11 septiembre 2007

La TVG y pi

Ya están pensando los mal pensados de siempre que voy a dar la lata con lo del idioma y esas cosas, como siempre. Pues no, esta vez es para felicitar a algún destinatario, no sé su nombre, o sí. Tengo tantas posibilidades de dedicarme a la crítica de televisión como a hacer comentarios periodísticos sobre la temporada en la Ópera de Milán, si me apuran un poco, dedico tanto tiempo a la pequeña pantalla como al deporte; pero aún así me gustan los programas que dan noticias. Es una manía. Quizá por eso piense que, por fin, la Crtvg acaba de lograr alegrarme la pestaña, por fin compruebo que los millones que ha costado su puesta en funcionamiento han dado algún fruto que compense tantos desvelos presupuestarios. Han cabreado a don Antonio Losada. No creo que nadie en la empresa pública quisiese mal a este señor; pero, si alguien contribuyó a su regreso a la vida privada, que le suban el sueldo, por favor. En el organigrama de la autonomía todos sabemos el nombre del número uno, para algo es el presidente; sabemos el nombre del número dos, por algo su cargo empieza por vice; nos puede caber alguna duda -pocas dudas, sean sinceros- sobre la identidad del número tres; pero el dimitido era sin duda el número pi , el 3,1416. Quería marcar de cerca al número tres, hacerle la competencia en el asunto ese de las competencias y su magia no llegaba. Y digo magia porque todos le llamaban Mago, pero sus prácticas eran más amenazadoras que mágicas. Del número cuatro para abajo todos parecían temerle y no sin motivo: él nunca quiso medios, siempre los quiso enteros y sólo para él, disculpen el chiste tonto y facilón. Si lo que pretendía la parte contratada era la supremacía mediática en el bipartito garantizada por el recién despedido, sabe que cometió un error de bulto y si lo que pretendía era homologar al BNG con sus colegas nacionalistas moderados, pinchó en el mismo hueso de siempre, que las esencias son las esencias. Don Antonio Losada, que seguramente pueda -espero- disfrutar merecida y eternamente de los 15.000 euros que le tocarán de la lotería presupuestaria, trató de presentarse ante la opinión pública como un brillante y joven profesor universitario formado en USA, con experiencia en las empresas de comunicación de ámbito regional, pero resultó ser un bluf aupado por los mandarines radiofónicos madrileños -hay que reconocer que tiene pegada- que en cuanto se puso a gobernar le salió lo bruto, la bestia que todos llevamos dentro y dominamos a duras penas, y creyó que el presupuesto, los rótulos, la imagen de vicepresidente, los mandilones, el himno y las múltiples fronteras de Galicia eran su responsabilidad y estaban bajo su custodia. Hacer de negro y escribirle los discursos al jefe de los nacionalistas es fácil, pero una vez que tienes firma en DOG, hay que pensárselo dos veces antes de echar la lengua a paseo y, sobre todo, has de tener contenta a tu tropa y tranquila a la aliada

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