02 agosto 2011

De águilas y buitres

No crean que se me da ahora por rememorar la fauna ibérica de Rodríguez de la Fuente, pero es que las últimas declaraciones del presidente de la patronal, el señor Rossell, recién llegado a la cúpula de la CEOE, le alteran a uno las transaminasas. 

En primer lugar, no se ha cortado un pelo, todo blas puede constatarlo, ya que se ha dirigido a los trabajadores públicos como prepotentes e incumplidores, sin tener en cuenta los sacrificios salariales y los recortes que vienen sufriendo, unos trabajadores que durante los últimos años han contribuido a la solución de la crisis, directa o indirectamente, que mientras la sociedad se endeudaba a gran velocidad, la deuda pública y y la privada, mientras la inflación crecía a un 4%, sus salarios lo hacían al 2%. Esto pasó durante los últimos 10 años. 

Y vino la crisis y el sector público siguió dando muestras de moderación al admitir la práctica congelación salarial (0.3%) y la merma del 5% de la media de sus salarios. 

En segundo lugar, de dónde vienen las andanadas, ni más ni menos de un señor que se permite el lujo de dinamitar el diálogo social, el capítulo más importante de la reforma laboral y la negociación colectiva, cuatro días después de ser nombrado, saltándose a la torera los intereses de trabajadores y empresarios de este país. 

Ya anunciaba maneras cuando era el jefe de los empresarios catalanes, su aversión a lo público era notoria. ¿Qué interés tiene? ¿le guía el bien público? ¿solo busca ahorrar impuestos? Olvídense de todas esas majaderías, aquí estamos a lo que estamos, esto es, al negocio fácil en el transporte público, en los medios de comunicación, en la dependencia, es decir, estamos a la busca y captura de la cartera de clientes fáciles, sin olvidar la educación y la sanidad. 

Mirándolo bien no se trata más que de diferenciar a las aves de presa que pelean su sustento a diferencia de las carroñeras, buitres y similares, que la mayoría se aprovechan de lo que dejan como sobras los reales depredadores. Hay perspicaces águilas o halcones que cazan en buena lid, que presentan batalla a sus adversarios. Rosell no es de estos, gana en los despachos, en los lobbys de las multinacionales y sobre todo, en los pasillos de las cámaras parlamentarias. 

Mientras tanto, la sociedad civil sigue pensando que tenemos que trabajar más, que ganamos demasiado, que lo que por nosotros estos buenos próceres antes de despedirnos es impagable y que los culpables de todo son los malditos funcionarios, que ni nos curan, ni nos enseñan, ni apagan los fuegos ni nos protegen de los malhechores. 

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