20 febrero 2007

Realidad y ficción entre jueces

Por supuesto me disgustó el cierre de la librería Colón en La Coruña no fui cliente fiel, pero siempre acudí por motivos muy concretos, la prensa publicada fuera de España llegaba con puntualidad británica, allí tenías tu ejemplar para que no se te oxidase el idioma y, sobre todo, para saber qué pasaba por aquí. Creo que las últimas veces que usé sus servicios con esas ansias coincidieron con el juicio del 23-F.

Hablando de juicios y jueces, hay que ver cómo se lo montan algunos con sus carnavaladas y todo, con sus periódicos y sus teles; no dudo que hayan estudiado sus códigos y sentencias, pero a veces parece que también se han especializado en arte dramático y comunicación audiovisual, menuda puesta en escena, menos mal que nos seguimos creyendo aquello de la separación de poderes. O no.

Casi me quedo hoy con una juez de ficción, Mariana de Marco, es la tercera vez que aparece como protagonista de las novelas de J. M. Guelbenzu, ya la vimos en No acosen al asesino y en La muerte viene de lejos; estos días se nos presentó en El cadáver arrepentido.

En todos los saraos se habla de la buena salud de la novela policiaca en castellano, esta es una buena muestra y, sobre todo, es distinta y está distante de las influencias de las series americanas y también de las novelas urbanas y criminales. Si van a acercarse a ella por primera vez no esperen encontrar los restos sangrientos ni las mafias del Este ni detectives originales y artificiales que también degustamos los aficionados con devoción. Aquí hemos de buscar la tradición anglosajona clásica que nos despierta en la memoria a Agatha Christie. Ciertamente podría parecer casi imposible que aquí, en nuestros escenarios pudiese ser creado un personaje serio, fino, educado, elegante, inteligente, brillante; sin embargo, Guelbenzu arriesga y gana.

El rastro del cadáver aparece pronto y(...)

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