25 mayo 2011

Esperamos las utopías de Benedetti


Te quiero en mi paraíso 


es decir que en mi país 



la gente viva feliz 



aunque no tenga permiso 



Si te quiero es porque sos 



mi amor mi cómplice y todo 



y en la calle codo a codo 


somos mucho más que dos
Lo normal y lógico es que no se le extraiga todo el jugo a un poema hasta que haya tenido el suficiente tiempo de reposo desde la primera lectura, hay quien dice que se le van las vitaminas; pero no es cierto, se le reproducen. En este caso no debe uno resistirse a compartir la oportunidad de poder probar el mosto del año y también el futuro reserva, la base es la misma; el resultado, óptimo en ambas circunstancias. (Biografía para encontrarme, Mario Benedetti) 


Por eso aún no será difícil acercarse y encontrar el buen bouquet del viejo tinto, pero sin que tengamos que ponernos exquisitos y tratar de interpretarlo como una obra de arte de difícil acceso, elitista y distante de sus prójimos. A la primera encontraremos ¿cómo dicen los entendidos? El retrogusto, propio de ciertas añadas. 



Son 62 sorbos, tragos largos, propicios a variados maridajes. Sabemos que, con toda probabilidad, son los últimos cosechados para nosotros, para sus seguidores, para los que buscaban himnos como "Esta mañana desperté emocionado/ con todas las cosas que tengo que hacer/ antes que el reloj sonara. / Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante. / Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener". 



Para los que encontraron lucidez y consuelo en Canciones de amor y desamor como los versos que encabezan este folio o los que siguen: "pero hagamos un trato/ yo quisiera contar/con usted/ es tan lindo/ saber que usted existe/uno se siente vivo/y cuando digo esto/quiero decir contar/aunque sea hasta dos/aunque sea hasta cinco/no ya para que acuda/presurosa en mi auxilio/sino para saber/a ciencia cierta/que usted sabe que puede/contar conmigo". 



El 17 de mayo, además de celebrar las letras gallegas, el día de internet, el día contra la homofobia, también se cumplieron dos años desde que Mario Benedetti falta y este mes recuperamos el volumen de poemas escritos y seleccionados antes de su muerte con la sabia intención de las obras pergeñadas en el ocaso, se tenga la edad que se tenga, cuando la muerte llama, a los 30 o a los 90. Es la expresión de la duda, sin tregua ni cuartel, entre la certeza del nacimiento y la seguridad del difunto; con todas las incertidumbres añadidas, con las inseguridades bien desordenadas en el alma aporto mis preguntas sin respuesta. 



Es cierto que las obras de madurez transpiran menos ansiedad; las preguntas sin respuesta seguirán así; pero el poso de sabiduría es más poderoso y llamativo, dominado por la palabra bien pulida con experiencias, oro bruñido al sol relumbra en vano decía Góngora de la belleza del rubio cabello femenino. 



Pero, pese a todo, no se le aprecia la angustia, sigue preparando la boca por si vuelve un beso; solo a veces, un pequeño autoengaño, acaba convencido de que con la poesía no se cambia el mundo; pero sí se cambia de mundo. 



Quizá también estos días esto suene en la Puerta del Sol. 



En resumen, acérquense sin miedo a Biografía para encontrarme, para hallar lo que esperan, la corta vida, llena de misterios y dudas con los únicos refugios del amor y la soledad. Al final una buena promesa: "Cuando pasemos por el Más Allá/traeremos de recuerdo/cuatro o cinco utopías". Las esperamos. 

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