08 agosto 2006

El mundo, el demonio y la carne: aclaración para rocieros

EL MUNDO, EL DEMONIO Y LA CARNE: ACLARACIÓN PARA ROCIEROS
Un grupo de almonteños me escribe para ponerme a caldo por mentar su romería de El Rocío con el tono en el que lo hice la semana pasada. Exigen rectificaciones, mas no sé muy bien qué he de rectificar, los datos que aporté no se desmienten. Ahora bien, sí se indignan por el uso del término botellón para referirme a las grandes cuchipandas que se meten entre pecho y espalda mientras hacen el camino.
Los corresponsales que me interpelan no rebaten ningún argumento de los dados y pienso que se equivoca la mayoría cuando interpreta despectivamente la palabra botellón; a fin de cuentas no es nada negativo,  ni exclusivo de  jóvenes licenciosos y descreídos, ni algo contemporáneo, va cambiando de forma y los jóvenes no hacen más que adaptar las distintas formas de botellón que han vivido y conocido por transmisión familiar y social.
En ningún momento dejé caer que  en el peregrinaje no hubiese romeros que fuesen guiados por el fervor mariano; pero lo que nadie puede negar es que en el millón largo de personas asistentes hay de todo y que la motivación religiosa fue paulatinamente sustituida por la práctica santera.
Tampoco fue mi intención desprestigiar los placeres mundanos, me gusta todo lo epicúreo, también lo del Rocío, digno de elogio; tampoco quiero restar méritos a las penas del camino, pero si se llevan con pan, con vino o, mejor, con todos los supuestos pecados capitales, son penas menores.
Por lo demás, también les aclaré que las creencias y las liturgias de las mismas son algo personal, particular e intransferible, que si se viven con esa precisa discreción, nadie tiene derecho a meter las narices, mas creo que no es el caso, entonces se convierte en noticia y en negocio.
Quitémonos las caretas, todas las civilizaciones cumplieron con sus dioses y lo seguirán haciendo, los adornos que se le quieran poner en cualquier época, son objeto de estudio, de opinión y las tradiciones no son obligatorias ni gozan de patente de corso. Del género tonto sería considerar cultura tradicional los empalamientos o las lapidaciones.
Bien pensado, en vez de botellón, tendría que haber hablado de simposio, es posible que lo que hagan los romeros sean reuniones, ese tipo de reuniones; claro que para los griegos esto del simposio era el festín de los hombres alrededor de la bebida para hablar sobre lo divino y lo humano, eso sí siempre acompañados de las hetairai, las señoras que les complacían en todos sus deseos y les aclaraban las ideas. Como ven los señoritos no son un invento muy reciente. En las películas, por supuesto sólo en las americanas, los congresos de dentistas y similares tienen los mismos fines y medios



02 agosto 2006

Compostela y el Rocío

Podría haber habido acuerdo el martes entre el presidente Touriño y Quintana, podrían haber ido juntos a la peregrinación tradicional del 25 de julio, allí se consigue de todo, hasta lo más abstracto e intangible. No creo que costase mucho trabajo arrimar ambas sardinas a las ascuas para coincidir, con la intermediación sobrenatural, en algo básico y cotidiano, por ejemplo, en que el más allá animase a los administradores de la sanidad pública a pagar los gastos del dentista, estoy seguro de que, si aseguráramos que los saneados aparatos bucales habrían de ser usados para hablar en la lengua del país a tiempo parcial, los responsables de la política lingüística no pondrían ningún tipo de problema, todo fuese por el bien de algún fonema autóctono. Pero claro, el peregrinaje que llega al NO peninsular es precristiano, la astronomía y las viejas creencias son anteriores a Prisciliano y a la barca de piedra que navegó y navegó con el difunto apóstol dentro.
Ya se sabe que hay fiesta y jolgorio, que no todo va a ser espiritualidad y devoción, que en el camino a nadie se le preguntan sus razones para emprender el viaje y que poca competencia se delata entre los que desean el fin.
También es cierto que en todas las latitudes cuecen habas, si bien de son distinta variedad genética. Puestos a peregrinar no les es lo mismo pasar por Sahagún y Astorga que por la barca de Coria del Río en la que cruzan el Guadalquivir los carros de bueyes y los tractores, las carretas tiradas por mulos y los 4x4 de las hermandades rocieras cuando inician los últimos tres días de su camino para ver salir a hombros a la Blanca Paloma.
Evidentemente, no es lo mismo pernoctar en los austeros albergues de peregrinos en los que los teléfonos han de estar en silencio a las diez de la noche, que hacer una pará en el vado del Quema para bautizar a los neófitos, cuando empiezan a sonar el cante y los rosarios ante el Simpecado.
Claro que la austeridad no es la misma para todos, que hay quien usa la red de Paradores y quien la ruta vip desde Matalascañas.
El Rocío es un auténtico botellón, con todos los adornos que quieran, pero una familia de clase media acomodada y sus amigos más cercanos, unas quince personas, hacen anualmente un escote de dos millones de pesetas para pagar el alquiler anual de su casa en el Rocío; además, les asombre o no, han de saber que la semanita de marras, la de la romería, puede salir doscientas mil pesetas por barba, eso sí, incluyendo en la cifra toda la comida y la bebida que se puedan imaginar para los quince y sus invitados; ahora bien, no se trata de que las madres y las hijas de la familia estén esclavizadas  24 horas al día para atender las necesidades de los romeros, una cocinera y dos camareros con buen oficio y habilidades demostradas ante frituras, pucheros y aliños, bastarán para asegurar un buen viaje en el polvo del camino. Lo que yo digo, vaya, un botellón en toda regla, y bien bendecido.

Cualquier rociero actual les puede dar más detalles, pero a mí estas nuevas me trajeron vieja lectura: Con flores a María, revoltosa novela de Alfonso Grosso que no vio la luz en España hasta 1981, después de haber pasado en la oscuridad desde 1962 cuando se llamaba De romería.

26 julio 2006

El último par de martes: patrias y patrones

Pasado martes: a mí también me echaron en cara que el martes pasado este folio no hubiese sido dedicado al setenta aniversario de la sublevación del 36. No fue por falta de memoria, ni por falta de memoria histórica. Como tantos estoy persuadido de que faltan treinta años para que la Guerra Civil, que entonces empezó, acabe; para que sus muertos estén todos enterrados sabiendo quiénes son. Quiero que todos estudien los hechos en los pupitres, en las pizarras o en los ordenadores; pero, sobre todo, que dejen de ocultarse vergonzantemente los relatos personales en las sobremesazas familiares. Pocos se tiran ya los muertos a la cabeza entre los vapores etílicos celebrando la fiesta patronal. Muchos se retroalimentan del revisionismo histórico, se engañan para tener la conciencia tranquila. Muchos más ni siquiera pueden hablar de los suyos, de los anónimos, de los malos, hágase la luz para que haya paz y gloria, para que ese día sólo se celebre San Camilo, patrón de los hospitales y deje de ser el día del salvaje salvapatrias..Hoy martes: también me calentaron el correo electrónico a cuenta de mis supuestas obsesiones lingüísticas, de mis malsanas perversiones, de mi carácter antipatriótico y de mis presuntas conspiraciones para que fracasen todos los proyectos presuntamente progresistas que por aquí han sido. Aunque sea consciente de que ninguno de esos peligros puede llegar a triunfar y mucho menos con mi imprescindible colaboración y, más que nada por tocar las narices, podríamos hacer un par de reflexiones a cuento de este martes y del pasado. Por ejemplo podríamos hablar de la cantidad de patrias que tiene el chaval ese que corre en los coches de carreras, que le on- dean con el azul asturiano, que coincide con el azul de su marca patrocinadora, que le tocan el himno español por el documento nacional de identidad -que no por la declaración de la renta- y que le tocan el himno francés por la empresa que le paga la nómina. Menudo cacao, menos mal que el chaval habla poco y sólo en los anuncios de la tele, que si le llega a dar por charlar.(...)

20 julio 2006

De guisos y fronteras

Podría ser que alguno de ustedes pasase algún tiempo, unos días en el sur de España, podría ser también que alguno de ustedes hubiese llevado en su equipaje cualquier disco de cualquier grupo más o menos famoso de los que despuntan como representativos en la cultura musical de la Galicia moderna o posmoderna, con una buena solista, con profesionales a los instrumentos y con unos buenos arreglos para el directo. También podría haber ocurrido que usted, ante sus amigos andaluces, quizá ante los que por aquí vivieron años, puede ser que ante los próximos a sus amigos se le haya ocurrido a alguien pinchar ese disco, así, porque sí, sin venir a cuento, para demostrar que en la lengua del país los músicos del país hacen cosas serias, o no. ¿Qué tendría que haber pasado? Seguramente nada anormal, alguien dice que qué bien canta la chica, otro que qué bien suenan los violines y aquella gaita eléctrica, o no y, sobre todo, la melosidad de las melodías, quizá lo empalagoso de las letras, puede ser que lo rancio de los mensajes adaptados ¿Y todo para qué? pues seguramente para que alguien, quizá su anfitrión afanado en obsequiarle con un venerable arroz de verano, con sus coquinas y sus galeras, con sus gambas y su pescadito de roca, pregunte si la que canta es del famoseo vernáculo. También podría ser que otro invitado, puede ser que algún amigo de su anfitrión se acordase de la cupletista desaparecida, en ese mismísimo momento en el que se esforzaba en lavar y lavar las cañaíllas antes de cocerlas, en preparar sin tregua el sustento de tomate con su hinojo bien ponderado, que serviría de lecho y océano a las escogidas cabrillas que los comensales degustarán con gran ansia y de cuya salsa libarán casi con lujuria. Aunque parezca imposible todo va ocurriendo bajo esos sones melindrosos y poco cardiosaludables, hasta que a uno de los presentes se le ocurre hacer la pregunta de la que todos esperan la respuesta, pero que nadie se anima a hacer, que nadie se atreve a hacer ¿Esta es la Niña Pastori gallega? Por supuesto que la cantante nada tiene en su haber que la acredite para ser conocida más allá de sus fronteras geográficas ni de sus límites artísticos propios de melómanos dedicados y convencidos. (...)

Lenguas e identidades (yII)

Recuperamos hoy las diatribas sobre lenguas y países, naciones y demás instrumentos de organización política, y lo hacemos recordando algunos ejemplos que nos sirven para demostrar que diferencias étnicas haberlas, haylas, que las comunidades que conviven más o menos en armonía comparten algo así como valores y principios, algo muy general y extenso, pero que todos podemos comprender más o menos qué es. También sabemos que estos convecinos reaccionan de forma parecida ante situaciones similares y que la palabra es fundamental puesto que por medio de ella se manifiestan las personas y se transmiten esos mensajes elaborados, es decir, es muy importante, pero sólo para eso, para la comunicación. Viene a cuento ahora recordar el ya clásico ejemplo de Rosenthal (1974) que se denominó como las cajas mágicas o las cajas parlantes, en resumen lo que hicieron los ávidos investigadores fue introducir dos grabaciones con el mismo mensaje en dos cajas iguales, sin marcas externas, en una de ellas estaba elaborado en inglés con acento de hablantes negros y en la otra con acento de hablantes blancos; las dos grabaciones se presentaron ante un auditorio de niños y niñas de ambas razas; después de que las escuchasen, se les propuso escoger una de las cajas y la inmensa mayoría escogió el acento correspondiente a su raza. Una curiosidad perversa, a los conejillos de indias se les había prometido un premio y no faltaron los niños negros que escogieron la misma caja que los niños blancos; creo recordar que, mayoritariamente, confesaron que habían elegido el acento blanco porque lo habían reconocido y suponían que el premio sería mejor. Quedaba claro que se identificaban con una forma de hablar, pero que su forma de hablar no marcaba su identidad. (...)

Lenguas e identidades (I)

Afirman que Carlos I de España, el emperador Carlos V, tuvo la ocurrencia de decir que el español era la lengua idónea para hablar con Dios; a todo esto, ocultaba que el español no era su lengua materna ni de lejos, que la aprendió tarde y lento gracias a don Luis de Vaca y por pura conveniencia personal. Seguramente esta ocurrencia tenía un único objetivo, que sus hambrientos súbditos se sintiesen con ánimos para matar infieles en las tierras de Flandes y para que sus díscolos opositores viesen mermada su capacidad de incidencia en las conciencias ocupadas de lo sobrenatural. Desde entonces y desde antes, cuando la política se ocupa de legislar y de utilizar los idiomas, nos encontramos con frivolidades de todo tipo, las últimas y las que más se prodigan son las leyes de normalización lingüística; piensen, por ejemplo, en las que han llovido desde 1979, con sus respectivos planes de desarrollo y piensen también que desde 1935 la Real Academia Española no publica una Gramática. ¿contradicciones? Ustedes verán. Si además añadimos que las lenguas a normalizar dejan mucho que desear en sus aspectos normativos y dependen de las respectivas presiones de sus usuarios para imponer determinadas ortografías, la cosa parece que pinta para apagar y marcharse lentamente. Pero nada, a fuerza de normalizar se quiere convencer al personal de que hablar una lengua imprime carácter, algo que un célebre informe del gobierno autónomo catalán definía como "la visión catalana del mundo", como ven el emperador (...)

02 julio 2006

Reunión de los pastores... pobre cordero

Los señores obispos han tenido a bien reunirse en Asamblea Extraordinaria, a bombo y platillo y con intenciones previas que alguien podría calificar de aviesas. Primero dijeron que querían hablan de la unidad de España, algo que algunos de ellos consideran en peligro y que para otros, de ellos, ni siquiera existe. La conclusión a la que parecen haber llegado parece bastante obvia, no se ponen de acuerdo en nada, entre los que defienden las carlistadas periféricas de siempre y los que se decantan por el férreo control central, no hay medias tintas. Por cierto y sin ánimo de meter el dedo donde no me llaman, me pregunto en voz alta y sin ánimo de ulterior respuesta cuál será la razón por la que hay un arzobispo primado en Tarragona y otro en Toledo. Estoy seguro de que ni Pujol ni Bono tienen nada que ver, que si por ellos fuese, faltaría más. Es de suponer que tema estrella también haya sido el encuentro en Valencia cuando su jefe de Estado venga de visita oficial; ante esto toda precaución es poca y toda la diplomacia insuficiente, porque seguirán ventilándose los asuntos bilaterales que son objeto de negociación entre los dos estados. Todo seguirá disfrazándose de guerras escolares, de embriones o no, de bodas presuntamente ofensivas y destructoras, de abuso de comportamientos libertinos... pero, de verdad la mano no la ponen en el corazón, sino en la billetera. La verdadera preocupación de los monseñores está en la pérdida de poder real en la vida civil y civilizada de la municipalidad. Me explico, tienen obsesión por perder la exención del IVA, como exige la Unión Europea para acabar con privilegios; hay singular desvelo por seguir manteniendo posición predominante en la enseñanza concertada y en sus prebendas. (...)