30 julio 2013

El jabón recuperado y los iluminados


http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/07/30/jabon-recuperado-iluminados/747201.html

No sé qué va a explicar el presidente del Gobierno a los representantes de la nación el próximo jueves en el Parlamento. Una vez más las víctimas de Santiago servirán de pantalla de plasma y para confundir churras con merinas. Ahora los empleados públicos ya no son los vagos que derrochan presupuesto, son los que sacan las castañas del fuego como cualquier ciudadano. Dicen que le apretarán las clavijas por los dineros del partido, de sus orígenes y adversidades, de sus destinos y sus utilidades.
No sé tampoco la audiencia que tendrá su intervención el primer día de agosto y no sé si le escucharé, porque veo que mis convecinos están preocupados por otras cosas, también por el dinero, sí, sobre todo por el que no tienen. A veces da la impresión de que estos que controlan el presupuesto público se guían por la anécdota atribuida a aquella reina francesa que recomendaba comer pasteles a los hambrientos que no tenían pan, acabó mal, ¿con la guillotina?
No es que yo desee ningún afeitado capital tan drástico, pero creo que ante lo que estamos viendo algún tipo de escarmiento es imprescindible; todos vemos las imágenes de la solidaridad en el accidente de Santiago, de las donaciones a los bancos de alimentos, a las organizaciones solidarias de voluntariado, incluso a empresas que son coherentes con su responsabilidad social corporativa, todos colaboramos cuando al ir a la compra nos solicitan aceite, conservas o alimentos infantiles, depositando nuestra bolsa a la salida, tranquilizamos algo nuestra conciencia aún sabiendo que es un grano de arena nuestra aportación a que sobrevivan aquellos que están desesperados y piden ayuda, que se despojan de sus vergüenzas para pedir socorro.
Pero no se puede quedar uno satisfecho con estos análisis, me preocupa bastante más la situación de aquellos que no son capaces de pedir la ayuda, aquellos que se pegan un tiro antes del desahucio, aquellos que se tiran con el coche al mar porque no pueden sobrevivir, aquellos que se ofrecen para cuidar todas las noches una propiedad a cambio de tener un cobertizo donde refugiarse, aquellos que recuperaron y perfeccionaron la fórmula magistral de la abuela para hacer jabón, reciclando nos sé que productos, y ofreciéndolo a quien puede dar dos euros por una garrafa que no sabe si le valdrá para algo, pero en todo caso salva la dignidad del fabricante que incluso se arriesga a una multa del ayuntamiento o que lo persiga la inspección de sanidad, todo porque no puede permitirse el lujo de tener una discrepancia de criterios con la hacienda pública por valor de más de treinta millones de euros.
Rajoy intentará decirnos que pelillos a la mar con los dineros de Suiza y demás hierbas, que todo es legal y que no nos imaginemos cosas raras y que una manzana podrida no puede estropear el cesto, que en lo que se centra él es en lo importante, en lo de la luz y el túnel, en los iluminados que la ven o se la imaginan, mientras el resto alucinamos sin consumir sustancias nocivas, solo viendo lo que pasa dentro del túnel del tiempo que nos transporta a épocas olvidadas

¿Dicen que ven la luz al final del túnel?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/07/23/dicen-ven-luz-final-tunel/744956.html

Hace días circuló un mensaje por las redes en el que se pedía algo así: ¡que rule que lo toma Floriano! Disculpen la vulgaridad del comentario, no me digan que no es para sospechar cosas raras con las declaraciones a costa de Soto del Real y sus habitantes, y estos días las ruedas de molino de las tasas universitarias, las becas y las explicaciones que nos dan, por ejemplo, en las universidades madrileñas, son de juzgado de guardia. Sobre todo porque con esto de las autonomías resulta que las universidades públicas madrileñas no son para los madrileños, sino que el resto de los españoles, que quieren, porque tienen derecho, matricularse disfrutarán de unas tasas multiplicadas y de una extraordinaria reducción de becas en cantidad y calidad. A ratos y con algunas guindas uno piensa que la única ingeniería que vale la pena aprender es la financiera. Convenzan a sus retoños.
Parece que esto de la enseñanza superior se está poniendo por las nubes, que nos encontramos con las facultades públicas con demanda saturadas por su perfil profesional, para que aquellos que puedan endeudarse en las privadas engorden el negocio y el beneficio. Dan ganas de gritar aquello de ¡Pero es la ciencia, señores, lo que se están jugando! Da igual, y si tienen duda echen un vistazo a la inmediata actualidad y al seguimiento que desde este folio se hace a las novedades del Colectivo Carta por la Ciencia ante la situación del CSIC; recientemente su presidente advertía sobre la posible quiebra de la institución y la amenaza de cierre de sus centros en octubre, por falta de fondos para cubrir gastos corrientes, es una buena muestra de la gravedad de la situación por la que atraviesa el sistema español de ciencia y tecnología. El del CSIC no es un problema aislado, afecta a todos los Organismos Públicos de Investigación, Universidades y al resto del sistema de I+D, donde la práctica suspensión de actividades amenaza la ejecución de proyectos de investigación en curso, muchos de los cuales forman parte de consorcios internacionales y todo ello fruto de los sucesivos recortes presupuestarios que el Gobierno ha ejecutado desde 2009. Desde la desaparición de Ministerio de Ciencia e Innovación y la absorción por Economía y Competitividad, los responsables de política científica han perdido peso político, visibilidad y capacidad de interlocución ante la comunidad científica. Este estrangulamiento destruye el trabajo de 30 años y que por primera vez había dotado a España de un peso científico más acorde con su peso económico. La crisis económica no es la excusa del desmantelamiento del sistema público de I+D, sino que debería ser razón para fortalecerlo por su relación con el PIB, su boicot es un boicot al futuro del país.
Se necesita planificación y estabilidad. En investigación no se puede trabajar sin escenarios plurianuales fiables, tanto de los recursos financieros como de los recursos humanos, saber con qué se cuenta y que esos medios estén disponibles en tiempo y forma. Con respecto al CSIC, la comunidad científica también desea un organismo cada vez más competitivo, más internacional, más transparente y más ágil, pero para cambiar el rumbo primero hay que salvar el barco. La secretaria de Estado ha afirmado que "hay un plan, está todo organizado" pero no se han trasladado al BOE las resoluciones pertinentes, prolongando la incertidumbre en todos los Organismos Públicos de Investigación. Por la naturaleza de la actividad investigadora cualquier plan que quiera tener éxito ha de contar con el respaldo de la comunidad científica y, por lo tanto, es imprescindible que ese plan sea fruto del diálogo y no un documento gestado al margen de la comunidad científica.

18 julio 2013

Competencia entre realidad y ficción para unas horas de verano

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/07/16/competencia-realidad-ficcion-horas-verano/742632.html

Es recurrente el debate sobre lo que prevalece; hagan memoria, como botón de muestra, de aquel Roldán que nos coló todos los goles posibles con sus ficciones hasta que, cuando vimos la realidad, envejecimos de repente. Por eso hoy les propongo esta lectura intensa y actual, breve y asombrosamente realista que nos ofrece José Sanclemente -editor de larga trayectoria- que comenzó publicando la novela Tienes que contarlo. Su debut en la literatura se ocupaba de un crimen relacionado con las redes sociales y la influencia de algunos medios, más allá de su audiencia. En aquel libro asumían la investigación un inspector y una periodista que tenían, fuera del trabajo, una complicada e inestable relación.
La que hoy nos ocupa, No es lo que parece, recién salida del horno, hace pocas semanas, es una nueva novela con los mismos protagonistas. Si antes dio en el clavo al referirse al nuevo papel del periodismo y los usos dudosamente legales, pero ciertos, de las redes sociales, ahora hace diana certera cuando se refiere a las relaciones peligrosas de intereses cruzados entre emisoras de radio, gabinetes de comunicación y grupos editoriales, y cuando de manera tangencial sus personajes hablan de asuntos como el espionaje telefónico e informático que justo estos días aparece en las primeras páginas de los diarios.
El punto de partida de la novela es el asesinato de un prestigioso psiquiatra mientras atiende en su consulta a un banquero enfangado hasta las orejas en tráfico de influencias, blanqueo de capitales y corrupciones diversas. El título del libro se refiere a las claves difíciles de interpretar por los investigadores, pero su mérito está en que deja un poso de preocupación en el lector. Si queremos vivir con una sensación siquiera aproximada a la felicidad, mejor no hurgar demasiado a nuestro alrededor en un ambiente de crispación, posterior al 15-M en el que algunos periodistas tomaron conciencia y algunos jueces actúan de forma inesperada, como en los desahucios. Es evidente que Sanclemente ironiza con los tertulianos y llega al sarcasmo con el mundo editorial y sus premios literarios casi transparentes concedidos por los jurados independientes.
El propio autor teme que algún día se pueda cumplir lo que relata ya que aborda el estrecho paso que hay entre la corrupción y la criminalidad con casos como el de Barcenas, es un decir.
El inspector Julián Ortega y la periodista Leire Castelló vuelven a encontrarse en las páginas de un libro, el pragmatismo del policía y la pasión y emotividad de la periodista rebuscan entre las pruebas que incriminan para que nada aparente lo que ha sucedido de verdad, es como nuestra sociedad actual en la que hay cientos de sombras que están modificando y desvirtuando lo que en realidad está pasando. Es novela negra, los hechos que se relatan no se han producido, pero no tengo duda de que son verosímiles, propone no ser indiferente y que el escepticismo que rodea a la sociedad no se convirtiera en pesimismo. El propio autor se pregunta "¿qué es lo que está pasando, donde estoy?". Estoy en medio de una escena de un crimen con un paisaje que me suena a real, del día a día

09 julio 2013

De espías, curas, militares, banqueros

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/07/09/espias-curas-militares-banqueros/740366.html


Seguro que en estas tardes de calor agobiante y si goza de la libertad suficiente para disfrutar del ocio voluntario, no el ocio forzado por el paro, le haya pasado por el magín la idea de preguntarse quién le gobierna la vida, la suya particular, la de la gente que ve en las noticias de la tele, la de las que no ve ni en la prensa?y llegará a la conclusión de que a todos se la gobiernan gentes a las que usted no ha elegido, en caso de poder hacerlo, y mucho menos usted gobierna la suya.
A lo mejor cree que en su vida laboral usted manda algo, pero en realidad entre empresario y banqueros parten el bacalao, su bacalao de usted; decidirán si tiene o no convenio colectivo, extras, vacaciones. Es cierto que tiene mecanismos de defensa, teórica tutela judicial, pero no es menos cierto que cada vez nos miramos más nuestro ombligo y nos despreocupamos más de lo que nos afecta colectivamente a los que vivimos por aquí; ya sabe usted que en los países exóticos solo se sobrevive y los problemas son otros, los edificios donde se confeccionan las prendas que compramos de rebajas se derrumban con las mujeres dentro, a pie de máquina de coser.
Seguramente también usted cree que gobierna la república independiente de su casa, que dice el chusco anuncio de los muebles-tortura suecos; pero ni su casa es suya, ni una república ni es independiente, siempre habrá un clérigo que le impondrá vestimentas, rituales, festividades, alimentación, la educación de su prole, si tiene que parir, usar preservativo o tomar los vinos el sábado.
¡Ah! Usted se creyó feliz y seguro hablando por teléfono o usando las nuevas tecnologías, los mensajes y teleconferencias de balde, reservando billetes para viajar desde su butaca casera?y ahora se da cuenta de que entre la maraña de espías y espiados las películas de Bond, James Bond, son más inocentes que Mary Poppins. No se consuele pensando que eso es cosa de que los gobiernos se espían entre sí y hacen el ridículo como el del avión de Evo Morales y las supuestas violaciones del espacio aéreo de cualquier país ¿a qué jugamos? ¿Es que los satélites respetan las fronteras? ¿Es que Google me pregunta si quiero mantener en la web las imágenes de mi casa y la de mi perro muerto hace meses?
Podríamos seguir poniendo ejemplos y echarle imaginación al asunto, pero lo único que propongo es un ejercicio de fantasía para que usted se viese, por ejemplo, como ciudadano egipcio, un participante en aquellas manifestaciones para derrocar el régimen de Mubarak, y hubiese vivido triunfante su procesamiento o que se viese hoy sometido a los fusiles y los uniformes militares que le salven otra vez sin saber de qué.
También podría imaginarse usted como ciudadano iraní votante de un islamismo moderado ¿para qué y comparado con quién?
¿Por qué no puede ser usted un joven turco de acampada reivindicativa? Sin duda es loable su activismo laico y es deplorable la actuación de las fuerzas represivas, pero basta un susurro berlinés amenazando con el veto a la entrada en el mundo occidental para que las movilizaciones turcas no existan en los medios.
Seguramente ya hemos interiorizado que todos somos un poco espías y cotillas, banqueros y tacaños, militares y violentos, curas e intolerantes, además de otras hierbas inconfesables y que consentimos que gobiernen nuestras vidas, nos desahogaremos despotricando contra políticos corruptos, pero nuestro grado de impureza, nuestro grado de corrupción, la personal, es para hacérselo mirar.