21 marzo 2006

Porcentajes y escuelas

Mi experiencia como cobaya sociológica es escasa y frustrante En una ocasión le abrí la puerta a un encuestador que lo primero que hizo fue tomarme toda la filiación menos el ADN; su segunda intención fue averiguar cuál sería mi voto en las siguientes municipales. No recuerdo bien si fui cortés y educado, me temo que no y que sufrieron las consecuencias los árboles genealógicos de aquel buen hombre y el del aspirante a alcalde. La última fue la semana pasada, fue una encuesta telefónica y lo que querían saber era con qué famoso y con qué famosa me tomaría yo unas cañas. Tardé en contestar; pero mi pasmo fue mayor cuando la encuestadora trató sin el menor recato de que cambiase mis preferencias; al parecer mis elegidos no entraban en los parámetros contratantes, por lo tanto fui tanteando hasta que los nombres que ofrecí estaban en la lista de candidatos. Todo rigurosamente científico. Mi incredulidad ante los resultados de tanto sondeo y estadística crece directamente proporcional y paralela a mi escepticismo. Cada vez me fijo menos en los resultados y más en el momento oportuno en el que se publican.(...)

14 marzo 2006

A los nostálgicos educativos

No se crea todo lo que le dicen, depende de su edad; pero si le tocó hacer el bachillerato, el de verdad, el de antes, el que añoran los nostálgicos del pasado mejor, se acordará de que aprobó cursos y reválidas sin haber leído un libro en todos y cada uno de los seis años del tan afamado plan de estudios. Es posible que siga recitando que el producto de dos enteros negativos es positivo, sin saber la razón. Seguro que muchas veces el cura del colegio, o uno de ellos, le persiguió por el pasillo llamándole epicúreo, bastón en ristre; pero usted no sabía qué significaba aquello, tardó mucho en caer que tenía relación con el placer, con el disfrute, quizá también con el sexo; pero usted no conocía nada de los saberes clásicos, pecaminosos de por sí. Será usted campeón del trivial con los quesitos marrones o con los amarillos, pero si sólo fuese por eso sería usted bagatela social. Todas sus memorizaciones le sirvieron para ser cajero del Hispano, sin duda esto dice mucho a favor de usted, pero poco a favor del banco que le contrató por sus buenos modales y su afán sumiso y lisonjero. No se me engañe, le salieron bien las cosas porque no había mano de obra cualificada y usted era una absorbente esponja, ávida de conocimientos que el sistema educativo no le había proporcionado. Se esforzaba y se sigue esforzando porque tenía y tiene una meta a su alcance (...)

07 marzo 2006

La óptima convivencia televisiva

Los bienaventurados que gobiernan nuestros ocios televisivos pretenden amplificar la cobertura de nuestras entendederas y convencernos de que malcriamos a nuestros hijos y de que nos alimentamos sólo con el abrelatas. Para solucionarlo nos proporcionan desde hace meses muchos programas de cocina, más o menos equilibrada, para que sepamos hacer croquetas o que alarmemos a la familia con las frivolidades del último grito en robot de cocina que sintetiza medio puerro, poca nata, sal y pimienta negra, con chorizo y medio. Quieren convencernos de que estimular el paladar es el remedio de todos los males físicos y psíquicos. Pero como eso parece que no es suficiente, nos proporcionan alguna teleinstitutriz mediosajona y muy estirada que aspira a postularse para conseguir la happy family. Comprobamos que la capacidad de creación de los guionistas progresa exponencialmente, nos inoculan a un sucedáneo de Mary Popins cuya magia consiste en modificarle la conducta a una criatura celosa y destronada. El método es infalible, no hace falta más que una amplia lista de obligaciones pegada en la nevera destinada a uso padres inseguros y a un crío que no sabe leer. Por supuesto siempre triunfa. (...)

28 febrero 2006

El accionariado militante

Apuesto las tres cuartas partes de la liquidez de mi capital a que el noventa por ciento de los que lean este folio son absolutamente inactivos, y digo son, no digo están, sé que están muy activos, pero que no tienen acciones, es decir participaciones en el capital de una empresa. Suponiendo que a algún despistado le hayan emplumado alguna en su banco y que, por lo tanto, sea propietario de endesísticas o de gasísticas, por no hablar de las matildes -que aún resisten- o de fuerzaselectricasdelnoroestes, a estas alturas ya se habrá dado cuenta de que tiene tanta capacidad de decisión en la copropiedad de su empresa como posibilidad de entender el contrato del móvil. Pero quiero darme y darles ánimos, no quiero conformarme con ser un mero abajo firmante de contratos de adhesión, claudicantes, plagados de cláusulas leoninas, para poder encender la luz o calentar el descafeinado. Quiero ser accionista, pero no de una sociedad cualquiera, de las que se despachan en las bolsas normales y corrientes. Quiero ser accionista de una entidad de futuro, para ello preciso socios, capitalistas por supuesto. Es decir, que hace falta que entre todos encontremos a alguien que tenga un primo de un amigo que tenga capacidad de ahorro voluntario; no me vale el ahorro forzoso para pagar las letras, sólo nos vale el de aquel al que le sobre a fin de año. Los que aparezcan pueden formar sociedad, acto y acción en actividades con mucho futuro y en las que nadie pone sus ojos. Desengáñense de invertir en laboratorios que fabrican antivirales supuestamente efectivos contra la gripe del pollo, aunque entre todos forcemos a los gobiernos para que se atiborren de dosis y así se forren las farmacéuticas. Tampoco se paren en seguir las cotizaciones de los molinillos de viento, se levanta el temporal en Galicia, en Canarias... y no van a dar abasto con los quijotes. Además siempre está aquello de lo que el viento se llevó. (...)

21 febrero 2006

Faltan 48 horas

Continuaban los disparos dentro del Congreso. Se oían vidrieras rotas y cristales cayendo en los alrededores. -No hay que alarmarse, caballeros. Se trata sólo de un simulacro patriótico para restaurar prestigios deteriorados. -¿Qué quiere decir? -Que no habrá difuntos. ¡Nada de fiambres en esta memorable jornada!
[Ramón J. Sender. Chandrío en la plaza de las Cortes´, octubre de 1981]
Eran compañeros de trabajo y sólo eso, relación profesional y tensa. Alguien podría decir que ni siquiera se conocían. Nunca se habían llevado bien; vamos a ver, siempre se habían llevado mal, no se podían ver ni en la punta de la escopeta. Aquel anochecer inestable, un 23 de febrero hace 25 años, le conoció de verdad. Sólo sabía de él que había tenido problemas de estudiante revoltoso, que seguía en las mismas en el trabajo, sabía que discutían, sabía lo que pensaba, sabía que se opondría a todo lo que propusiese, que no estaba de acuerdo con él en casi nada; pero pintaban bastos y su compañero no se merecía nada de lo que pudiera pasarle. No es que tuviese el corazón partido entre el bigote cuartelero en blanco y negro que aparecía en la tele y su incómodo compañero, sino que se dio cuenta de que aquel delincuente que hoy cultiva aguacates en Marbella era un indeseable inconsciente ansioso por recuperar el tiempo perdido, para ser feliz. (...)

15 febrero 2006

Con perdón de la cara de usted, señor Vázquez

Disculpe la tradicional y trasnochada fórmula de encabezamiento que usaban los mayores para dirigirse a un hombre de respeto, como dicen los viejos gitanos. Porque, para mí, usted lo es; le tengo respeto, pese a no confesar mi voto electoral. Se le trató y, supongo que seguirán atacándole en el futuro por su natural defensa de la unidad de España, ahí estoy yo, pero sin superfluos orgullos y vanidades. No vale la pena, ahora que estamos solos, coincidimos en que el Estado de las Autonomías es manifiestamente mejorable. Casi le llevan al cadalso mediático-político por su defensa del castellano y los topónimos consuetudinarios. Aquí también coincido, cualquier esporádico lector de este periódico estos últimos años habría leído múltiples alegatos contra los atropellos al bilingüismo, aquí, en Cataluña y donde haga falta, sin acritud; pero con firmeza. De sus casas-museo no puedo hacer más que elogios, me refiero a las de las Ciencias, la del Hombre, éstas. Pero he de confesarle que mis tres hijas no nacieron en La Coruña y lamento que mi familia más cercana hubiese de abandonar sus domicilios en la ciudad; ya supone que alquileres caros con caseros usureros e hipotecas prohibitivas no lo ponen fácil a pensiones exiguas y salarios menguados. Más no hay problema, todos vamos al cine y a casa de los amigos, al médico y a Hacienda, No quiera usted interpretar mal mis palabras; ni buscar la menor crítica urbanística, faltaría más, ya sabemos que en una pequeña península poco cabe y que lo bueno es caro. (...)

07 febrero 2006

Y ya puestos a firmar...

Aquel día tuvo el desparpajo suficiente como para detener a la seria profesora de la facultad y solicitar su firma en un manifiesto en el que se pedía que los presos políticos antifranquistas fuesen amnistiados. A ella le pareció lo más justo y así lo hizo, estampó nombre y rúbrica; pero cuando lo comentó a la hora de la cena con su esposo, a la sazón jerifalte de la policía, empezó a dudar, los razonamientos de su marido eran contundentes, había metido la pata y tendría que deshacer el malentendido al día siguiente. El papelón que le tocó representar fue poco recomendable, hubo de buscar al postulante de las firmas y rogarle la retirada de la suya. Sólo encontró la disculpa obvia de que ya se habían enviado a la prensa, él lo sentía mucho, pero aquel palo tendría que aguantar su vela. Es que esto de las firmas tiene su miga, no voy a decir yo que no haya que firmar todo aquello con lo que se esté de acuerdo o con lo que nos presente aquel de nuestra confianza, pero hay que hacerlo con sentido común. Es que el señor Rajoy nos pone en unas tesituras muy comprometidas. Vamos a ver, nos dice que España se rompe, que nos quedamos sin nación y sin igualdad de derechos y ¿lo único que nos pide es una firma en un folio? ¿El único esfuerzo que nos pide es el garabato? Poco patriotas nos considera o poco peligro de desaparición de España ve a su alrededor. Si de lo que se trata es de salvar a España, habría que hacer algo más, digo yo. (...)