http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2018/02/27/freno-marcha/1267248.html
FRENO Y
MARCHA ATRÁS
(Dice
Don Lope a Tristana)
Mire
usted señorita. En los tiempos aquellos de mucha religión la gente sabía las
cosas por las campanas y las obedecía. Había toque de agonía, toque de muerto,
el de fuego, bandera de gloria,
llamando
a misa y repliques de gran devoción.
La
gente oía y allá iban a visitar al agonizante,
a
enterrar al muerto o a buscar los trabucos cuando tocábamos arrebatos.
Tristana,
Luis Buñuel (1970)
La
verdad es que se te ponen los pelos de punta al escuchar o leer que retiran
fotos, que condenan a raperos a los que no les hace caso ni el Tato, que secuestran libros que hemos
leído todos o que los leeremos gracias a la propaganda gratuita. En fin, que el
freno y marcha atrás parece que están de moda, dicho sea esto sin ninguna
connotación sexual que ofenda a ningún célibe voluntario.
Esas
fotos, esos libros, esos ripios infames –raperos unos, patrióticos los otros-
casi llegan a ocultar los homenajes a Forges. Puede ser que hayan ocultado el
carnavalesco pregón de Santiago de Compostela y sus consecuencias, pues el tal
discurso festivalero ha soliviantado las capillas compostelanas y aragonesas.
Parece ser que el actor y humorista encargado hizo escarnio -a cara
descubierta- de santos y vírgenes; mas supongo que la chanza iría por el
supuesto de que el autor no estaba seguro de que el tal apóstol pudiese
físicamente haber llegado en una barca de piedra a la capital gallega, ni que
alguna virgen se hubiere aparecido en lo alto de una columna en Zaragoza; mucho
menos que ambos se hubiesen conocido, ni siquiera en el sentido bíblico del
término.
No
sé si el pregón del tal de las polainas hizo mucha o poca gracia al público
asistente, me cuentan que ni hubo pitadas ni abandonos masivos, las mediciones
del carcajómetro no las he visto
publicadas; pero seguro de que haberlas, haylas. Sí he leído que los adeptos a
esa religión se adjudican el título de ser la primera industria de los cuatro
puntos cardinales del país y que, por lo tanto, han intentado difundir las
reacciones de las jerarquías eclesiásticas compostelanas y zaragozanas –con
palmeros del Partido Popular-, manifestadas en forma de pregones, homilías o
mítines; casi diría que exorcismos, en catedrales y basílicas como desagravio ante
las supuestas ofensas perpetradas por los celebrantes de una fiesta laica, ni
les va ni les viene, que para ellos sólo es el comienzo de una abstinencia
penitenciaria que lleva a su semana gore y zombi basada en poner en peligro
antiguas obras de arte al libre albedrío de la meteorología y los descerebrados
con el uniforme militar de viejas fuerzas de ocupación colonial.
No hará falta volver al Arcipreste de
Hita y sus explicaciones sobre los
poderes del dinero y aquella irónica victoria de las tropas de doña Cuaresma
sobre don Carnal.
Quizá haya que releer a Galdós, volver a ver
a Buñuel, Nazarín, Tristana y Viridiana,
y lamentarnos por no tener sus versiones nonatas de Fortunata y Jacinta, Ángel Guerra y Doña Perfecta.