20 julio 2010

De diferentes y variadas dietas

Cuando te enfrentas a esta palabra lo primero que tratas de saber es qué quiere decir y en el vicio de algunos está incluido el saber su origen, su etimología. Cualquier hablante español sabe que cuando usa esta palabra ha de tener como referente su alimentación, mas no es el único significado del vocablo que nos obsesiona a diario. Es cierto que podemos hablar de dos términos homónimos, dos palabras que en español suenan y se escriben de la misma forma, pero que seguramente provienen de étimos distintos. Cuando se habla de dieta, en principio y para todos, el significado es ajo y agua , compañero, que te prohíben comer todo lo que te gusta, cuando te gusta y como te gusta, que estás gordo, que supuras colesterol y triglicéridos, que el ácido úrico va dejando rastros y charcos en el coche y que, por lo tanto, tienes todo prohibido y, además para siempre, y, además, que te vas a morir antes de lo previsto y malamente, muy enfermo. Sin embargo, yendo a los orígenes de la palabra nos encontramos con que ya Homero (VIII a.C.) usaba la palabra deta, junto al verbo dainumai, ir de banquete, por ejemplo, decía: "terminada la faena y dispuesto el banquete, comieron y nadie careció de su respectiva porción". Más tarde el médico Hipócrates (V-IV a.C.) sentenciaba en Aforismos sobre la dieta: "Ni la saciedad ni el hambre, ni cosa alguna que exceda de lo que la naturaleza quiera, es bueno". De suerte que la etimología nos desvela que en su origen el término actual dieta proviene del griego diaita "modo de vida", que se derivaba, a su vez, del verbo diaitan "regir uno su propia vida", "gobernarse", que pasó al bajo latín como diaeta. Posteriormente, el vocablo se fue especializando hacia una forma particular de "regir la propia vida mediante un régimen alimenticio". Aquí seguramente comience la división de opiniones, habrá quien piense que es absolutamente posible autogobernarse, que todo depende de los actos que uno mismo se propine y habrá quien, por el contrario, se debata entre lo que está en sus manos y lo que depende de sus circunstancias, por simplificar, más que nada. Pero no se acaban aquí las dietas, parece que del latín dies, no sólo derivamos el término día, sino el de jornada, el de la jornada de reunión; la asistencia a cualquier institución se sigue denominando dieta, uniendo los dos significados, el de la propia asistencia y el de la propia manutención por la asistencia, la remuneración de los legisladores. Quizá desde el S. XVI en el que la dieta de Worms condenó al destierro por hereje a Lutero a ser recluido en el castillo de Wartburg, las dietas del sacro Imperio romano-germánico pasaron a la historia. Desde entonces muchos Parlamentos nos tienen a dieta, es decir, lo que en lenguaje coloquial se entiende como régimen restrictivo de alimentos que nos mantiene insatisfechos. La solución que proponen muchos, la de saltarse la propia existencia de los Parlamentos, con seguridad no es ni útil ni necesaria, pero también es cierto que podrían darnos alguna alegría alimenticia de vez en cuando en forma de decreto, de ley, reglamento, de lo que pueda ser, que ya vamos un poco empachados de decretazos y eso es malo para las dietas; pese a todo siguen siendo necesarias e imprescindibles.

13 julio 2010

Otra vuelta al fracaso escolar

En los últimos meses, semanas, han visto la luz varios estudios que valoran causas y efectos del llamado abandono educativo temprano. Personalmente prefiero seguir la tradicional denominación de fracaso escolar, como el referido al fracaso de la escuela, no del escolar. En ellos se constatan mejor realidades como que el fracaso y el abandono no aparecen de repente, la desvinculación escolar-escuela nace y crece antes de que aparezca, de que se manifieste como un problema. Ya reconocemos, por fin, que uno de cada diez alumnos de Primaria no cursa el curso correspondiente a su edad, que ese parámetro en la Secundaria obligatoria puede llegar a cerca de 30%, dependiendo de la región y que poco más del 70% del alumnado que comienza el Bachillerato logra acabarlo, estas cifras se agravan si consideramos que poco más del 60% se gradúa en Bachillerato o en ciclo medio de FP. Los factores de riesgo están también muy analizados, ellos fracasan más que ellas; el nivel económico y cultural de los padres constata que los hijos de clases bajas y sin estudios tienen casi la mitad de los boletos para fracasar, mientras que los hijos de la clase media y de padres con estudios sólo un 20% de papeletas para el abandono. ¿Qué decir de los inmigrantes? Fracasan más del 55%, pero es que además suelen coincidir en sus casos los peores indicadores socioeconómicos. El proceso de abandono suele comenzar, decíamos, con la desvinculación, los problemas de absentismo suelen muy graves, más del 90% tiene 225 faltas de asistencia injustificadas. Alrededor de este porcentaje están los que han repetido algún curso y casi la mitad han dejado de presentarse a algunos exámenes de determinadas asignaturas. Los casos de indisciplina también son evidentes, se concentran en el primer ciclo de la Secundaria obligatoria, el 60%, mientras que en Bachillerato son muy escasos. Los protagonistas valoran muy poco la eficacia de la escuela para su formación, la que encuentran en el puesto de trabajo es más gratificante para ellos. Las familias presionan, pero pesa más el atractivo de un mal empleo que facilita el acceso fácil al consumo y a cierta independencia. Es más, el fracasado no tiene conciencia de tal, piensa que ya ha abandonado el útero protector de la escuela y ya ha llegado a la edad adulta. La conclusión no puede ser más evidente, esta sociedad ha de replantearse la escuela que precisa. Muchos dicen que es cuestión de prestigio de la institución, pero esto no se dicta desde el BOE y por lo tanto la flexibilización ha de pasar a ser la clave que ocupe los recursos públicos que sin duda han de incrementarse para que la institución resurja y se actualice. El los países que triunfan en PISA, por ejemplo, la escuela comprensiva da herramientas a la generalidad del alumnado y se preocupa, sobre todo, de detectar a tiempo al que se puede quedar descolgado; ahí y entonces es cuando el grupo de profesionales se vuelca en su recuperación por medio de la atención personalizada. Aquí nos seguimos recreando en los brillantes, nos vemos en el espejo, y nos consideramos impotentes e irresponsables con el rezagado e inadaptado. Los cambios de referentes sociales han de ser potenciados por las familias, la escuela podría hacer el resto, por lo menos intentarlo.

07 julio 2010

El ministro casi pródigo

Desde hace meses, quizá durante todo este curso, hemos traído a este folio las venturas y desventuras del posible e imprescindible Pacto por la Educación, un conjunto de medidas urgentísimas para la estabilidad del sistema educativo y la piedra angular para la salida de la crisis: la cualificación del alumnado que aún permanece en el sistema y el retorno al mismo de aquellos que lo abandonaron prematuramente y sin la formación básica atraídos por los salarios de los años de bonanza. Nadie discrepaba en cuestiones de sustancia, quizá fuesen los beneficios exigidos por una parte de la patronal de la enseñanza concertada, quizá no les pareciesen lo suficientemente pingües, como para que populares y nacionalistas catalanes pusiesen algo de su plato de la balanza para alcanzar la paz social y legislativa. Teniendo en cuenta que las competencias ministeriales en materia educativa se limitan a Ceuta, Melilla y la UNED, fuera de estos tres reductos el ministro de Educación manda menos que un árbitro en una corrida de toros. ¿Qué podría haber hecho con los dineros que tenía reservados para la aplicación del pacto? Pues lo más lógico podría haber sido llegar a un acuerdo social con asociaciones de padres y sindicatos, sólo una sugerencia, podría haber enviado el proyecto de ley al Parlamento y que allí dijesen alto y claro sus alternativas desde la oposición y quedasen en ridículo de forma más ostentosa. El asunto es que no debía haber y además no era conveniente una foto con el gobierno, y lo que no puede ser, además es imposible. Pero nuestro rumboso ministro Gabilondo, casi pródigo digo más arriba, aparece renaciendo de su derrota, derrota colectiva podría decir, que no de su fracaso, aquí sólo han fracasado los que non han sabido estar a la altura de lo que la sociedad les exige, tira de talonario y todo aquello que había ofrecido pagar del presupuesto central como parte del acuerdo, oigan, lo sigue poniendo, que si hace falta dinero para la FP, para los programas de cualificación profesional, pues venga, está hecho. Que si hay que mejorar la formación del profesorado en lenguas extranjeras, el programa PALE, o el PROA de refuerzo de alumnado con dificultades, ahí va ese cheque. Que si no tienen dinero para ordenadores, él paga la mitad. Y así hasta más de 590 millones en el presupuesto del año que viene. ¿Qué hacen las CCAA? Como aquella vieja película, Coge el dinero y corre, los consejeros, sobre todo los populares, maquillan algunos nombres, Abalar por Escuela 2.0, y a vender la moto. Desesperanzador. Un último apunte colateral, sí hubo foto, duró poco y no he visto ni un papel que diga la verdad sobre lo acordado. Me refiero al acuerdo entre el ministro de Industria Sebastián y el portavoz popular de economía, el señor Montoro -seguramente una de las personas más felices del mundo, de sonrisa perpetua, fíjense-. Aparentemente se trataba de aplazar una subida del recibo de la luz prevista para este mes. ¿Qué salen ganando las eléctricas? ¿En qué coinciden Gobierno y oposición en realidad? ¿Es un sucedáneo del Pacto por la Energía que se reclamaba, también con insistencia? Sorpresas nos dará la vida. www.lafelizgobernacion.blogspot.com

29 junio 2010

Autarquía nacionalista y protectorados

Volver no es volver atrás. Lo que yo quiero de España/ no es su recuerdo lejano: / yo no siento su nostalgia. / que lo que pasó no vuelve, / y si vuelve es un fantasma. / Lo que yo quiero es volver / sin volverme atrás de nada /
José Bergamín
Hace meses comentábamos en este folio los afanes de los ricos de Santa Cruz (Bolivia) para separarse del pobre y necesitado resto del país. Que esos mismos movimientos con distintos ritmos y matices se viven en Cataluña es noticia caducada desde hace tiempo. Los nacionalistas e independentistas catalanes son capaces de convocar todos los referendos de la señorita pepis que hagan falta mientras sean de juja y no se plantee en serio una reforma de la Constitución que les haga enfrentarse a la realidad cruda y dura de la Europa en crisis, de su crisis. De los belgas, que también frecuentaron estas páginas hace poco, más o menos podría decirse; los ciudadanos de Bruselas, Flandes y Valonia prefieren seguir jugando al escondite antes de llegar a la segregación pura e insegura. En resumen, todos parece que seguimos considerando que el euro es zona segura, que con el dólar perdemos dinero, que con la libra a ver lo que nos puede pasar y por lo tanto, somos conservadores hasta el tuétano. Los nacionalistas son así, de los que van trincando y siempre tienen un paluego. Para ellos la autarquía es el ideal, los vascos eran autosuficientes, como las aldeas gallegas; en los tiempos de hambre, nunca pasaron necesidades de extrema urgencia, pobres aquellos que no tenían aldea. Con sus fueros medievales permitiendo a sus Diputaciones recaudar impuestos y con euskera batúa renacido de los dialectos de los caseríos, ya tienen bastante, son autárquicos. Pero con lo que no contábamos era con que el nacionalismo de Rajoy fuese tan allá, no contábamos con la teoría del protectorado, según este paladín de la globalización nuestra nación vive sometida y es preciso reconquistar el territorio perdido. Claro que ahora no nos invaden los franceses y no precisamos de un alcalde de Móstoles -hoy la Aguirre de nuestros quebrantos- que el dos de mayo levante al pueblo en armas; la carga de mamelucos -aquellos egipcios aliados del francés- hoy llega en bolsas de judías verdes sulfatadas en Marruecos. Nuestro líder en ciernes está preocupado y no es para menos, según él somos un protectorado, no especifica bien de quién -se supone que del FMI y demás ralea- pero lo que es peor, no nos dice si hemos de sublevarnos, de independizarnos o de hacer resistencia pacifista. Vamos a ver, que yo me aclare, que nos diga si el problema es que la zona euro es mala de solemnidad, que nos diga si hemos de subsistir con lo que producimos, que no hemos de comprar fuera, que el petróleo es caro y malo, que sólo hemos de consumir nuestros tomates, nuestros coches, los billetes de avión que nos vendan nuestras compañías aéreas de bandera? A lo mejor su ideal sigue siendo el norte de África, fue protectorado español, francés? ¿y si se le pasa por la cabeza a Duran i Lleida que quiere dejar de representar a Cataluña como un protectorado español? Menos mal que tenemos claro que a ninguna de las cabezas pensantes del Bloque se le pasa por el magín que Galicia sea un protectorado español y que desea buscar la autarquía político-económica, porque en el hipotético caso de que encontrase un gobernante en Madrid que nos la diese, que los dioses nos pillasen confesados. Menos mal que aquí hasta los nacionalistas saben que somos pensionistas y empleados públicos, que vivimos de Madrid y de Bruselas, con la ayuda de los chinos. Ninguno de los nacionalistas, Rajoy, Mas?, nos aclaran si el Fondo Social Europeo, los fondos de cohesión y demás dádivas fueron bien recibidos y bien gastados o los devolvieron por estar contaminados.

23 junio 2010

Estrés, angustia, depresión...

Pongamos que me llamo E, estoy contratado en mi primer empleo temporal; temporal no porque yo quiera, que yo quería ya algo estable, no definitivo, pero sí sin incertidumbres, sigo estudiando, haciendo cursillos, ese empleo no es mi meta en la vida, pero me da vidilla. Voy conociendo el sector, las posibilidades que se me abren. El patrón es más capataz que empresario; pero qué le vamos a hacer. Tiene reloj para entrar, pero no para salir, le suena de algo la expresión convenio colectivo, pagar las horas extra? pero le suena muy de lejos. Eso sí, es paternal como la madrastra de Blancanieves, cuando llegas al cuchitril el primer día te sermonea con aquello de que vienes aquí a sufrir, que sois todos de mantequilla y no tenéis ni puñetera idea de qué es lo que se os viene encima a la hora de comenzar a currar. Justifica lo de la temporalidad con aquello de que si no sirves no voy a cargar contigo para toda la vida, que seguro que eres un flojo y que si te hago fijo despedirte me va a salir por un riñón. Por lo tanto, esta experiencia iniciática en el mundo laboral no puede ser más demoledora, empiezo sin derechos, con todas las obligaciones, sin ningún respeto personal y comiéndome la cabeza. Cuando paso muchos días sin dormir, con picores y sarpullidos varios, el médico me dice que es estrés, que será mal de amores o problemas en el curro. Yo sé qué me pasa. Pongamos que me llamo A, ¡ya me han dado a firmar el contrato indefinido!, la verdad es que ya era hora, me conozco hasta las entretelas de los sótanos de la tienda en la que llevo tres años vendiendo ordenadores, consolas? estoy a la última, porque me gusta y además porque es mi responsabilidad profesional, sí, me considero profesional y que rindo en mi trabajo, que nadie me ha regalado nada y que seguramente podría llegar a ser la encargada de la tienda, si no me pisan la cabeza por ser mujer y quizá madre. Me han hecho fija porque mi despido les sale más barato. ¿Despido?, ¿quién piensa en el despido, ahora que me han hecho fija y puedo hacer planes más allá de tres meses? No tengo pensado hacer un desfalco ni pasarme a la competencia, estoy sana, no falto al trabajo, me agobia sólo pensar que en vez de decirme que confían en mí, ya están esperando a que meta la pata para despedirme. Me cae el pelo, tengo gastristis, se me quitan las ganas de salir con la peña, estoy angustiada. Pongamos que me llamo D, soy un buen vendedor, cumplía quince años en la empresa, desde mis 23 añitos, recién salido de la FP y de un par de prácticas, mi inglés es los suficientemente lucido como para que el jefe no tenga que buscar a nadie para saber qué dicen los libros de instrucciones, me sé al dedillo qué y cómo compra esta empresa, a los clientes los trataba como princesas. Mi niño ya va acabando la primaria y ya se va dando cuenta de algo, le digo que las cosas en la empresa no eran para fiestas, no me atrevo a explicarle lo que es un ERE, que estaré sin trabajo una temporada, que por eso voy a buscarlo al cole más a menudo. No soy capaz de contestarle la verdad cuando me pregunta por qué ya no voy al fútbol, por qué los fines de semana son más aburridos, por qué el domingo no me quito el pijama ni lo llevo a comprar el periódico y las chuches al kiosco. No sabe por qué estoy deprimido. Creo que la canalla insaciable de esa casta empresarial que seguramente nos merecemos no es capaz de saber que el cuarto protagonista, pongamos que se llama N, es la neurosis, cuando despierte a lo mejor no es responsable de sus actos y la monta pequeñita. Un decir. www.lafelizgobernacion.blogspot.com

15 junio 2010

Estado de subsistencia

No están los tiempos para viajar mucho, si no puede hacerlo, infórmese de qué le sirve a usted una tarjeta de plástico en cualquier país del centro y norte de Europa; comprobará que lo puede hacer todo, hasta la más mínima compra, un simple café, un simple periódico, una carrera de cinco euros de taxi; todo, absolutamente todo, es transparente, todos esos pagos tienen su IVA, usted lo paga y el Estado recauda; es muy difícil que exista la economía sumergida. Le escuché al propietario de un modesto, pero próspero, negocio de hostelería del que viven dos familias, en el sur de España que quería venderlo o traspasarlo, pedía una cantidad bastante alta, pero eso sí, la verdad por delante, el negocio tenía menos papeles que el burro de un gitano, es decir en su vida había emitido una factura, hecho declaración de iva, pagado autónomos, nada de nada. Están empeñados en convencernos de que vivimos en el estado del bienestar, lo mismo que en la Europa que lo fue construyendo desde los destrozos de la segunda guerra y de la mano de la socialdemocracia. Esos estados modernos con niveles impositivos altos crearon redes de protección social que fueron o garantizando altos niveles de empleo, de formación, de servicios públicos y fueron formando sociedades que eran conscientes de que su esfuerzo fiscal era bien gobernado por un estado fuerte y sostenido por una moneda sólida. Frente a este modelo, estaba el norteamericano, liberal, que también tuvo sus intentos en El Reino Unido de la Thatcher y en el Madrid de Aguirre. La distancia entre un estado de bienestar y un estado de supervivencia con ciertas garantías es la misma que hay entre el recorte que está sufriendo un parado alemán en sus prestaciones, que verá que su subsidio para calefacción se verá recortado y el de un pensionista español que verá congelada su pensión de novecientos euros. Es decir, este supuesto estado de bienestar nuestro sobrevive gracias a las redes familiares en las que las pensiones de los mayores dan cobertura a hijos o a nietos, en la que el salario fuerte sostiene a los hijos hasta cuando haga falta?Este supuesto estado de bienestar tiene una segunda pata apoyada en un veinte por ciento de economía sumergida, a la que el estado le importa un bledo y viceversa y la tercera es la de una gran red de voluntariado, visible o camuflado, de trabajo desinteresado, que se ocupa de la atención a la dependencia, porque el estado se inhibe, que se hace cargo de los comedores escolares, porque el estado no se hace cargo, que sostiene clubs juveniles, porque el estado no se hace cargo? Y aún hay quien dice desde el liberalismo decimonónico más rancio que hay que adelgazar el Estado, este estado anoréxico en los servicios públicos que mantiene la enseñanza y la sanidad en la cuerda floja y con la inminente amenaza de los copagos y el desmantelamiento. El decreto de reforma laboral que mañana seguramente imponga la derecha me temo que irá camino de acentuar más estas diferencias. Decía el recién estrenado Cameron que la salida de la crisis seguramente nos obligará a otra forma de vivir, claro que sí, él y los suyos no notarán la diferencia, los de abajo sí la verán a diario; pero como en todas las crisis estos magos de las finanzas salen reforzados electoralmente, porque prometen el cielo. www.lafelizgobernacion.blogspot.com

11 junio 2010

La huelga de hoy y las cortinas de humo

Hoy los trabajadores de los servicios públicos están convocados a la huelga por el recorte salarial decretado por el Gobierno. Creo que ningún funcionario, interino, contratado, eventual o por horas, en cualquier empresa pública deje de ser consciente de que en este país hay más de cuatro millones y medio de parados, a ninguno de ellos le hace ninguna gracia secundarla, puesto que además del recorte salarial, tendrá el lógico descuento por hacerla. Dentro de la función pública hay salarios altos en puestos de responsabilidad -peor pagados que en la vida privada-, hay salarios medios en las mismas condiciones y hay salarios que poco sobrepasan el mínimo interprofesional. Desde el jefe de servicio al subalterno recién aprobado en la oposición, desde el catedrático o cirujano en la cima de sus carreras profesionales a la ayudante de cocina en la residencia geriátrica, todos aportarán su grano de arena, por decreto, para la salida de la crisis. Pero hay que recriminarle al Gobierno -a los gobiernos, que la Xunta es el Estado en Galicia- que tomen las medidas cargando sólo una de las alforjas. La alforja de la reforma fiscal, la del sistema financiero, siguen intactas. El colmo será, seguramente, la reforma laboral, latente desde hace dos años, sigue ahí y tendremos que hablar de ella, sin duda, pronto. La huelga de hoy seguramente tendrá un éxito muy relativo, pero ni la derecha que la jaleó sin vergüenza, ni el gobierno que la consideró un mal menor tienen ninguna medalla que ponerse. El daño ya está hecho, los no responsables de la crisis son tratados como vagos desvergonzados. No tiene un pase. Pero hay otra lectura que hacer de los resultados de la huelga de hoy. Un gran sector de los empleados públicos de servicios esenciales son muy conscientes de que no estamos en condiciones de que la educación, la sanidad, la justicia? den una imagen de deterioro ante los usuarios, que se les utilice como disculpa ante la sociedad, de que se diga sin piedad que su negociado no funciona y que, por lo tanto, hay que privatizarlo. Feijóo, Aguirre, Camps están agazapados en la vanguardia de esta alternativa de supuesto progreso. Mientras tanto se intenta que el país siga preocupado por el mundial de fútbol, por el entrenador de moda y, por supuesto, sin olvidar el drama principal derivado de que los cadetes de la academia de infantería de Toledo desenvainen o no sus espadas a los sones del himno nacional y al paso de una imagen católica. Con las uñas afiladas disputan Barreda y Cospedal, Bono y Rajoy sobre quién es más nacionalcatólico ante una ministra pasmada. Seamos serios, en un país aconfesional la participación en esas ceremonias está fuera de lugar si no se hace voluntariamente y, ojo, voluntariamente quiere decir que no lo hago y no pasa nada; no que no lo hago y paso a la lista negra. ¿Los militares pueden vulnerar la ley haciendo una huelga? No; pues, tampoco pueden participar en otra suerte de actos representando a su institución. En su tiempo libre, pues eso, libres.