Cuando despertó, el dinosaurio todavía
estaba allí
Augusto Monterroso
No he resistido la tentación de reproducir el famoso y breve cuento de
Monterroso, porque estos días postelectorales no deja de hablarse de
dinosaurios, puede ser que el estreno de la última película de esos bichos
híbridos haya obnubilado a la concurrencia o puede ser que todos nos hayamos
despertado del sueño electoral del 24 de mayo y hayamos comprobado que los
dinosaurios que nos quitaban el sueño siguen ahí. La noche electoral nos
acostamos con la esperanza de que algo cambiaría, que nuestro ayuntamiento o
nuestra autonomía cambiaría de aires, gracias a los pactos imprescindibles para
devolver a su cueva a los dinosaurios consistoriales, a los de las diputaciones
o a los de los gobiernos regionales.
Nos habían prometido unas bodas transparentes, sin secretos de
separación de bienes y con fotógrafos en todas las esquinas. Al final ha habido
cambio de cromos, compensaciones, ánimo de llegar a acuerdos estables, es
decir, acuerdos prematrimoniales como aquel de Isabel y Fernando, los reyes
católicos, y sus partijas del poder en ambos reinos con la Concordia de Segovia en
el último tercio de S XV.
Estamos, pues, en un momento de euforia merecido; la ilusión de los
jóvenes, sea cual sea su edad, rebosa y rebrota como nunca, pero el dinosaurio
sigue ahí y no me refiero a Esperanza Aguirre, Monago o Feijoo… Estoy pensando
en todos aquellos que se esperanzan con la renovación de su ayuntamiento o su
región, que ven las caras nuevas, los nuevos discursos, la felicidad inmediata
que se vivió en 1977, 1979 o 1982, por ejemplo, sin pararse a pensar en que el
dinosaurio sigue allí.
Y no solo es Rajoy y lo que le quede de su gobierno y de su partido el
mes que viene. Estos son dinosaurios de poco peligro, seguramente herbívoros
que nos siegan la hierba bajo los pies, que sí nos hicieron y seguirán haciendo
daño aunque sufran otra desilusión en las elecciones generales.
Los verdaderos dinosaurios omnívoros se llaman Christine Lagarde,
heredera de Rato y Strauss-Khan, atrincherados disparando misiles desde el FMI;
También lo es Mario Dragli lanzando consignas de austeridad y privatización
desde el BCE y Juncker desde la manija de la Comisión Europea
amenazando todos con ese peligroso tratado comercial (TTIT) del que pronto nos
arrepentiremos.
Los que ahora llegan, por favor, que sean sinceros,
sí hay cambio de cromos, sí hay traiciones y pactos; todo eso no es malo
necesariamente. Si no lo pueden contar todo, no pasa nada, somos perspicaces y
poco inocentes. No hace falta prometer la felicidad absoluta, nos conformamos
con lo que esté a su alcance.