01 mayo 2015

Una especie de salario

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2015/04/28/especie-salario/950941.html

Yo creo que es mejor llamarle una especie de salario, que salario en especie a lo que intentaré contar. Mi abuela materna fue cigarrera, solo la conocí jubilada y recuerdo que de chaval, muy chaval, me mandaban a la Fábrica de Tabacos a buscar el sobre de la pensión, era una oficina siniestra en aquella factoría decimonónica en el que las obreras eran despedidas o sancionadas si se les ocurría sustraer algo de tabaco entre sus ropas al salir del turno; no era para consumo propio, era para obtener unas perras más y completar el menguado salario. Hoy eso podemos ver que ocurre en establecimientos de comida rápida en los que comerse una patata o una aceituna es causa de despido fulminante. Después, ya mozalbete, recuerdo seguir yendo a aquellas dependencias, no habían cambiado nada, para recoger y firmar el comprobante de que había recibido algún cartón de tabaco como complemento de la pensión. También recuerdo vagamente que me mandaban llevar la mercancía a un estanco para que lo comprase, supongo, que más o menos a precio de mercado, otras cuatro perras también necesarias. Por aquellos tiempos recuerdo haber cambiado el bono del bus, una peseta y setenta céntimos, por unas monedas en metálico y así poder comprar cigarrillos, celtas cortos, a treinta céntimos el pitillo, en una covacha camino de casa al colegio; también era una especie de salario en especie.
Estas batallitas solo vienen a cuento por haber leído una noticia, días pasados, que me ha dejado pasmado. En muchos convenios colectivos se pacta que los empleados tienen derecho a comer en la empresa o reciben un plus para pagarse un menú o disponen de un microondas para calentarse la fiambrera de las lentejas; son diferentes acuerdos más o menos presentables para que el trabajador no pierda comba y siga produciendo rápido y ligerito. Pero la penúltima que veo es la de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos (Anfaco), que ha planteado, en su propuesta para el nuevo convenio, que las empresas y los trabajadores, sobre todo trabajadoras, se vean forzadas a llegar a acuerdos para que una parte de los salarios se sustituyan por "productos o servicios", es decir, que las empresas podrán pagar hasta un 30% del salario sustituyendo los euros por un lote de conservas variadas, atún, sardinillas, mejillones, pocos berberechos y pocas zamburiñas -que son más caras- en sus diferentes variedades, aceite vegetal, de oliva, escabeche, al natural? Parece que volvemos al trueque medieval y que la trabajadora de la conservera tendrá que intentar pagar el alquiler con la hojalata de la conserva, poner un puesto en el mercadillo o arriesgarse al escorbuto.
Hay antecedentes, sin duda, de centros comerciales que sugieren que parte de su salario se gaste en productos que comercializa su propia empresa; pero podríamos llegar más allá, pobre del que fabrique tornillos, piensos para engordar pollos o aceite para motores. ¡Menudo menú!

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