11 mayo 2010

¿Saben cómo se llama el perro de hortelano?

Es gallego y fue ministro de Educación, uno de los personajes más irresponsables del escenario político actual. Un sujeto tan falso que es capaz de reunirse con el presidente del gobierno un día, presionado por todos los poderes económicos habidos y por haber, porque las bolsas se están pegando el batacazo del siglo, porque las ruinas del Partenón van a ser un chiste comparado con los que puede quedar aquí en pie. Es ese ejemplar que después de meses y meses negociando y mareando la perdiz con la posibilidad del Pacto de Estado por la Educación, después de que las contrapartes -tapándose la nariz y mirando para otro lado- fuesen tragando que los curas pillasen más cacho de su negocio se descuelga ahora con que no le llega, que no significa un cambio real en el sistema. A Rouco no le llegaba. Yo no sé si alguno de ustedes le seguirá dando crédito al mejor amigo del hortelano, pero desde mi punto de vista no se lo merece. Los esfuerzos de los que hoy tienen la sartén por el mango y podrían hacer del sistema lo que les viniese en gana fueron amplios y generosos, las cesiones fueron, quizá, excesivas, y todo para llegar a la conclusión de que este sujeto sólo piensa en el lugar que quieren ocupar sus clericales protectores dentro de unos meses. Todos sus diagnósticos y deseos de consenso son absolutamente falsos, se está aprovechando de las desgracias sobrevenidas y provocadas por sus buenos amigos banqueros y dueños del ladrillo para recortar derechos y que el gobierno le haga trabajo sucio. Pero ha de tener dos cositas muy claras, una de ellas es responsabilidad absolutamente suya: cuando él era ministro del ramo fue el culpable de dinamitar las competencias del Ministerio de Educación y terminar de repartirlas por las CCAA ¿ya no se acuerda?, un poco tarde para pedir que vuelvan al ministerio. La segunda, seguramente podrá llegar a la Moncloa y en la campaña electoral tratará de prometer el consenso educativo, por respuesta se va a encontrar con un corte de mangas contundente, le creerán los del incienso y el del tambor. Él lo sabe, sabe que minar el sistema público, sabe que destruir y degradar la red de centros educativos que el Estado garantiza a todos los ciudadanos, es contrario a su liberalismo de libro y los intereses económicos de los empresarios del sector; pero en esta sociedad de tartufos, sigue teniendo seguidores hipócritas beaturrones. Mas hay una tercera en discordia, siempre la hay y, en este caso, son las CCAA que dependen en gran medida de los fondos que el Ministerio de Educación ofrecía en este pacto para el desarrollo de programas educativos de elevado coste y, sobre todo, muy resultones electoralmente (ordenadores, refuerzos educativos?). Espero que el ministro tenga el buen sentido de negar el pan y la sal a todos aquellos consejeros autonómicos, incluido en gallego, que no firmen lo que queda del pacto, dura lex, sed lex. Sólo me queda espacio para una breve reflexión: la reforma de la FP hay que llevarla a buen término, los desaguisados del ladrillo que vaciaron los institutos no pueden permanecer sin un remedio que recupere a los expulsados por la fiebre del oro.

04 mayo 2010

Estado y mercado en las escuelas

Estos días la gestión educativa vuelve a estar en el candelero, son varios los factores que contribuyen a tal disposición, en primer lugar y como todos los años estos son los momentos en los que los padres de los niños y niñas de tres años buscan la mejor opción para escolarizar a sus criaturas siguiendo variados criterios, a saber, la confesión religiosa o laica del centro, los servicios de comedor o de atención temprana, la distancia al domicilio familiar, laboral o de los abuelos; cualquiera de ellos es válido, pero pocos son los que pueden escoger en realidad y con conocimiento consciente del producto a su alcance, puesto que en la mayor parte de los casos se busca un buen albergue donde se puedan aparcar los críos mientras la casa está vacía por motivos laborales. En este periódico veíamos el viernes el estado de la demanda de matriculación en los centros de la ciudad y saltaban a la vista un par de detalles, los centros públicos aportaban todos los datos de peticiones u ofertas de forma que sabemos los que tienen más de una cosa o de la otra y, por el contrario, los concertados -un buen puñado de ellos- ocultaban esta información. Con todos los respetos esto es intolerable, evidentemente no tienen obligación de decir la verdad a este periódico, ni siquiera de contestarle, pero siendo centros escolares sostenidos íntegramente con fondos públicos, tal actitud hace sospechar que esa falta de transparencia, ese oscurantismo, esa opacidad también se ponen de manifiesto ante la administración y los criterios de matriculación -los mismos legalmente para ambas redes- se los pasan por el arco de triunfo los reverendos y reverendas y algún laico camuflado que también quiere seleccionar a sus pupilos según el saldo de la cuenta corriente de sus papás. También estos días sale en los papeles la escasez de voluntarios en los centros públicos para hacerse cargo de los equipos directivos. La verdad es que son pocos los incentivos, escasa la recompensa social, menguado el apoyo institucional y abundante el trabajo como para que un docente deje parcialmente su trabajo para dedicarse a la burocracia y a la dirección, es decir, hay un problema de gestión de personal y dineros públicos que tampoco se hace de forma idónea, ¿con total transparencia? Sin duda, pero sin la eficacia debida. Seguramente el Estado, las administraciones, han de repensar la función de los profesionales que se dedican a la gestión educativa; nuevos perfiles dotados de autonomía suficiente para la gestión de los recursos y la configuración de equipos cohesionados, con criterios de eficacia, que sean objetivamente evaluados y recompensados. En resumen, van tomando cuerpo aquellas ideas de los que piensan desde hace tiempo que el Estado ha de entrar a saco en la escuela concertada para garantizar que el dinero público se utiliza de forma correcta y no clientelar, que los preceptos legales son los que rigen por encima de idearios privados, que se garantiza la no discriminación en el momento de la matrícula y la igualdad de oportunidades. Asimismo, el mercado, los criterios de una buena empresa consciente de su responsabilidad social corporativa, han de entrar en la escuela pública, la competencia entre quienes, en igualdad exquisita de oportunidades y recursos, tengan voluntad de alcanzar metas que compensen esfuerzos y puedan ofrecer a la sociedad sus resultados sin complejos.

27 abril 2010

De tajos, lenguas y meditaciones

Un estudio de una universidad americana, en Carolina del Norte, dice demostrar que los seres humanos, con tan sólo un ratito diario de meditación, somos capaces de mejorar nuestras capacidades cognitivas, sin largos y pesados entrenamientos, siguiendo la técnica del mindfulness, que consiste en tomar una actitud de atención y conciencia plena, de presencia atenta y reflexiva, 20 minutos diarios durante cuatro días. Tras este periodo de tiempo dicen que se constató un significativo aumento en sus habilidades cognitivas clave y para demostrarlo fueron sometidos a gran cantidad de tests, con los que se evaluaron su estado de ánimo, su fluidez verbal, su procesamiento visual y su memoria de trabajo. Al mismo tiempo argumentan que exploraciones de resonancia magnética del cerebro, permitieron demostrar que la meditación potencia las relaciones entre la estructura del sistema nervioso central, la corteza cingulada anterior del cerebro y el sistema nervioso parasimpático, lo que a su vez potencia la conexión mente-cerebro. Como pueden suponer esto es una bomba, no sé si se pueden imaginar a los negociadores de la fusión de las cajas de ahorro tomándose estos veinte minutos de reflexión de lunes a jueves, los resultados podrían dejar a Rodrigo Rato, a Blanco y a Feijóo embobados en el pasmo. Las tiene que estar pasando muy canutas el rey de Bélgica, Alberto II. Tenían un gobierno de cinco partidos, tres valones y dos flamencos, se quedó en cuatro en menos de cinco meses y todo ello con el 96% de deuda y el 20% de paro, pero el verdadero tajo que se puede llevar por delante el país es el conflicto lingüístico entre francófonos y flamencos, sobre todo en el amplio distrito de Bruselas donde conviven ambas comunidades; digo lo de convivir por decir algo, ya que el mismísimo país se puede ir al garete porque los flamencos basan sus razones el principio de territorialidad, esta tierra es mía y aquí se habla lo que yo digo y los valones argumentan que son personas que pueden hablar francés y ejercer sus derechos en esa lengua, los educativos, los administrativos, a fin de cuentas sólo porque son 100.000 francófonos sólo en 35 comunas de Flandes. ¿No sé si les suena esto a conocido? ¿Se imaginan que Didier Reynder, el mediador real, dedicase sus energías a pillar por las orejas a los líderes de semejante conflicto y les obligase a meditar los veinte minutos diarios de marras? A lo mejor el tajo que impide la convivencia se podría suturar y la racionalidad supuraría de la misma cicatriz, pero la extrema derecha nacionalista crece y crece. El mismísimo río Tajo sigue siendo fuente de conflictos y acaba de enconar las relaciones entre castellanos y levantinos, porque de un tiempo a esta parte el agua ya no es un bien público, sino un recurso electoral; en vez de ser el gobierno de la nación el que destine el caudal a donde objetivamente fuere necesario, ahora es un virrey el que se queda con la que pase por su finca y otro la reclama para sembrar cemento. Una buena ración doble de meditación parece que hace falta también en el asunto este de las aguas para beber y para los campos de golf. Cuentan que el Santiago Carrillo de avanzada edad y lucidez, achaca su buena salud intelectual a que dedica por lo menos dos horas diarias a leer, de verdad, y otras dos a escribir, de verdad. Puede ser que ese método le sea útil sólo a él, pero no vendría mal que los personajes a los que nos hemos referido hoy lo probasen, daño no les haría. www.lafelizgobernacion.blogspot.com

13 abril 2010

Leña hasta que aprendan

Creo recordar que fue el hispanista Gibson quien en los primeros 80 publicó El vicio inglés, un refrescante volumen en el que se regodea recordándole a sus compatriotas que se comportaban como auténticos sádico-masoquistas en las escuelas y en las familias golpeando con soltura a las criaturas y aplicando así la única disciplina que les cabía en la cabeza desde la era victoriana. Claro que el nombrecito se lo ponen los franceses en venganza de que se les culpe siempre del llamado mal francés referido a las enfermedades de transmisión sexual. Polémica nacionalista aparte entre las dos orillas del Canal de la Mancha, parecía que las cosas se habían calmado desde que Tony Blair promoviera la prohibición del castigo físico en los colegios. Incluso más, la profesora Briones hizo público el estudio de los informes emitidos por la Cámara de los Lores en los años 2002 y 2005, para decidir si los padres tienen derecho a delegar la facultad de infligir un castigo razonable sobre sus hijos en profesores de escuelas cristianas independientes. Los padres alegan que este modo de educar a sus hijos es una cuestión de conciencia, un deber sagrado que se basa en el Libro de los Proverbios. Afortunadamente tras el debate, se decide que las sentencias del Tribunal de Derechos Humanos, la ley de derechos humanos inglesa de 1998, el Convenio Europeo de Derechos Humanos y la ley de los niños de 2004 protegen los derechos de los niños por encima del derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones religiosas, limitando también el ejercicio de la libertad de conciencia de estos padres cristianos. No quiero caer en la tentación de extrapolar estos argumentos para comentar ciertas recetas de la jerarquía católica y la patronal de la escuela religiosa sobre la libertad de enseñanza y de elección de centro, pero cuesta trabajo resistirse. También sería muy fácil sacarle punta a los abusos de autoridad que se enmascaran tras los delitos de violación de menores por parte de los clérigos en los que los padres depositaron su confianza -sí, violación y no meros tocamientos-, que encharcan las páginas de los periódicos estos días y ante los que sólo hay golpes de pecho de variados fariseos. Pero como se dice habitualmente, todo es susceptible de empeorar y a la mínima empeora, empezando por el Reino Unido donde de nuevo, con el fin de evitar la disrupción y la indisciplina, el gobierno propone restaurar la normativa que permita a los maestros usar la fuerza a fin de evitar que se perturbe el orden en los centros de estudios. El ministro de Escuelas, Infancia y Familias, Ed. Balls, espera la luz verde para hacer que un uso razonable de la fuerza contribuya a poner fin a una cultura en la que los profesores sin autoridad a menudo queden sin poder para hacer frente a situaciones difíciles. Seguramente habrá que darles la razón a aquellos viejos psicoanalistas que argumentaban contra las chaparretas por su connotación sexual. Cualquiera que haya sufrido castigo físico y mantenga el sentido común mínimamente saludable, no tendrá dudas a la hora de tomar posición frente a estas aberraciones. Para los casos extremos siempre está la justicia, en Cataluña lo hemos visto recientemente.

07 abril 2010

Miguel Hernández y el mito (y II)

Continuamos hoy con el comentario que merecen los estudios que nos llevaron a cierta desmitificación de Miguel Hernández como poeta-pastor, como poeta-amante o como poeta-soldado. (Miguel Hernández, pasiones, cárcel y muerte de un poeta, Madrid 2002, JL Ferris) La evolución de Miguel Hernández en su segunda etapa es la del rechazo al radicalismo conservador de Sijé y el de las relaciones con algunas de las cumbres de la literatura del momento; con un García Lorca, acabó evitándole, debido a la casi tirana petición de ayuda para su poesía y para el estreno de sus obras teatrales, con Cernuda, cuyo espíritu dandy le distanció de Miguel por su aspecto, comportamiento e indumentaria, con Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, José Bergamín y María Zambrano, entre otros. Es el momento de El rayo que no cesa, la que se dice cima de su poesía amorosa; mas aquí también tenemos que desmitificar la importancia de la inspiración femenina de los poemas que componen la obra, hasta hace poco tiempo estaban supuestamente pensados la mayoría para Josefina Manresa -luego esposa de Miguel-, seguramente también ha de quedar relegada la poeta murciana María Cegarra y queda como musa inexcusable la todopoderosa Maruja Mallo, a ella sin duda corresponde la dedicatoria: "A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya". El mito del poeta-amante parece que se acerca más a la realidad. La tercera época corresponde a la politización en sentido estricto, tras un cambio ideológico que se expresa en el poema Sonreídme, verdadera confesión general donde Miguel se declara liberado de la educación conservadora y religiosa que le impedía contar lo que cuenta en Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939); mas aquí también tenemos verdades a medias que matizan la vida militante del poeta, por ejemplo, sabemos ahora cómo se había situado en el Segundo Congreso Antifascista celebrado en Valencia en 1937, en la actitud más liberal y firmando la célebre Ponencia colectiva donde, junto a firmes declaraciones de adhesión a la República, se pone en cuestión el valor absoluto de la literatura-propaganda y se reivindica la independencia creadora del artista libre de tutelas de partidos o instituciones. También tardamos en saber que los últimos coletazos de la guerra enfrentaron a Miguel, combatiente de primera línea, con los dirigentes de la Alianza de Intelectuales. Esa disidencia, tal como la interpreta Ferris, pudo haber sido la causa de que no se refugiara en la embajada de Chile, ni fuera incluido en la evacuación a Elda. Otros supuestos benefactores tampoco quedan en buen lugar, se refuerza en cambio la de José M. de Cossío, pues su informe fue determinante en la liberación de Miguel en septiembre de 1939, y luego consiguió la conmutación por Franco de su condena a muerte, al haber logrado la intercesión de Rafael Sánchez Mazas, José M. Alfaro y el general Varela. Finalmente, la revisión de la etapa carcelaria, última de la vida de Hernández, pone de manifiesto que no fue ejecutado para librar al régimen de Franco del impacto publicitario de lo que habría sido -y esta vez con plena responsabilidad institucional- una repetición del asesinato de García Lorca, se le dejó morir premeditadamente por falta de atención médica y de acuerdo con la política penitenciaria que en aquel entonces fomentaba la eliminación de la población reclusa por supuestas y prefabricadas causas naturales, al no haber aceptado Miguel la oferta de convertirse en un poeta públicamente arrepentido y amaestrado al servicio del franquismo, a la manera de Leopoldo Panero.

30 marzo 2010

Miguel Hernández y el mito (I)

La crítica literaria, como todas las ciencias, sociales y experimentales, se ve sometida a los caprichos de la ideología, de la historia que le toca vivir. El poso, y el paso, de los años y de las mismas tendencias coloca y descoloca a los personajes en pedestal o en el pozo. En la crítica literaria que dio forma a nuestro bachillerato el pobre Baroja, el arcipreste de Hita, La Celestina, Quevedo o Larra se estudiaron bajo el prisma de Pemán o Foxá. Antes de que la tortilla diese la vuelta (¿ha dado la vuelta de verdad, juez Garzón?) ya podías empezar a vislumbrar que el secuestro de información había dejado sin investigar y, por lo tanto sin divulgar ni enseñar, listas de nombres y obras sin fin. El riesgo que se corrió y, por lo tanto, el error que se cometió fue el de la mitificación y elevación a los altares del Parnaso a La venganza de don Mendo. En estos momentos la astracanada de Muñoz Seca goza del estatus que le corresponde en los manuales de literatura, sin que intervenga en ello la muerte de su autor. Sin ánimo de comparar, hemos tenido que esperar años, quizá hasta el 2002, para tener una biografía del poeta nacido hace cien años (MH, pasiones, cárcel y muerte de un poeta, Madrid, JL Ferris). Hasta entonces era un poeta rural casi analfabeto, que sin magias deviene culto clasicista, vanguardista, agitador y ejemplo de padre de familia, que murió joven, como un mártir del franquismo, y se consolidó en pocas décadas como objeto de estudio que tenía a su disposición el testimonio directo de personas que, habiéndolo conocido, seguían vivas; pero al mismo tiempo, la precaución de aquellas más cercanas evitaba documentos fundamentales y los interesados se vieron abocados a guardar un pudor que impedía airear hechos documentados por respeto. El agotamiento biológico de la generación de Miguel Hernández y la salida a la luz de la documentación dio aires nuevos a la investigación. Por ejemplo, se desvanecen los tópicos del absoluto autodidactismo y el de poeta-pastor, que estuvo escolarizado de los cuatro a los catorce años con buen aprovechamiento, y se abunda en el carácter conservador de su educación, de la mano de Ramón Sijé, y su salida a la luz como poeta regional y rural, pero también el desarrollo satisfactorio de su vocación con la publicación de Perito en lunas y el primer acceso a los círculos literarios de Madrid, subiéndose en marcha al tren de la vanguardia, preso por el conflicto entre el instinto y la moral religiosa aprendida, recuérdese, por ejemplo, que su amor platónico de adolescencia, Carmen Samper, que le rechazó porque tenía ojos de loco. La verdad es que tarde también nos enteramos de que forenses y fiscales achacaron lo desorbitado de los mismos al hipertiroidismo, incluso culparon a esa alteración metabólica de su emotividad, su gran rapidez y facilidad para la producción poética. Permítanme una maldad, que termine este folio -que seguirá hablando de Hernández la semana próxima- con la reflexión que podríamos hacer sobre el estado de la crítica literaria en Galicia. ¿Hemos pasado de la simple hagiografía de Pondal, Curros... a la crítica sin vendajes en los ojos? ¿Estamos preparados para asimilar que ciertos mitos de la literatura gallega, como la de cualquier otra con escasa producción, no pasan de la mediocridad?

23 marzo 2010

De la anarquía y la desobediencia

No estamos en el aniversario de las barricadas del 68, ni vivimos un período prerrevolucionario, ni tratamos de quitarnos de encima a ningún dictador que esté en riesgo de extinción? Sin embargo desde todas las esquinas nos llegan llamamientos a la rebelión, a la desobediencia civil, a la reacción contra el poder establecido; a veces parece como si uno hubiese consumido alguna pócima mágica y rejuvenecedora, que le llevase a los veinte años de nuevo y tuviese carta blanca para despotricar contra gobiernos y preparar la huelga general contra todo y contra todos. Si la situación económica fuese todo lo grave que señalan las cifras de paro, de crecimiento, de productividad? sin duda todos esos marcadores nos llevarían a la revuelta popular, al asalto a los supermercados; pero no ocurre así, está funcionando la relación tribal y familiar. Están funcionando los poderosos instintos protectores de los próximos, los que llevan a que los económicamente estables sirvan sostén a la prole durante mucho más tiempo. Es aquí, en este contexto, en el que agitadores como Esperanza Aguirre llaman a la desobediencia, al boicot al IVA, a no pagar impuestos, sin ponerse colorada, siendo como es una gestora, recaudadora y derrochadora del dinero público. En un arranque de chulería dice que renuncia en nombre de los madrileños a la parte del IVA que le correspondería; muy cuca ella, a sabiendas que las comunidades autónomas trincan poco de ese pastel fiscal. Su bravuconada calculada sabe que sólo les costará a los ciudadanos 36 millones. Bien se lo puede permitir y gastárselo en titulares de chulapa. No veo a los madrileños siguiéndola, como el 2 de mayo al de Móstoles contra los franceses, pero seguro que tendrá rédito electoral. Otro caso más cercano quiero comentarles, también tiene como fondo la llamada a la desobediencia de las leyes y tiene que ver con la legislación educativa sobre el gallego. Aún dejando claro que mi pensamiento personal cada vez se reafirma más en la idea de que poco efectivas son las leyes que se vinieron dictando desde hace treinta años para conseguir objetivos tan difusos como la normalización lingüística; y además, siendo consciente de que, a poco que se observase, todos coincidirían en que mínimo caso se les hizo por parte de quienes habrían de seguirlas a rajatabla. Es decir, mayoritariamente hubo un seguimiento flexible, a nadie se le llevó al paredón por usar el gallego más lo que la norma marcaba y se tuvo cierta vista gorda en casos en los que la convivencia de ambas lenguas se regía por el sentido común. Ahora el Gobierno se empeñó en reformar la norma y así darle cuartelillo electoral a sus adversarios más cómodos, a los nacionalistas. Empecinados ambos en posturas aparentemente irreconciliables y obviando toda solución, cercana a ambos, que fuese fruto del consenso, practican la retroalimentación, llegando al extremo de que, sin estar en vigor la nueva norma, ya se está llamando a la revuelta popular y a que se practique la desobediencia y se use el gallego en la docencia sin más criterio que el que a uno le salga de sus antojos. Lógicamente, el que quiera argumentar después que él sólo usa el castellano porque le sale de los mismos argumentos, tendrá las mismas razones