caudal a donde objetivamente fuere necesario, ahora es un virrey el que se queda con la que pase por su finca y otro la reclama para sembrar cemento. Una buena ración doble de meditación parece que hace falta también en el asunto este de las aguas para beber y para los campos de golf. Cuentan que el Santiago Carrillo de avanzada edad y lucidez, achaca su buena salud intelectual a que dedica por lo menos dos horas diarias a leer, de verdad, y otras dos a escribir, de verdad. Puede ser que ese método le sea útil sólo a él, pero no vendría mal que los personajes a los que nos hemos referido hoy lo probasen, daño no les haría. www.lafelizgobernacion.blogspot.com

13 abril 2010

Leña hasta que aprendan

Creo recordar que fue el hispanista Gibson quien en los primeros 80 publicó El vicio inglés, un refrescante volumen en el que se regodea recordándole a sus compatriotas que se comportaban como auténticos sádico-masoquistas en las escuelas y en las familias golpeando con soltura a las criaturas y aplicando así la única disciplina que les cabía en la cabeza desde la era victoriana. Claro que el nombrecito se lo ponen los franceses en venganza de que se les culpe siempre del llamado mal francés referido a las enfermedades de transmisión sexual. Polémica nacionalista aparte entre las dos orillas del Canal de la Mancha, parecía que las cosas se habían calmado desde que Tony Blair promoviera la prohibición del castigo físico en los colegios. Incluso más, la profesora Briones hizo público el estudio de los informes emitidos por la Cámara de los Lores en los años 2002 y 2005, para decidir si los padres tienen derecho a delegar la facultad de infligir un castigo razonable sobre sus hijos en profesores de escuelas cristianas independientes. Los padres alegan que este modo de educar a sus hijos es una cuestión de conciencia, un deber sagrado que se basa en el Libro de los Proverbios. Afortunadamente tras el debate, se decide que las sentencias del Tribunal de Derechos Humanos, la ley de derechos humanos inglesa de 1998, el Convenio Europeo de Derechos Humanos y la ley de los niños de 2004 protegen los derechos de los niños por encima del derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones religiosas, limitando también el ejercicio de la libertad de conciencia de estos padres cristianos. No quiero caer en la tentación de extrapolar estos argumentos para comentar ciertas recetas de la jerarquía católica y la patronal de la escuela religiosa sobre la libertad de enseñanza y de elección de centro, pero cuesta trabajo resistirse. También sería muy fácil sacarle punta a los abusos de autoridad que se enmascaran tras los delitos de violación de menores por parte de los clérigos en los que los padres depositaron su confianza -sí, violación y no meros tocamientos-, que encharcan las páginas de los periódicos estos días y ante los que sólo hay golpes de pecho de variados fariseos. Pero como se dice habitualmente, todo es susceptible de empeorar y a la mínima empeora, empezando por el Reino Unido donde de nuevo, con el fin de evitar la disrupción y la indisciplina, el gobierno propone restaurar la normativa que permita a los maestros usar la fuerza a fin de evitar que se perturbe el orden en los centros de estudios. El ministro de Escuelas, Infancia y Familias, Ed. Balls, espera la luz verde para hacer que un uso razonable de la fuerza contribuya a poner fin a una cultura en la que los profesores sin autoridad a menudo queden sin poder para hacer frente a situaciones difíciles. Seguramente habrá que darles la razón a aquellos viejos psicoanalistas que argumentaban contra las chaparretas por su connotación sexual. Cualquiera que haya sufrido castigo físico y mantenga el sentido común mínimamente saludable, no tendrá dudas a la hora de tomar posición frente a estas aberraciones. Para los casos extremos siempre está la justicia, en Cataluña lo hemos visto recientemente.

07 abril 2010

Miguel Hernández y el mito (y II)

Continuamos hoy con el comentario que merecen los estudios que nos llevaron a cierta desmitificación de Miguel Hernández como poeta-pastor, como poeta-amante o como poeta-soldado. (Miguel Hernández, pasiones, cárcel y muerte de un poeta, Madrid 2002, JL Ferris) La evolución de Miguel Hernández en su segunda etapa es la del rechazo al radicalismo conservador de Sijé y el de las relaciones con algunas de las cumbres de la literatura del momento; con un García Lorca, acabó evitándole, debido a la casi tirana petición de ayuda para su poesía y para el estreno de sus obras teatrales, con Cernuda, cuyo espíritu dandy le distanció de Miguel por su aspecto, comportamiento e indumentaria, con Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, José Bergamín y María Zambrano, entre otros. Es el momento de El rayo que no cesa, la que se dice cima de su poesía amorosa; mas aquí también tenemos que desmitificar la importancia de la inspiración femenina de los poemas que componen la obra, hasta hace poco tiempo estaban supuestamente pensados la mayoría para Josefina Manresa -luego esposa de Miguel-, seguramente también ha de quedar relegada la poeta murciana María Cegarra y queda como musa inexcusable la todopoderosa Maruja Mallo, a ella sin duda corresponde la dedicatoria: "A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya". El mito del poeta-amante parece que se acerca más a la realidad. La tercera época corresponde a la politización en sentido estricto, tras un cambio ideológico que se expresa en el poema Sonreídme, verdadera confesión general donde Miguel se declara liberado de la educación conservadora y religiosa que le impedía contar lo que cuenta en Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939); mas aquí también tenemos verdades a medias que matizan la vida militante del poeta, por ejemplo, sabemos ahora cómo se había situado en el Segundo Congreso Antifascista celebrado en Valencia en 1937, en la actitud más liberal y firmando la célebre Ponencia colectiva donde, junto a firmes declaraciones de adhesión a la República, se pone en cuestión el valor absoluto de la literatura-propaganda y se reivindica la independencia creadora del artista libre de tutelas de partidos o instituciones. También tardamos en saber que los últimos coletazos de la guerra enfrentaron a Miguel, combatiente de primera línea, con los dirigentes de la Alianza de Intelectuales. Esa disidencia, tal como la interpreta Ferris, pudo haber sido la causa de que no se refugiara en la embajada de Chile, ni fuera incluido en la evacuación a Elda. Otros supuestos benefactores tampoco quedan en buen lugar, se refuerza en cambio la de José M. de Cossío, pues su informe fue determinante en la liberación de Miguel en septiembre de 1939, y luego consiguió la conmutación por Franco de su condena a muerte, al haber logrado la intercesión de Rafael Sánchez Mazas, José M. Alfaro y el general Varela. Finalmente, la revisión de la etapa carcelaria, última de la vida de Hernández, pone de manifiesto que no fue ejecutado para librar al régimen de Franco del impacto publicitario de lo que habría sido -y esta vez con plena responsabilidad institucional- una repetición del asesinato de García Lorca, se le dejó morir premeditadamente por falta de atención médica y de acuerdo con la política penitenciaria que en aquel entonces fomentaba la eliminación de la población reclusa por supuestas y prefabricadas causas naturales, al no haber aceptado Miguel la oferta de convertirse en un poeta públicamente arrepentido y amaestrado al servicio del franquismo, a la manera de Leopoldo Panero.