16 enero 2007

Los que os ponéis estupendos

Don Latino: ¡Querido Max, no te pongas estupendo!

[`Luces de Bohemia´, escena novena.

Ramón del Valle-Inclán]

Dicen que las modernas películas de animación las crean a partir de un buen guión y de la interpretación previa del mismo por buenos actores de carne y hueso; después de ver el resultado, entran a trabajar los creadores de los personajes de pastilina cibernética que veremos en las pantallas. Gracias a este recurso trato de saber quiénes sois, sé que sois reales, pero no os reconozco en carne y hueso, parecéis pasados por los espejos de Valle: Max Estrella, lúcido idealista con el que siempre nos identificamos y ese Don Latino que siempre hace de contrapunto, de Sancho, de hombre práctico con el que no nos queda más remedio que coincidir de vez en cuando.

Cuando comienzas un año leyendo periódicos caducados, porque la actualidad siempre te machaca los titulares a los diez minutos de haberlos escrito y analizas los hechos que te los machacan, no queda más remedio que pensar que alguien te está manejando y confundiendo. El frenesí de la carrera hacia los proyectos de precampaña preelectoral deja fuera de combate no sólo a redactor al pie de teletipo, sino al más sesudo comentarista de la actualidad. Y es que no hay más remedio que os quedéis todos tranquilos e impertérritos ante los comunicados de los nacionalistas vascos, sobre todo los de los violentos cuando os dicen que van a seguir igual, bomba más o menos, par de muertos más o menos, pausados y estupendos en sus posición de alto el fuego y no como estos nacionalistas que nos gobiernan por aquí que nos maltratan y torturan sin piedad, que también se ponen estupendos para que las muñecas barriguitas hablen en gallego; no me digáis que no hay diferencia, es que no nos los merecemos de lo buenos que son ¿somos o no somos un pueblo singular con toda su estupenda identidad y todo?

Pero hay estupendos para todos los gustos, cuatro días antes de que se cure la primera niña con leucemia con un autotrasplante de células de su cordón umbilical, aquí se tiran a la basura 140 muestras congeladas en dos hospitales de la Comunidad de Madrid, porque las autoridades sanitarias autonómicas dicen que no hay quien las atienda y el estupendo responsable de la aventura pone toda su cara delante de las donantes y de los posibles receptores para decirles que se siente mucho, que tendrían que haberse pagado un banco privado de cordones umbilicales, aquí, en USA o en su puñetera casa; pero que aquí nuestras estupendas autoridades sanitarias siguen mirándose el ombligo, cuarta más o cuarta menos, y siguen sin producir una ley que regule las buenas prácticas.

Mientras tanto, os ponéis estupendos poniendo a caldo a la señora que se hizo famosa en el Caribe y ve posibilidades de sacarle rendimiento posando en las revistas para mayor gloria suya y de su cuenta corriente.

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