30 diciembre 2008

Sobrevuelan telepredicadores

Vuelan los mensajes de los telepredicadores de mano en mano. Es una necesidad vital, hay que buscar a los culpables de lo que padecemos, haberlos, haylos más o menos responsables de la que cae. Las angustias del fin de año hay que compensarlas, siempre son duras, pero esta fiesta invernal se presenta más cruel que de costumbre y los telemensajes han de ser más certeros. No sirven de nada las obviedades de la realeza en sus mensajes navideños, ni sus llamamientos a la unidad patria y al monolitismo, este año camuflado en forma de carro del que tirar, es inútil llamarnos bueyes y pensar que todas las soluciones que se pueden ofertar son iguales. No hay panacea que haga olvidar que el 80% de los ERE, es decir, de los expedientes de regulación de empleo, es decir, de los despidos puros y duros son pactados entre empresarios que tratan de salvar los muebles para montar otro chiringuito con empleados más baratos amenazando con un cierre patronal abusivo y unos trabajadores que si no se avienen al acuerdo se verán igualmente en la calle y resituados como simples acreedores en la ley concursal, para quedarse así sin un duro inmediato. Frente a esto nacen, crecen y florecen los telepredicadores, desde todos los frentes y trincheras. Algunos son esperados como el del presidente Zapatero que en sus alardes e ilusionismo trata de repartir millones de alegrías monetarias, de virtuales euros entre pensionistas, presidentes autonómicos, parados y demás desesperados. Sus espejismos de ciencia-ficción nos llevan a salidas fantasiosas de la crisis que tiene que defender él mismo, con su misma cara, puesto que ningún técnico se atreve a ponerla en público ni en privado, para que se la partan. También aparecen telepredicadores, camuflados tras Rajoy, reclamando el despido libre -¿más libre?- y más barato -¿es posible?- que aprovecha el río revuelto para forzar la máquina y les convoquen otra buena huelga general que vuelva a fracasar. Siempre hay, y ya salen a la luz los iluminados que amenazan y la piden a gritos a ambos lados de las mesas de negociación; pero los más interesados siguen siendo los que demandan la oportunidad de darle un vuelco definitivo a la entente cordial de las relaciones laborales en España que mande a carajo al Estatuto de los Trabajadores y empecemos a negociar de uno en uno, firmando el contrato y la carta de despido en la consumación del mismo acto, con perdón. Sindicalistas puros y reclaman la paternidad de esta solución sin aclarar contra quien la harían. Mientras tanto tenemos entretenimiento con los profesionales de los malos augurios. Rouco y los suyos no pierden comba y están a la que salta para alarmar al personal con el infierno si siguen la senda de la tolerancia y la convivencia. Todo muy aderezado con el par de resoluciones judiciales que nos dejan pasmados. El sucedáneo de multa de tráfico al juez Tirado, el del caso Mari Luz que se va de rositas con 1.500 euros de sanción y a seguir igual, y el otro, el visionario Ferrín Calamita que en nada y menos volverá a vestir la toga para seguir siendo martillo de herejes ya que ha de ser él el que busque pareja a la madre, que ella no sabe lo que le conviene a su niña ni a ella.

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