07 diciembre 2006

Los peligros del celestino lingüístico

Si usted conoce a alguien que tenga un primo que diga que no sabe gallego, esté tranquilo que las fuerzas normalizadoras, con el vicepresidente de la Xunta a la cabeza, se lo solucionarán, compruébelo en www.valingua.org, allí organizan encuentros entre personas de distintas identidades lingüísticas para que, por simpatía, lleguen a intercambiarse conocimientos y quien sabe qué cosas más. O no. Es decir, se trata de que un gallego hablante acompañe a comer, a ver cuadros, a cubrir papeles, a echar la siesta... a un no gallego hablante menesteroso y haga de profesor e intérprete gratuito. Las dudas que me asaltan -no sé si aplaudir la medida o criticarla- se las cuento.

Por un lado pienso que está bien eso de conocer gente que hable distintas lenguas, siempre nacen amistades, rollitos de primavera, incluso libros de familia numerosa. Sin embargo me preocupa el porvenir de las generaciones futuras de profesores de gallego, si les van a plantar esta especie de esquiroles que trabajen gratis y a la japonesa, no sé qué será de los cursillos de iniciación y perfeccionamiento.

Además no sé quién vigilará estas conversaciones, ya que coincidirán conmigo en que el Vicepresidente está muy preocupado por la lengua que se usa, pero, sobe todo, está obsesionado con la coincidencia de lo que se dice con los contenidos nacionalmente correctos que aprenda el neófito lingüístico.

También veo peligros, y no me tachen de alarmista, para las agencias de contactos, que sufrirán un serio revés comercial por competencia desleal; incluso disminuirán los pequeños anuncios que ocupan las últimas páginas de los diarios.

No sé, tal y como leen, estoy confuso. Me entero de que sólo se permitirán veinte horas de convivencia. No lo entiendo. Quien siga esta columna sabe que nunca se ha abogado desde aquí por el adelgazamiento de las competencias públicas, pero creo que en este caso la Vicepresidencia de las buenas intenciones está extralimitándose y constriñendo mucho las posibilidades socializadoras de este grupo de voluntarios catequizadores de la lengua propia. Creo que deben dejar el libre albedrío fluir sin caínzas, que florezcan mil posibilidades y que se lleve al gato al agua el miembro de la pareja más persuasivo y hábil en el uso de su lengua.(...)

28 noviembre 2006

Tener o no tener

Las relaciones feudales, las del siervo y el señor eran curiosamente recíprocas, siempre vi en el siervo algo de funcionario, ofrecía su fuerza de trabajo, sus cosechas, acompañaba al señor conde a matar moros y éste le protegía de las razias enemigas, durante siglos y siglos, renunciando a una parte de su libertad, hasta que algunos se arriesgaron a independizarse de su buen señor y procuraban acumular, doblones, cuartos, blancas y maravedíes valiéndose de su buen oficio, mas entonces su defensa quedaba al albur del gremio si lo hubiere, de la solidaridad de su vecino, si no era su rival; pero ya no podía reclamar aquella buena guarida que le proporcionaba una especie de primitivo Estado protector. Durante siglos o eras siervo o eras burgués.

He de confesarles que terminé el bachillerato de letras sin saber bien quien era el Arcipreste de Hita ni qué rayos pasaba en el siglo XIV con ese mundo medieval en descomposición, también les cuento que su poema "las propiedades que el dinero ha" se pasaba de mano en mano y sin el nombre del autor, clandestinamente y que cuando se supo que Paco Ibáñez lo cantaba, se ponía el volumen muy bajo. Menos mal que después se pudo estudiar lo que el bueno de Juan Ruiz pensaba sobre el vasallaje y qué quería decir con aquello de: Hace mucho el dinero mucho se le ha de amar,/ al torpe hace discreto y hombre de respetar; / hace correr al cojo y al mudo le hace hablar; / el que no tiene manos bien lo quiere tomar.

Ni que decir tiene que cuando el mismo vasco de la voz quebrada cantaba aquello de Poderoso caballero es don dinero se interpretaba como un alegato anticapitalista, menos mal que hoy a los jóvenes se les cuenta la verdad y se les dice que aquel bueno de Quevedo, hoy muy conocido como personaje de Alatriste, ponía su funcionarial pluma al servicio de sus buenos señores, aquellos nobles validos de los últimos austrias del XVII y que aquello de "Madre, yo al oro me humillo; / Él es mi amante y mi amado / pues, de puro enamorado, / de contino anda amarillo; /que pues, doblón o sencillo, / hace todo cuanto quiero, / poderoso caballero / es don Dinero." no era propaganda antiglobalización ni atacaba al capitalismo salvaje.

Y qué decir del momento en el que cantaba la réplica compuesta con los versos de aquel jugador empedernido, de rostro patibulario con su nariz aguileña, de mente brillante y orgullosa, del genio lúcido y verso tenebroso, del Góngora que en sus letrillas se desentendía de lo público, como cualquier idiota, y procuraba su bienestar personal e intransferible en Traten otros del gobierno / del mundo y sus monarquías, / mientras gobiernan mis días / mantequillas y pan tierno, / y las mañanas de invierno / naranjada y aguardiente, / Y ríase la gente.

Quizá falte algún ejemplo de poema que cante a la síntesis, que implemente -como dicen los cursis de ahora- que ponga a funcionar una maquinaria que aúne las dos tensiones y tendencias, una especie de canto al plato y a la tajada o "Al sol que más calienta y en bañador".

21 noviembre 2006

¿Estado de derecho o de excepción en la escuela?

No sé yo si alguno de ustedes tiene la imperiosa necesidad de implantar el estado excepción en los institutos por culpa del acoso escolar que parece se nos viene encima. Los más jóvenes no saben lo que es, pero los viejos recuerdan la suspensión de derechos y libertades. Ante todo tengan en cuenta que gracias a la avalancha informativa las masas de padres asustados se apelotonan ante los recintos escolares públicos para comprobar qué pasa en el ring de las aulas y los patios. Para mis adentros me sé de muy buena tinta a cuento de qué viene semejante descarga de alarmantes noticias, desinteresada y bienintencionada -por supuesto-, sobre los insultos y guantadas perpetrados en los recreos y en las afueras entre alumnos, profesores, y padres. Las permutaciones, combinaciones y demás cálculos de probabilidades entre los tres colectivos las dejo a la libre elección del amable lector. Pero vayamos por partes, que diría un buen profesional de la carnicería amigo mío, estamos hablandNo sé yo si alguno de ustedes tiene la imperiosa necesidad de implantar el estado excepción en los institutos por culpa del acoso escolar que parece se nos viene encima. Los más jóvenes no saben lo que es, pero los viejos recuerdan la suspensión de derechos y libertades. Ante todo tengan en cuenta que gracias a la avalancha informativa las masas de padres asustados se apelotonan ante los recintos escolares públicos para comprobar qué pasa en el ring de las aulas y los patios. Para mis adentros me sé de muy buena tinta a cuento de qué viene semejante descarga de alarmantes noticias, desinteresada y bienintencionada -por supuesto-, sobre los insultos y guantadas perpetrados en los recreos y en las afueras entre alumnos, profesores, y padres. Las permutaciones, combinaciones y demás cálculos de probabilidades entre los tres colectivos las dejo a la libre elección del amable lector. (...)

14 noviembre 2006

Tres paradojas lingüísticas del país

Hace días que me corroe la noticia de que diputados y alcaldes nacionalistas quieren subvencionar la traducción de las lápidas de los cementerios y que los epitafios estén en la otra lengua del país. Seguramente es muy loable que los deudos tengan en cuenta esa última voluntad y que los marmolistas tengan que hacer el cursillo de perfeccionamiento, ya estoy viendo lecturas de testamentos ante los notarios y litigios varios como si de leiras, partijas y mayorazgos se tratase. Casi concluyo que sería mejor, aunque me tachen -sólo- de demagogo que tales fondos se empleasen en hacer campaña para que se donen los cuerpos a las facultades de medicina. También me quita el sueño que los apellidos tradicionales gallegos, esos nuestros patronímicos autóctonos y de calidad, se estén perdiendo. Pero, vamos a ver, jolines, quiero saber dónde y quién reparte la galleguidad; hasta donde llega la tradición oral de mis mayores, ninguno ha dejado de tener el domicilio fiscal en Galicia. Quizá pretendan que cambie la consonante velar fricativa sorda de mi primer apellido por una prepalatal o que use la geada en el segundo, pero no creo que sea buena solución, a mí no me serviría de nada, a mi parentela menos y la patrimonio lingüístico gallego se la trae al fresco.(...)

07 noviembre 2006

El sudoku educativo: altares y taburetes

Van a tener que permitirme un desahogo, porque acabo de perder un cocido por culpa de las elecciones catalanas; en realidad tendría que invitar a tres cocidos -uno por cada diputado de Ciudadanos por Cataluña- y lo haré de buen grado. No porque yo crea que las formaciones presuntamente independientes y modernas, alejadas de las ideologías tradicionales sean más fiables que las siglas de toda la vida, sino porque a la sociedad, como a todos, le viene bien echar una canita al aire.

Y saludo la llegada de la nueva formación para que, por lo menos en el terreno educativo, a los que están y a los que lleguen a Cataluña se les haga más llevadero y aquí pongamos las barbas a remojar. Hoy pueden tener las cosas más claras y el tripartito no sólo estará marcado por las derechas nacionalistas, los medios tendrán que atender a nuevas voces.

Estamos solos ante los borradores de las nuevas Enseñanzas Mínimas, lo que se estudiará, que ya importa un poroto la LOCE y la LOE; lo que vendrá encima es el sudoku de las horas que se dedicarán a cada asignatura -que se decía en Castilla la Vieja-. El problema es saber quién negocia estos números, estas horas de clase de Historia o Ciencias Naturales; el problema es que los únicos interlocutores influyentes son los de los altares, muchísimo más que los padres y, a años luz, los profesores. A estas alturas no se sabe si se podrá cerrar el sudoku nacional con las horas de religión, si se podrá cerrar con su alternativa obligatoria o si podrá cerrar como a los padres de la criatura les venga en gana ¿Ya saben quién ganará? Los de siempre, los que están echando una mano en el proceso de paz, por su propio interés, como siempre.(...)

31 octubre 2006

`Infoxove´ y el buen rollo

Es posible que sus retoños hayan recibido un ejemplar de la publicación Infoxove. Ya nació el curso pasado, pero me resistí a comentarla por creerla perecedera. Los que no la conozcan pueden acercarse a cualquier instituto para encontrar lotes; a los perezosos les cuento que se trata de un periódico, en papel prensa, al uso, con una portada simplona con foto sin conselleiro.

La primera página interior impar está rellena por un ¡editorial firmado! a cuatro columnas con rúbrica del vicepresidente de la Xunta. En él no hay más que autoalabanza de Quintana y se informa a los jóvenes, en octubre, de que, en agosto, hubo incendios; les cuenta que fueron combatidos por los que sienten amor polo país; les recuerda que él estuvo a pie de obra, no como el ridículo con pose pijo-progre y manguera de jardín. Menos mal que nos confirma que el pueblo nunca abandona al buen gobierno y menos si tiene un buen vicepresidente, merced a lo cual Galicia encontró a más de ¡6.000 personas! que llamaron por teléfono para ser voluntarios por amor e na defensa do país, que tal me parece que estoy leyendo a un Jovellanos venido a menos.

Y tal parece que el redactor de semejante editorial estaba inhalando los humos que procedían de la combustión de algún vegetal que no era precisamente el eucalipto; lo cual me importa un bledo; además estoy seguro de que el vicepresidente no es responsable de tal desaguisado. En la misma página se inserta la mancheta y allí nos enteramos de que corta el bacalao la Dirección Xeral da Xuventude e Solidariedade, dependiente de la Vicepresidencia del buen rollo.

Avanzamos y encontramos una foto en página par, un plano general en el que hay que esforzarse para ver la cara del presidente alrededor de la entrevista panegírica al conselleiro de Medio Rural y fotos a mayor gloria suya.

En las siguientes se compilan testimonios de tres voluntarios, tres, con sus fotos, con sus fiestas y sus sachos. Las gráficas sin desperdicio detallan todos los perfiles posibles -con cuadros, con quesitos, con barras- para llegar a concluir que son 4.685 los inscritos como voluntarios, y que hubo 876 llamadas telefónicas y que 20 era mayores de 70 años. Todo un guinness.

Sigue con mapa de Galicia tamaño natural con los concellos colaboradores y fotos repetidas de los que acamparon en Forcarei con chaleco fosforito. No me busquen connotaciones fuera de lugar.

Continuamos con un tremendo plano general del director xeral da Xuventude rodeado de telefonistas en sus modernas instalaciones, ¡que ya estaba bien de tanto toxo! (...)

24 octubre 2006

Cada uno debe saber dónde pone el bolígrafo

Lo del piso marbellí, al señor del bigote, se lo perdonará todo el mundo, porque a fin de cuentas el que esté libre de pecado que tire la primera piedra y después peque. Sin embargo comprueben cómo en la Suecia recién abandonada por los socialdemócratas después de las últimas elecciones y nada más formado el nuevo gobierno conservador, un par de ministras han de abandonarlo por lo que aquí se trataría de tonterías, como no haber pagado un ridículo impuesto, que en los países serios se paga, por tener televisores y así no sufrir publicidad en los canales públicos. Las buenas de las señoras hacían trampas que podrían alcanzar los cincuenta euros al año. Mírense al espejo. No es que tenga una especial admiración por esos ciudadanos protestantes del norte de Europa; pero, cuando aparece alguna de estas noticias, siempre me acuerdo de que un profesor de mi bachillerato contaba que a los alumnos suecos se les podía dejar solos en los exámenes, que no había que vigilarlos para que no copiasen; ellos sabían que no había que copiar y por eso no lo hacían. Yo no entendía nada, mis compañeros tampoco; compañeras no tenía. Todos, más o menos, hacíamos lo que podíamos con aquellas listas interminables para memorizar. Los exámenes siguen incomodando, un amigo, que tiene la costumbre de abrir el curso de sus alumnos quinceañeros con la lectura de un artículo que habla de un examen, me cuenta que les da la oportunidad de escribir sobre eso, sobre las pruebas escritas, sin pie forzado, sin obligarles a nada y que comprueba que la mayoría se lamenta del estrés, de los agobios previos, del déficit de estudio previo, de las inseguridades personales, pero también ve que cada vez son más los que anónimamente se lamentan de la minoría que abusa, que se aprovecha del recurso a la chuleta y al cambiazo, pero que no es alcanzado por el brazo duro de la ley. Se les tacha de malos compañeros. (...)