03 diciembre 2013

¿Se siente usted un ciudadano seguro?, ¿por la pública o por la privada?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2013/12/03/siente-ciudadano-seguro-publica-o/789256.html

Si son algo aficionados a la radio habrán observado que se está desbordando la publicidad de las empresas que instalan alarmas para prevenir los robos en domicilios. Evidentemente, cada uno es libre de vender lo que le apetezca y se lo compren, pero coincidirán conmigo en que se está creando una psicosis peligrosa entre los ciudadanos.
¿A qué se puede tener miedo? Evidentemente a perder el puesto de trabajo y quedarse sin la cobertura necesaria para cubrir las necesidades mínimas con dignidad, vivienda y alimento, a que las prestaciones sanitarias no sean suficientes para que conservar la salud no sea imposible, a que el acceso a la educación no sea una carrera de obstáculos, a que el deterioro físico o psíquico haga de usted una persona dependiente y la sociedad, el estado, no sean capaces de proteger esos derechos fundamentales. La maniobra de distracción está clara, esté usted inseguro, le dice el gobierno, que yo le diré qué voy a hacer para que esté tranquilo; por un lado, le convenceré de que las bandas de inmigrantes que sobrepasen las concertinas vienen aquí a atracarle y que desde las mafias del este de Europa se organizan excursiones para desvalijarle.
Puede el ministro del Interior flagelarse con la doctrina Parot y podemos ser todos consecuentes y coincidir con él en que asesinos y violadores irredentos no deberían hacer gala de sus hazañas sin contemplaciones, pero este tampoco es el problema de la seguridad nacional cuantitativamente más importante, las policías públicas, por muy fraccionadas que estén, son capaces de controlar los efectos de la sentencia de marras sin mayor problema.
Pero los telediarios intentarán seguir convenciéndole de que como el asesino de aquellas niñas está suelto, usted está en peligro y ha de protegerse con la seguridad privada, como con la sanidad privada, la educación privada?
Por otro lado trataré -piensa el ministro- de que usted se convenza de que su mayor peligro son sus semejantes más próximos, incluido usted mismo, para ello presenta un proyecto de ley de seguridad ciudadana -¡qué mejor título!- en el que se amenaza con inflar a multas astronómicas a todo aquel que se atreva a separarse un poco del tiesto y discrepar de lo que él, ministro de Interior, piense, barrunte, conspire o alucine.
Dos o tres tirones de orejas ya lleva el señor Fernández Díaz de sus propios amigos, incluido el Papa, por pasarse de frenada. Después de un repaso somero al proyecto de ley, uno comprueba dos cosas, la primera, que todo se arregla con multas y que los destinatarios de las multas son los que protestan. Si el propio jefe de los empresarios o el mismo Bárcenas, ambos encarcelados, se declaran insolventes que no tienen ni para pagar la brocha de afeitar, ¿qué piensa el gobernante?, ¿que va a pagar el desesperado que salga a la calle a manifestar su impotencia ante la estulticia y la prepotencia de los que le pisan la cabeza?, va listo y además es un incendiario.
Por último, una perla, entre las faltas graves figura: "(?) incitar a comportamientos de alteración de la seguridad ciudadana, violentos, delictivos o que inciten, promuevan, ensalcen o justifiquen el odio, el terrorismo, la xenofobia, el racismo, la violencia contra la mujer, o cualquier forma de discriminación, siempre que no sean constitutivas de delito". ¿Qué no es delito? ¿Matar a una mujer o solo insultarla? ¿Quemar a un indigente o solo patearlo? ¿Homenajear a un asesino? ¿Para qué queremos el código penal? La cortina de humo es muy endeble y solo sirve para amedrentar más y que el incendio se extienda con el viento a favor.

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