09 enero 2007
Las habas educativas cuecen en Francia y en España (y II)
02 enero 2007
Las habas educativas cuecen en Francia y en España (I)
Aquí nos quejamos de las múltiples reformas educativas y que quede claro que nos quejamos de vicio, por dos razones, una porque las reformas de las grandes leyes siempre han ido detrás de los cambios sociales y por lo tanto han servido de bien poco y dos, porque no hacemos más que quemar etapas a toda velocidad, cuando nuestros vecinos las han aprovechado a su debido tiempo.
Si hablamos de igualdad de oportunidades, sí que nos llevan ventaja; las revoluciones es lo que tienen, cambian las cosas. Siempre sostuvieron que este principio era fuente de justicia y así implantaron un modelo escolar antiaristocrático, pero siempre cayeron en desigualdades como corresponde a toda buena revolución burguesa. Estaba bien, todos eran ciudadanos, pero había que resolver tanta igualdad de alguna forma y hace muchos, muchos años optaron por el sistema competitivo y meritocrático; el Estado estaba tomando las riendas, hasta entonces en manos de la Iglesia, de la redistribución de los conocimientos y la transmisión de los valores ciudadanos ¿Les suena a algo, un par de siglos tarde? Quizá sea una vieja polémica que nos llega bastante revenida, aquí seguimos con la misma cantinela.
Ellos hace muchos, muchos años que se dieron cuenta de que aquello no funcionaba, que no garantizaba el ideal principio de la igualdad de oportunidades, que estaban ante una frase hecha. El propio Jean Pierre Chevènement, ministro de educación en 1986 pasa revista a la escuela republicana, la que él creía obligatoria y gratuita, la que había proporcionado hasta entonces ciudadanos libres y iguales y se da cuenta de la profunda desigualdad de un sistema que había sido reformado en 1963 por Christian Fouchet, cuando instaura "la carte scolaire", nuestro actual mapa escolar, bastante más bisoño, con las mismas buenas intenciones y las mismas malévolas trampas: 1.- Has de llevar a tus hijos a la escuela que te toque según normas iguales para todos. 2.- Tú te encargarás de hacer las trampas correspondientes para no cumplir la ley: empadronamientos falsos y demás lindezas.
Como pueden comprobar los que hoy se empeñan en defender sus pecadillos administrativos contra nuestro sistema de adjudicación de plazas escolares, no están descubriendo el Mediterráneo. Fouchet buscaba entonces lo que allí se dio en llamar "la competición democrática", quería dar al traste con la "escuela refinería", en la que el estado se ocupaba de sufragrar la segregación y de seleccionar sólo a la élite para los puestos bien pagados, que fuesen ciudadanos con pedigrí. Había que buscar, por lo tanto la "escuela vivero", la que fuese capaz de encontrar lo mejor de cada uno y de darle la oportunidad.
26 diciembre 2006
Miguel Espinosa: el pasmo y el extrañamiento
A finales de los ochenta, en un cursillo veraniego en Denia el profesor Juan Ignacio Ferreras denunció ante un manojo de estudiantes y profesores que le parecía inconcebible que una obra como Escuela de Mandarines estuviese sin analizar. Hubo que buscar mucho y profundo para encontrar las obras, las míseras reseñas. Se le compara con Cervantes, nadie lo lee y todos afirman haberlo hecho, de culto para los iniciados, desconocido para el común. Sus obras te sorprenden, pese a su dificultad, pero te das cuenta de que vale la pena acompañar al Eremita-Espinosa en su viaje utópico enfrentado al poder representado por La feliz gobernación, al racionamiento de posguerra, al duro aislamiento del franquismo, a las penurias culturales del desarrollismo, a su pasmo, a su incomodidad ante la injusticia, te identificas sin poder evitarlo.
Cuando descubres que en la misma obra, detrás de Azenaia Parzenós está su Mercedes, su amor imposible, su musa, la que lee sus cuartillas antes que nadie, la que las comenta, la que le anima y le insiste para publicarlas después de reescribirlas una y otra vez...vas atando cabos biográficos, no puedes dejar de sentirte atraído y cómplice.
Si además llegas hasta las cartas que Miguel le escribe a Mercedes, a la aparición de ambos en otras obras como Tríbada, no puedes dejar de curiosear en sus vidas hasta llegar a intentar calcular la real influencia, vital sin duda y literaria evidente.
Sin darte cuenta estás degustando literatura muy original y al mismo tiempo descubriendo biografías enriquecedoras al sumergirte en Asklepios el último griego, otro heterónimo de Espinosa que esta vez se nos presenta condenado al extrañamiento entre sus contemporáneos, a vivir en otro mundo que no comprende, a la fuerza, con la única satisfacción de compartirla como puede con su Azenaia-Egle-Mercedes.
Hasta aquí las pinceladas de su épica y su lírica, de sus vivencias dramáticas como personaje cuasiteatral en Tríbada, pero no falta su capacidad de análisis de arquetipos sociales en La fea burguesía.
No da más de sí este folio, pero quien tenga ánimos puede empezar por el final con voluntad receptora ante un incomprendido, ante un maldito en su tiempo y en el nuestro, con los pocos que lo quisieron, sin los muchos que lo envidiaron, por su personalidad atrayente, no sólo para su musa, sino para que el propio Manuel Fraga se preocupase de publicar su primer ensayo o que personalidades como Tierno o Aranguren lo hubiesen descubierto a tiempo. El resto nos conformamos con leer.
19 diciembre 2006
¿Ha aprobado usted la ESO?
12 diciembre 2006
Seguimos avanzando al precipicio
07 diciembre 2006
Los peligros del celestino lingüístico
Por un lado pienso que está bien eso de conocer gente que hable distintas lenguas, siempre nacen amistades, rollitos de primavera, incluso libros de familia numerosa. Sin embargo me preocupa el porvenir de las generaciones futuras de profesores de gallego, si les van a plantar esta especie de esquiroles que trabajen gratis y a la japonesa, no sé qué será de los cursillos de iniciación y perfeccionamiento.
Además no sé quién vigilará estas conversaciones, ya que coincidirán conmigo en que el Vicepresidente está muy preocupado por la lengua que se usa, pero, sobe todo, está obsesionado con la coincidencia de lo que se dice con los contenidos nacionalmente correctos que aprenda el neófito lingüístico.
También veo peligros, y no me tachen de alarmista, para las agencias de contactos, que sufrirán un serio revés comercial por competencia desleal; incluso disminuirán los pequeños anuncios que ocupan las últimas páginas de los diarios.
No sé, tal y como leen, estoy confuso. Me entero de que sólo se permitirán veinte horas de convivencia. No lo entiendo. Quien siga esta columna sabe que nunca se ha abogado desde aquí por el adelgazamiento de las competencias públicas, pero creo que en este caso la Vicepresidencia de las buenas intenciones está extralimitándose y constriñendo mucho las posibilidades socializadoras de este grupo de voluntarios catequizadores de la lengua propia. Creo que deben dejar el libre albedrío fluir sin caínzas, que florezcan mil posibilidades y que se lleve al gato al agua el miembro de la pareja más persuasivo y hábil en el uso de su lengua.(...)
28 noviembre 2006
Tener o no tener
He de confesarles que terminé el bachillerato de letras sin saber bien quien era el Arcipreste de Hita ni qué rayos pasaba en el siglo XIV con ese mundo medieval en descomposición, también les cuento que su poema "las propiedades que el dinero ha" se pasaba de mano en mano y sin el nombre del autor, clandestinamente y que cuando se supo que Paco Ibáñez lo cantaba, se ponía el volumen muy bajo. Menos mal que después se pudo estudiar lo que el bueno de Juan Ruiz pensaba sobre el vasallaje y qué quería decir con aquello de: Hace mucho el dinero mucho se le ha de amar,/ al torpe hace discreto y hombre de respetar; / hace correr al cojo y al mudo le hace hablar; / el que no tiene manos bien lo quiere tomar.
Ni que decir tiene que cuando el mismo vasco de la voz quebrada cantaba aquello de Poderoso caballero es don dinero se interpretaba como un alegato anticapitalista, menos mal que hoy a los jóvenes se les cuenta la verdad y se les dice que aquel bueno de Quevedo, hoy muy conocido como personaje de Alatriste, ponía su funcionarial pluma al servicio de sus buenos señores, aquellos nobles validos de los últimos austrias del XVII y que aquello de "Madre, yo al oro me humillo; / Él es mi amante y mi amado / pues, de puro enamorado, / de contino anda amarillo; /que pues, doblón o sencillo, / hace todo cuanto quiero, / poderoso caballero / es don Dinero." no era propaganda antiglobalización ni atacaba al capitalismo salvaje.
Y qué decir del momento en el que cantaba la réplica compuesta con los versos de aquel jugador empedernido, de rostro patibulario con su nariz aguileña, de mente brillante y orgullosa, del genio lúcido y verso tenebroso, del Góngora que en sus letrillas se desentendía de lo público, como cualquier idiota, y procuraba su bienestar personal e intransferible en Traten otros del gobierno / del mundo y sus monarquías, / mientras gobiernan mis días / mantequillas y pan tierno, / y las mañanas de invierno / naranjada y aguardiente, / Y ríase la gente.
Quizá falte algún ejemplo de poema que cante a la síntesis, que implemente -como dicen los cursis de ahora- que ponga a funcionar una maquinaria que aúne las dos tensiones y tendencias, una especie de canto al plato y a la tajada o "Al sol que más calienta y en bañador".