19 febrero 2009

Elecciones aburridas

EN LA EDICIÓN DEL MARTES 17, EL ARTÍCULO DE FERNANDO GONZÁLEZ MACÍAS 'LAS OTRAS CAUSAS DE LA ABSTENCIÓN' APARECIÓ ATRIBUIDO POR ERROR A ADOLFO GIL GÓMEZ
Claro que puede pasar de todo, como siempre, pero me da en la nariz que serán estas unas elecciones aburridas, las de la autonomía -recuerden, el 1 de marzo- sin nadie que ponga en duda que habrá otro par de gobiernos coaligados en la Xunta y que al candidato de la derecha le van a dar la medalla de oro del colegio de oftalmólogos, se ofrecerá como penitente perpetuo en todos los santuarios de Santa Lucía o verá su futuro asegurado como usuario, como colaborador o como dirigente de la ONCE. Menudo ojo clínico se gasta don Alberto a la hora de seleccionar candidatos o de dejar que le cuelen goles desde todos los centímetros del área gobernada por las boinas, incluido el punto de penalti. A estas alturas tratar de motivarnos la libido electoral con unas tramas de mafiosos, con delegaciones periféricas, auténticos daños colaterales de la burbuja inmobiliaria, es de traca barata. Que a la sombra de los poceros se sembró la trama que hoy reaflora es de Perogrullo, con sus espías, sus cacerías y demás frivolidades. Que la derecha se flagele ahora porque no se van a subvencionar los colegios ultras que no mezclan a los niños con las niñas y que pretendan que la sociedad se movilice en defensa de los caprichos de cuatro privilegiados que se creen tocados por la gracia divina es una burla a la sociedad con mayúscula, que las está pasando canutas, y que las pasará peor. Pero esas criaturas llamadas a la dirección de la sociedad del futuro desde las escuelas de negocios y facultades de medicina de Navarra no pueden educarse en la tensión de concupiscencia coeducadora. Que los nacionalistas no encuentren mejores mensajes que los que se pueden ofertar desde la galescola de turno, con el Gaiás en el olvido, con niveles ridículos de desarrollo de la ley de dependencia, incluso comparándolos con los de regiones con menores niveles de renta, con una política industrial que el único balance que puede presentar es el de la guerra de los molinillos de viento, con todos los grupos empresariales a la greña menos el que les subvenciona el papel prensa, para mayor gloria de su líder, en un periódico que usa las dos lenguas del país. Las dos lenguas en uso, tamaño error, pecado, sinsentido y despropósito sin parangón, cuando para ellos la lengua es una, grande y libre y a ti te encontré en la calle. Ojo con el encandilador mensaje del cordero electoral, que en las galescolas se puede hablar como se quiera, pero ya hay colegios en los que los profesores no pueden usar el castellano para saludarse en el pasillo porque hay no sé bien qué normas. Seguramente tratarán de animarnos un poco desde la izquierda, pero la verdad no sé cómo se puede hacer sin enfrentarse de verdad a los problemas presentes: el paro es galopante y frente a la decimonónica esperanza -sin segundas intenciones- de las patronales de despidos masivos y gratuitos no se encuentran mensajes de mayor calado que la amenaza movilizadora en la calle, que pocos se creen; sin poner encima de la mesa de nuevo el reto real de la economía europea: el desarrollo tecnológico y la vuelta de los trabajadores jóvenes en paro al sistema educativo para que sea realidad.

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