26 julio 2006

El último par de martes: patrias y patrones

Pasado martes: a mí también me echaron en cara que el martes pasado este folio no hubiese sido dedicado al setenta aniversario de la sublevación del 36. No fue por falta de memoria, ni por falta de memoria histórica. Como tantos estoy persuadido de que faltan treinta años para que la Guerra Civil, que entonces empezó, acabe; para que sus muertos estén todos enterrados sabiendo quiénes son. Quiero que todos estudien los hechos en los pupitres, en las pizarras o en los ordenadores; pero, sobre todo, que dejen de ocultarse vergonzantemente los relatos personales en las sobremesazas familiares. Pocos se tiran ya los muertos a la cabeza entre los vapores etílicos celebrando la fiesta patronal. Muchos se retroalimentan del revisionismo histórico, se engañan para tener la conciencia tranquila. Muchos más ni siquiera pueden hablar de los suyos, de los anónimos, de los malos, hágase la luz para que haya paz y gloria, para que ese día sólo se celebre San Camilo, patrón de los hospitales y deje de ser el día del salvaje salvapatrias..Hoy martes: también me calentaron el correo electrónico a cuenta de mis supuestas obsesiones lingüísticas, de mis malsanas perversiones, de mi carácter antipatriótico y de mis presuntas conspiraciones para que fracasen todos los proyectos presuntamente progresistas que por aquí han sido. Aunque sea consciente de que ninguno de esos peligros puede llegar a triunfar y mucho menos con mi imprescindible colaboración y, más que nada por tocar las narices, podríamos hacer un par de reflexiones a cuento de este martes y del pasado. Por ejemplo podríamos hablar de la cantidad de patrias que tiene el chaval ese que corre en los coches de carreras, que le on- dean con el azul asturiano, que coincide con el azul de su marca patrocinadora, que le tocan el himno español por el documento nacional de identidad -que no por la declaración de la renta- y que le tocan el himno francés por la empresa que le paga la nómina. Menudo cacao, menos mal que el chaval habla poco y sólo en los anuncios de la tele, que si le llega a dar por charlar.(...)

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