17 octubre 2006

Chavas

Leí hace pocos días que en Cataluña estaban jugando con fuego, el comentario venía a cuento de la agresión a los dirigentes del PP, de campaña electoral en Martorell. El analista lejos de argüir lo mismo que los nacionalistas, que el PP se hacía así propaganda victimista, que así ganaba votos... el analista se iba por el camino contrario y aprovechaba aquello del Pisuerga y Valladolid para decirles que recogían tempestades de los vientos anteriores. Pero, como todo biempensante ha de hacer, buscaba un término medio virtuoso, que es lo que se lleva ahora, y reñía a tirios y troyanos, que todos se portan muy malamente. Se olvidaba que allí y ahora unos son los que las dan y otros los que las llevan, nos guste o no la realidad. Nos gusten o no los que reparten y los que reciben y lo que hicieron ambos en el pasado o lo que hacen algunos de ellos en el presente, pero en otros espacios. Puede decir muchas maldades el señor Acebes, que las dice siempre que puede provocar la irritación del contrario, pero hay que dejarlo allí, solito él. No puede ser que aparezca como salvador ante la avasalladora burguesía nacionalista catalana, se acuerda tarde. Decía Jaime Gil de Biedma en 1966, en Moralidades: Era ya un poco tarde / incluso en Cataluña, pero la pax burguesa / reinaba en los hogares y en las fábricas / sobre todo en las fábricas -Rusia estaba muy lejos /y muy lejos Detroit. Dentro de cuatro días no quedará ni rastro de la burguesía gallega, la que supuestamente hablaba gallego en la intimidad, ni tampoco de la catalana que hablaba español con el servicio doméstico y con sus obreros. A esos sus obreros a los que les quedan dos telediarios bajo su nómina, para terminar, en el mejor de los casos, bajo la nómina de un fondo de inversiones que no tiene rostro, que tiene cara dura, que no habla catalán y que sólo sabe hablar de números negativos.(...)

11 octubre 2006

La guerra de los mundos: poetas y tiburones

Soy aquel que no quiso recurrir al recurso del silencio cuando ya no quedaban palabras por aquí"
José Caballero Bonald. Manuel de infractores
Ha sido una semana de poesía y de zarpazos, de poetas y de opas. Fue la búsqueda de lo improbable y el anuncio de lo ya asimilado. José Caballero Bonald fue reconocido con el Premio Nacional de Poesía por su Manuel de infractores, poeta de los 50 que cumple 80 con su premio a un libro que prometió no escribir, como nos lo anunció en La costumbre de vivir. No pudo resistir las tentaciones ni, menos aún, las provocaciones. Un libro "que tiene algo de testamentario" y en el que el autor defiende la insumisión, el descreimiento y la incertidumbre. Una especie de "apología poética de la desobediencia, de la insumisión", afirma el escritor en declaraciones a Efe. Si se acercan a él por primera vez se encontrarán con un poeta de los que se entienden. Con 134 poemas sólo aptos para rebeldes, para gentes que hayan visto la felicidad, aunque sea fugazmente y, sobre todo, para quienes hayan empezado a no reconocerse cada mañana en el espejo, porque no les gusta lo que ven, que hay que cambiarlo. El paso del tiempo, otra preocupación: "¿Dónde estoy, / dónde estaba, qué hago, / quién se parece ahora al que yo fui, / cómo se llama el que yo era? / Me desconozco..." Son los poemas del que no se arruga, tampoco ahora: "una nueva emoción a cambio de la vida" y que orgullosamente proclama: "soy aquel que se jacta de haberse equivocado / cuando con más facilidad pudo impedirlo". Aquí pueden resguardarse y defenderse estos días de calvos y joves y, seguramente, de sus seguros tiburones benefactores. Aunque tenga los oídos taponados por las diatribas que buscan y rebuscan en el capital do país. Aunque tenga el circuito cerebral correspondiente ya saturado de mensajes que digan que "non se pode vender o país" y que no se encuentren por ningún lado euros do país, porque hasta el aprendiz de broker más tonto tiene claro que las bolsas de suelo están donde están, aquí no, y el mercado de las conservas no tiene por qué tener el ombligo en Carballo, para vender el atún en Río de Janeiro. Aunque los maledicientes de siempre se preocupen sólo de intoxicar al personal con la especie de que la culpa de todo es del gobierno que mantiene en vigor el impuesto de sucesiones y transmisiones patrimoniales, cuando todo el mundo sabe que este sólo lo pagan los de siempre, los pringados que heredan la leira, que las fortunas ya tienen la ingeniería fiscal suficiente para desviar patrimonios y beneficios presentes y futuros. Pese a todo vuelvan a este, que es un libro de calle, de leer en alto, no una pancarta, pero sí un permanente manifiesto, puro, denso, directo, barroco por vocación: (...) Y allí mismo, detrás de la estrategia irrevocable del terror, ¿no escuchas el sanguinario paso de la secta, la marca repulsiva del investido de poderes, sus rapiñas, sus mañas, sus patrañas? Atroz historia venidera, ¿en qué manos estamos, cuántas trampas tendrá que urdir la vida para seguir viviendo?

03 octubre 2006

Los panes, los peces y la otra mejilla

Supongo a que a todos los niños les siguen gustando los cuentos de hadas, las parábolas y las narraciones milagrosas. Malo es que al crecer, sigan son semejantes supersticiones y chamanerías. Mientras reflexiono así, me entran dudas, a veces dudo que los supuestos milagros sean un engaño, hipérboles de las que se aprovecha el listo para embaucar al incauto ¿Por qué dudo? Fácil y rápidamente se lo cuento, creo que el secretario de la Conferencia Episcopal, Martínez Camino, hace milagros, ya es hora de que, por lo menos, sea monseñor, que se lo está ganando a pulso. Consiguió que el vicepresidente Solbes soltase la mosca con una facilidad asombrosa, logró que los ingresos de la jerarquía católica a costa del erario público pasasen del 0,5 al 0,7. Pero este no sería un milagro similar al de la multiplicación alimenticia que nos contaban o como el de obtención de aquella buena cosecha en las famosas bodas, si no fuese porque lo realmente sobrenatural es que hubiese conseguido tal golpe de talonario a cambio de nada, gratis total.

Si se fijan un poco, cuando los gobiernos, los que administran su dinero de usted, negocian con los interlocutores sociales y consiguen acuerdos, todos ceden, siempre hay contrapartidas, son sencillas y todo patrón sabe que si suelta la pasta, tiene garantizada la paz social durante el tiempo pactado.

¿Es un milagro o no es un milagro?(...)

26 septiembre 2006

¿Su hijo maltrata o es maltratado?

emejante afirmación puede poner los pelos de punta a la mayoría de los padres y a la totalidad de las madres. Parece que un reciente estudio de los profesores Iñaki Piñuel y Araceli Oñate de la Universidad de Alcalá de Henares así lo demuestra. Nada más lejos de mi intención querer poner en duda los análisis y los resultados de las 25.000 encuestas sobre el acoso escolar que dieron luz a este estudio; en él nos dicen que un cuarto de la población escolar es maltratada por sus compañeros, Sus datos ponen de manifiesto que entre el 7.5% y el 14 % de los escolares padecen esos maltratos, porque les ponen motes, les retiran la palabra, se ríen de sus errores, son insultados o sufren acusaciones falsas.

Tal estudio está teniendo gran repercusión en los medios, no sólo en los profesionales, que es donde tendría que tenerlos, sino que todas las anarrosas de todas las ondas habidas y por haber se han puesto la encuesta por montera y ¡ancha es Castilla!

Para colmo, nos confirman que el manifiesto peligro se concentra en los alumnos de 3º y 4º de Primaria, que el 40% de los mismos corren riesgo de quedar seriamente traumatizados en su edad adulta. El amarilleo sensacionalista sigue metiendo el dedo en el ojo porque esta es la edad más frágil; aunque creo que mayor peligro hay en la adolescencia, muchos males se sufren en la intimidad, no se comentan ni en casa

Según me cuentan -porque es imposible hacer un seguimiento exhaustivo, sin tener dedicación exclusiva -la cantidad de programas extraordinarios, de entrevistas pixeladas, de testimonios lacrimógenos... roza la saturación y la alarma social está servida.

Seguramente los autores nada han tenido que ver con la fecha de la publicación de sus estudios, lo más lógico es que el comienzo de curso, sea algo absolutamente casual. ¿Ustedes se lo

creen?(...)

21 septiembre 2006

¿Sabe usted qué se estudia en las escuelas?

Las estadísticas educativas de la OCDE retumbaron la semana pasada en todos los oídos. Como imbuidos todos de grandes y buenísimas voluntades, hasta el último mono de la tertulia radiofónica más cutre se ha visto en la obligación de poner su analítico granito de arena, la correspondiente retahíla de elementos culpables de la supuestamente caótica situación educativa que se padece; asimismo todo quisque se muestra ungido de la ciencia infusa suficiente para atajar todos los males educativos presentes y futuros.

De la misma manera, no hay cola en supermercado ni café mañanero que consiga evitar el tema de marras: el de los pocos saberes que acumulan nuestros jovenzuelos y de cómo los enderezarían ellos, de cómo pondrían a andar a los popes del sistema educativo sin el menor esfuerzo, porque, vamos hombre, que ya está bien de tanta mano blanda y de tanta holganza.

Las alineaciones y éxitos de la selección nacional de fútbol que haría cada español se están quedando cortos; aquí todo el mundo sabe ya cuándo ha de repostar combustible Fernando Alonso y, por supuesto, cuál ha de ser el diseño curricular desde la educación infantil al doctorado europeo.

Los más ampulosos eruditos en todo cuanto asunto sale por la tele e ignorantes integrales en la materia que nos ocupa, rápidamente extrapolan un par de gráficas y el titular del periódico gratuito de turno, lo aderezan con los humores que destile esa mañana la emisora que use para soportar el atasco y ya se componen una solvente teoría que dejaría con la boca abierta al mismísimo Don Claudio Moyano Samaniego si levantase la cabeza; de un plumazo solucionan el déficit inversor, el abandono escolar y, sobre todo, la comprensión lectora; el caso es poner la lengua a paseo y adornar el discurso de buena fraseología supuestamente experta.(...)

12 septiembre 2006

Saber y ganar

Mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía. Retrato. A. Machado

Cuando a ustedes les cuenten chistes de argentinos, desconfíen, siempre encontrarán que los tópicos a los que hacen referencia son mucho más universales y también más transversales que la presunta vanidad que se les adjudica a sus protagonistas. No sólo ellos se suicidan subiéndose a su ego y tirándose al vacío, usted tiene varios primos hermanos así. Tampoco todos los argentinos nacen con el diván debajo del brazo, aquí muchos de sus vecinos lo alquilan por horas o le dan la misma utilidad a cualquier otro mueble. Tampoco son los únicos que se duchan con agua fría para no empañar el espejo y poder contemplarse al secar su cuerpo serrano recién lavado. No tiene que creerse nada cuando le digan que los tres monosílabos que nunca pronunciaría un argentino son no lo sé, miren a la derecha o no y seguro que se encuentran con múltiples ejemplos de que sus conciudadanos tampoco los usan. Qué va, nada más lejos de la realidad, los pocos argentinos que conozco se lo trabajaron siempre muy duro. No son egoístas ni vanidosos, tampoco su afición al psicoanálisis es tan patética como la de los que se miran al ombligo a todas horas.

Toda la digresión anterior viene a cuento para prevenir a los incautos de que puede ser que, en algún momento, se encuentren ante lo que suele llamarse, injustamente, conflicto generacional; algo que no tiene que ser un lugar común entre padres e hijos, sino que es más frecuente que surja entre compañeros de trabajo, de tertulia o en la taberna.

No vayan a echarse las manos a la cabeza pensando que su alumno, colega o amigo más joven es argentino, repito, aunque los tópicos le den pie a intuirlo. No, hombre, no, que es tan español como usted y como yo, sólo que se piensa más listo que usted. Le llevará la contraria, pero quizá sea por candidez. Le dirá que sabe mucha historia, que es un gran preocupado por su estudio, por lo que pasó, por lo que le cuentan del pasado.

Un consejo, gratis y a beneficio de inventario, en esos casos nunca les cuente usted mili de ninguna clase, primero porque será un peñazo, segundo porque no la entenderá y tercero porque no le importa. Usted será feliz en el aura mediocritas.

Los tiempos cambiaron siempre, pero los niños siempre quisieron ser dictadores, los alumnos, enseñar...y todos tienen razón, sólo hay que fijarse en cómo un tipo como Rubalcaba acaba con Bono, Vázquez, Maragall y lo que te rondaré morena.

Seguramente ese ministro calvo y multiusos, sabe lo que es perder, seguramente rió y lloró mucho en esta vida, por lo tanto sabe ganar. Algo así dicen los carteles detrás de las barras, en algunas tabernas coruñesas.

El Grito´ y demás sobresaltos

Ya apareció El Grito, el cuadro de Munch robado hace un par de años. No sé de qué se asombraba el personaje, dicen que simboliza la angustia existencial del hombre moderno; pero quien esté recién llegado a los periódicos de este septiembre puede ser que tenga motivos para que le hagan unas buenas fotos con la boca abierta y quede vacunado contra esta depresión moderna que llega después del verano.

En principio cuídese mucho de contestar cuando le pregunten qué tal las vacaciones y mucho más de decir que fue A Cuenca, porque a la mínima su interlocutor le sacudirá con sus aventuras en la Antigua república yugoslava llamada Macedonia (no la griega), puede ser que incluso le inocule una sesión de montaje fotográfico en PowerPoint con su musiquilla y todo. Si sucede esto no se desespere.

Puede ser ver que vea la coruñesa calle Real sitiada por grilleras y a probos ciudadanos de uniforme apaleando a señores negros que defraudaron a la Sociedad General de Autores y Editores. Repóngase.

La foto de Felipe González con el presidente iraní le puede hacer dudar de la fecha de periódico o de que usted se haya incorporado a la cruda realidad dotado, como estaba, de su propio buen juicio y de toda su sana razón.(...)