14 marzo 2006

A los nostálgicos educativos

No se crea todo lo que le dicen, depende de su edad; pero si le tocó hacer el bachillerato, el de verdad, el de antes, el que añoran los nostálgicos del pasado mejor, se acordará de que aprobó cursos y reválidas sin haber leído un libro en todos y cada uno de los seis años del tan afamado plan de estudios. Es posible que siga recitando que el producto de dos enteros negativos es positivo, sin saber la razón. Seguro que muchas veces el cura del colegio, o uno de ellos, le persiguió por el pasillo llamándole epicúreo, bastón en ristre; pero usted no sabía qué significaba aquello, tardó mucho en caer que tenía relación con el placer, con el disfrute, quizá también con el sexo; pero usted no conocía nada de los saberes clásicos, pecaminosos de por sí. Será usted campeón del trivial con los quesitos marrones o con los amarillos, pero si sólo fuese por eso sería usted bagatela social. Todas sus memorizaciones le sirvieron para ser cajero del Hispano, sin duda esto dice mucho a favor de usted, pero poco a favor del banco que le contrató por sus buenos modales y su afán sumiso y lisonjero. No se me engañe, le salieron bien las cosas porque no había mano de obra cualificada y usted era una absorbente esponja, ávida de conocimientos que el sistema educativo no le había proporcionado. Se esforzaba y se sigue esforzando porque tenía y tiene una meta a su alcance (...)

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