01 abril 2014

Montoro, Feijóo... ¿dónde hay pobres?

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2014/04/01/montoro-feijoo-hay-pobres/826929.html

Para ellos la pobreza es la de Mali, donde cumplir los cinco años es un logro al alcance de una minoría a la que le llegan las ayudas médicas y alimentarias del primer mundo administradas por las ONG a las que aportamos una miseria del presupuesto público y una exigua donación de la ciudadanía que participa en campañas de solidaridad. Ni siquiera los antiguos países colonizadores hacen los esfuerzos necesarios para reparar los saqueos continuados de sus materias primas apoyados por los señores de la guerra locales.
Si este es el umbral de pobreza usado por los gobernantes occidentales, estamos apañados, lo único que necesitan es esconderlos, que no se sepa nada de la guerra del coltán en los países centroafricanos en los que las multinacionales de la informática y la telefonía se abastecen de ese imprescindible mineral para sus componentes al menor precio posible, fomentando luchas tribales y que tengan armas suficientes para seguir matándose.
Si esto es lo quieren que ocurra, repito, evidentemente aquí ni hay pobres ni se les espera. La semana pasada se ofrecieron en sede parlamentaria gallega datos sobre la brecha de las desigualdades en la alimentación de los chiquillos en Galicia, que en un porcentaje creciente sobrevive indignamente con una comida al día en el colegio; la única argumentación que se le ocurrió al señor presidente fue la de tildar de apocalípticas aquellas aportaciones de datos y esgrimir que los menús de los comedores escolares están supervisados y son equilibrados. Nadie duda de esa profesionalidad; sí se pone en duda que las becas de comedor y los propios puestos de comensales sean suficientes para abarcar a toda la población necesitada. No son ya escolas do caldo de la posguerra, ni la leche en polvo de los americanos repartida en las escuelas. Pero Feijóo no puede sacar pecho con ese dato, las necesidades de desarrollo saludable de esa infancia también tienen que ver con la fruta del desayuno y alguna proteína que echarle a la pasta o las patatas. Dentro de poco el chaval podrá tener una tableta digital en clase y aprender qué es un aguacate o un salmón, pero con verlo en internet no llega, le hace falta su W3 en el plato. Tanto el presidente como su conselleiro tendrían que estar más a pie de obra y creerse lo que educadores, anpas, sanitarios y trabajadores sociales conocen de primera mano y ponerse a la faena.
Vimos estos días al ministro Montoro y sus termómetros, sus décimas y centésimas de las grandes cifras macroeconómicas, dibujar un escenario casi idílico y criticar a los representantes de Cáritas y otras organizaciones dedicadas a poner parches a la miseria que se presenta ante sus ojos y que nos coloca a la cola de Europa en cohesión social. Su única reacción es llamarles embusteros y tergiversadores de datos en vísperas electorales, poco menos que sospechosos de quemar contenedores en las manifestaciones o de ser activistas antisistema.
Mientras tanto, Ana Botella, Fernández Díaz, Gallardón...con el cómplice silencio presidencial, reducen todo a un problema de orden público; a ver para qué hace falta tanta manifestación en la Puerta del Sol, cuando en la desértica Seseña, en el aeropuerto de Castellón...hay sitio suficiente para manifestarse y, de paso se pagan peajes de las ruinosas autopistas que tenemos que rescatar ahora a escote. El vaso se está colmando y, si seguimos así, no serán cuatro chalados los provocadores de conflictos, rebosará.

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