02 diciembre 2008

Los países nos miramos el ombligo, los estados también

Por error, en la edición de ayer apareció publicado en la contraportada del periódico un artículo atribuido a Aurelia Lombao cuyo autor es Adolfo Gil Está usted en crisis? ¿No tiene sentido su vida cotidiana? ¿La vida no le da sorpresas ni satisfacciones? No se preocupe, eso le pasa a muchos y lo que hacen, después de desesperarse, más o menos, es tratar de analizar, es decir, de aislar; tratan de utilizar el método científico para averiguar las causas de sus problemas, sean de la índole que sean.Una vez localizadas esas causas los científicos pasan a separar, a discriminar las que son susceptibles de ser reales, las que pueden tener solución verosímil de forma inmediata o a corto plazo. Es posible que sean problemas de gran enjundia, no es infrecuente que sean graves problemas que hayan de pasar por soluciones radicales -aquellas de las que siempre se dijo a grandes males, grandes remedios-, las de cortar por lo sano; pero repito, tratan de buscar solución cortoplacista, aunque el término no esté de moda.Pasa en la vida de las personas, pero también en las sociedades, en las civilizaciones, en los sistemas económicos o en cualquier familia de medio pelo. Hay crisis en las hipotecas, en las que las deben y en los que no las cobran y hay que buscar soluciones -paradójicamente a ambos- pero sobre todo a los primeros.Pero hablando de soluciones y ya entrando en harina, que va medio folio gastado, rara vez hay soluciones individuales a las crisis individuales, es el grupo el que apoya y soluciona, aunque el grupo sea uno o dos. En las crisis colectivas ha de ser un grupo mayor el que colabore, por eso, por eso mismo, en las crisis de verdad, en las de los sistemas económicos, en las crisis de los sistemas financieros internacionales -responsabilidad y fracaso de los gobiernos nacionales, de sus sistemas de control nacional- los entendidos y los más sabios del lugar hablan de fundar, refundar, instituir lo que buenamente quieran o puedan, pero que sea un sistema de control de ámbito superior, es decir, no grandes remedios, sino extraordinarios remedios, más grandes que nunca; si la solución fuese interplanetaria, mejor.Pero no, aquí, en Galicia, no se entienden así las cosas, aquí no se entiende que haya crisis de personas desesperadas temiendo a la cola del paro, aquí no se entiende que porque aún no haya pánico financiero, pueda haber sorpresas después de los rumores. Mientras tanto, la empresa esa que hace coches en Vigo deja de trabajar de noche, pero el cotilleo está preocupado por el papel de las diputaciones en las cajas de ahorro.A mayor abundamiento los nacionalistas, y el patinazo del presidente Touriño, sólo están preocupados por hacer una especie de banco público nacional, de país, y de fundir a las dos cajas de ahorros en una, con una nueva ley que les dé mayor poder a ellos y se convierta en monopolio.Miopía galopante, como la de Aguirre en Madrid, absorbida por controlar su Caja; mientras que en Cataluña la Caja es la que controla a Montilla.Si a esto añadimos que Francisco Rodríguez con su parte alícuota del 12% de los 200.000 últimos del BNG dice que hay que quitar de la circulación al Valedor do Pobo por sus opiniones sobre el bilingüismo, no sé si aconsejarles que busquen los pasaportes o refugios montañosos.

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