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08 octubre 2008

El dinero de la universidad

Llegó el cerebro de la revolución industrial en el sector textil y mandó parar, dijo que se gasta mucho y en cosas inútiles en las universidades y, sobre todo en idiomas e humanidades. El mercado y sus gurús piensan que aprender lenguas es algo que sale baratito y por lo tanto el Estado no ha de preocuparse más que de proporcionar los conocimientos mínimos a la población bachiller para que produzca mejor. El resto, los especialistas, que se formen por su cuenta, que se paguen sus estudios, que a fin de cuentas son precisos para la sociedad pero en un número muy limitadito. Los dineros públicos que se gastan en las universidades -piensan ellos- han de ser invertidos en enseñar aquellas disciplinas más caras, las medicinas, las ingenierías y esas cosas que a la universidad privada le resultan poco rentables y que le pueden costar la vida al contribuyente. Ahí sí que el esfuerzo presupuestario ha de concentrarse en formar a los mejores profesionales que sean después buenos becarios, más tarde arrastrados mileuristas y por fin, cuarentones mejor pagados continuamente en la picota. A lo mejor hay que preguntarse la razón por la cual la universidad ha de formar a tantos economistas a un coste carísimo por cabeza para llegar a ser comerciales de banca especializados en torearme para venderme hipotecas y seguros ¿Es responsabilidad del Estado o del banco de turno? No creo que la sociedad vea recompensado su esfuerzo económico, a lo mejor lo invertido en un titulado en Historia o Latín revierte con más fuerza y valor, que no precio, en la formación de jóvenes. Cuando escribo estas líneas a mi lado están traduciendo el texto anexo a las imágenes de una publicación universitaria porque su autor no sabe, lógico y natural que no sepa, pero alguien tuvo que aprender a tratar imágenes y a traducir sus textos. Sale barata la traducción, que se paga con becas de colaboración aunque sea trabajo profesional; tampoco es que se derroche el erario público. Dicho todo lo anterior también es cierto que hay que hacer un esfuerzo, mínimo, porque sale solo, para cargar las tintas contra el papanatismo localista de las tres universidades y los siete campus de las universidades gallegas en las que se repiten titulaciones sin ton ni son, sin hacer el menor esfuerzo en renovarse y adaptarse a las nuevas necesidades del alumnado. Lo estamos viendo muy clarito estos días en los que la polémica surge a raíz de las negociación de los presupuestos para el 2009 y, por lo tanto, también, de la partija que se han de llevar las universidades, el famoso y demandado 1%, los criterios de la Xunta han de ser muy precisos, han de llegar a esa cantidad para poder adaptarse al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), pero tendrán que ir recibiendo las cantidades en la justa medida en la que vayan haciendo sus deberes; el reto es caro y , por lo tanto, la corresponsabilidad se contrapone una vez más al chovinismo de las siglas y a los intereses creados de los mandarines.

19 agosto 2008

No me junto con ranas que no sean de mi charca

Este mensaje, así, aislado, tiene múltiples interpretaciones, unos párrafos más abajo conocerán algunos datos sobre su autor.Podría ser cualquiera de los dos nacionalistas catalanes que estas semanas salpicaron los noticiarios y teletipos abogando por una especie de colecta del Domund a favor de los extremeños, tan subsidiados ellos por la caridad del capital catalán que lleva años y años abusando de su mano de obra barata.Podría haber sido pronunciada por cualquier otro especimen convencido que su raza, color o especial dotación le presuponen la superioridad, porque sí.Pero la cita es de el Juani. Un tipo de interés que nada sabe del euríbor, que no hace declaración de patrimonio. Un tipo raro, muy introvertido, su medio siglo largo está bien llevado para ser uno de esos que no saben qué es una lámpara de rayos para ponerse moreno. Uno de esos que tiene el pelo muy blanco, que choca de bruces con el color del ladrillo rojizo que se le ha pegado a la cara y a la piel de los brazos. Su único lujo es un bolígrafo de propaganda prendido en el bolsillo del tabaco, nadie le ha visto usarlo.El Juani no habla, habla muy poco, hace gestos, comprensibles para los suyos. Cuando lo hace, lo hace muy bajito, con su acento muy cerrado, procuras entenderle mirándole a los ojos, si no entiendes te callas y disimulas. Lo importante es que te habla y no por simple cortesía.Para verlo, fuera de horas de andamio y mortero, has de madrugar para compartir la tostada en la Venta del Chicharrón, al mediodía en el chiringuito de las parcelas de la hacienda Don Rodrigo o con la fresca en cualquier taberna de su barrio. No precisa una gran carta de tapas, sólo lebrija fresco y, en temporada, caracoles, cabrillas o lo que la tertulia demande. Los únicos requisitos son estar solo o con la compañía adecuada.Vive con su madre en el Cerro Blanco, un barrio de casas bajas, casi un poblado, los gitanos son sus vecinos de toda la vida; no soporta bromas pesadas ni ligeras que hagan referencia a su relación con las mujeres. La verdad es que creo que el Juani soporta muy pocas bromas, porque el cuerpo no está para jotas. Lo notas muy pronto, cuando, después de un tiempo, te habla, acepta venir una noche en su motocicleta a compartir un guiso de cuchara y paso atrás en el campo, con concurrencia, pero sin extraños. Esa noche sabes que el Juani hablará, es decir, cantará, no serán palos alegres que animen a la parroquia a bailar sevillanas, será para que, los que sepan, acompañen con palmas secas y sordas su cante, en tonos muy bajos, con quejidos muy sentidos que al estraño ponen la piel de pollo, escuchando y callando, que es lo que sabe hacer el Juani.Por eso el Juani no se junta con ranas que no sean de su charca, a su alrededor pululan colegas de oficio, trepas y pelotas, que medran sin pudor y creen, ilusos, que abandonan la charca.Por eso el Juani está jodido, porque lleva dos meses sin faena, porque el patrón aún no le ha dicho hasta cuando va a seguir así, no se molesta en entender los resúmenes del Consejo de Ministros, porque no hablan de su charca.www. www.lafelizgobernacion.blogspot.com

23 julio 2008

¿Qué milonga es esa de la crisis?

Al presidente Touriño le recogían hace días unas declaraciones sobre la crisis de Fadesa en las que confesaba que las urbanizaciones de esa empresa en Galicia eran segundas viviendas de madrileños, esos amantes de la brisa veraniega y de comerse las sardinas y los mejillones con la rebequita puesta en las terrazas atlánticas; el resto no pensábamos en ellos, estábamos preocupados por los puestos de trabajo directos e indirectos que se estaban perdiendo en los adosados que se quedaban a medio hacer y en las expropiaciones que aún no habían pagado a los paisanos, por los camareros que no tendrían madrileños a los que llevar los pimientos de Padrón a la mesa del velador; al señor Martín y demás socios les pueden dar bertorella al pil pil que no me van a quitar el sueño.En un hiper de la informática un abuelo aconsejaba sin el menor rigor científico a la nieta -seguramente le hacía el regalo de cumpleaños o de buenas notas- sobre el portátil a comprar y guiado por un vendedor oportunista que intentaba colar el producto de alta gama. Aquel buen hombre usaba el argumento de autoridad, su coche había sido más caro, pero duraba más años. La chica hablaba de megas y gigas devaluados semana a semana.Es la cultura de los hígados que sufrieron las carencias alimenticias, las de los perdedores de siempre, los que siempre soportarán mejor las crisis, porque para ellos siempre hubo crisis, pudo haber espejismos que les hiciesen ver otra cosa, pero fueron los paganos de toda la vida y los primeros en pringar.¿Qué milonga les vienen a contar ahora el especulador del suelo y el banquero que deja tirado al especulador en la estacada?Recuerdo a otro abuelote, ya era mayor cuando le conocí; era un viejo rojo, un cantero del granito pontevedrés, tenía fama de tacaño, seguramente se había hecho comunista por eso, porque no tenía nada y lo poco que tenía lo quería usar, no sólo conservar. Sólo tenía un libro, lo leía todos los días al atardecer, no entendía ni una sola frase de lo que allí decía, era un ensayo de Rosa Luxemburgo, él sabía que había sido una revolucionaria, que era de los suyos y el resto le daba igual. No sabía que tenía pocas simpatías en el estalinismo, pero también le daba igual.Era la cultura del instinto de conservación, no del ahorro, esa que sólo pueden poner en práctica los supervivientes natos, que nada tiene que ver con esos grandes relumbrones del capital que dicen haberse hecho a sí mismos. Habría que echarle un vistazo a sus armarios, sería interesante saber qué se esconde.Que no nos sorprenda el renacer de la publicidad sobre los bienes robustos, duraderos, caros y supuestamente mejores, ni el ansia por su posesión y ¿quizá la crisis de lo fungible y lo superfluo? Pero seguro que estoy equivocado, Zara está en expansión y las colas para comprar el último berrido de teléfono móvil son insoportablemente largas.

10 junio 2008

Pescadillas a paseo, empezó la guerra del gasoil

Mientras la oposición está buscándose a sí misma, tiene el río revuelto a la espera de que los pescadores obtengan gananciales y se definan sobre si quieren truchas o truchos, otros hacen su trabajo de calle.No tiene más que asomarse a los informativos para ver a los obispos de siempre con la cantinela de siempre. Ya que se agitan las aguas poniendo en cuestión la enseñanza de las religiones en el bachillerato a costa de ciencias y letras, desembarcan los monseñores gallegos cargando contra la Educación para la Ciudadanía, que para colmo no se estudia en bachillerato; pero da lo mismo, el caso es montar bulla y aprovechar para que se ponga la (X) bien puesta en la declaración de la renta.Se les unen ahora los empresarios usuarios del gasoil, del mismo que usamos todos y que anda por las nubes. A lo que estamos asistiendo no es a una movilización social de los usuarios, sino a un cierre patronal, es decir son los propios empresarios los que están usando el cierre de las empresas como medida de presión y eso no es legítimo ni legal, como tampoco lo es que la huelga de los trabajadores deje sin servicios mínimos hospitales o ferrocarriles. Ante todo hay que preguntarse si les asiste legitimidad para amenazar con desabastecer los mercados de pescado, o las estanterías de los supermercados de mercancías... No amenazan con subir los precios, que eso ya lo hacen cuando les viene en gana, ahora quieren más subvenciones, a todo trapo y para todo. Ni rastro de movilización sectorial ni verticalista, sólo se trata de patronos preocupados por sus beneficios y de obreros desorientados que buscan salvar su nómina a cuenta del Estado.El Gobierno destinó 140 millones de euros para ayudas al sector por la subida del precio del combustible entre 2005 y 2008, me río yo de los liberales. Exigen ahora del Gobierno no pagar a la Seguridad Social, exigen la rebaja de las tarifas portuarias, que les bajen el gasoil y la propina de las ayudas directas.Por si fuera poco, estos empresarios ejemplares desean además conseguir una mayor desregulación y flexibilidad de las relaciones de trabajo y una mengua de los derechos laborales, es decir, despedir más, más fácilmente y más barato.En resumen, están ustedes pagando el producto un par de veces, por lo menos: cuando lo compran y cuando sus impuestos van destinados a subvencionar al empresariado que se lo vende. Tenga cuidado, le subirán el precio por ambos lados, en la caja del supermercado y en la declaración de la renta con las prebendas a lo loco. No veo yo a los teóricos del liberalismo económico protestar por el uso de sus impuestos ni pidiendo a los gobiernos que regulen lo que es su competencia: facilitar la descarga ordenada de la mercancía pescada para no hundir los mercados y regular los precios o evitar la sobreexplotación de los caladeros.Bonitas fotos las de las pescadillas voladoras y las de las ruedas pinchadas.