30 noviembre 2010

El modelo MIR de la docencia

Pocos días atrás el vicepresidente Rubalcaba salió a la palestra con la propuesta de la figura del MIR docente, una especie de traslado o traducción de la figura del médico en formación a escuelas e institutos. No se puede decir que don Alfredo sea un neófito en la materia, fue secretario de Estado y ministro de Educación, a todos consta que fue un buen conocedor del medio y el que tuvo, retuvo. Simplemente extrañan varias cosas, la primera de ellas es que sea él y no el ministro de educación el que lance el globo sonda, también es importante el lugar, que se deje caer la noticia en un acto del sector, como lo es la Semana de la Educación de Santillana y, por supuesto, el tiempo, el momento electoral que el sector educativo vive en casi toda España, la mayor parte del profesorado votará el jueves 2 de diciembre. En resumen, no hay puntada sin hilo y, aunque advierta de que sólo es una reflexión de un apasionado de la educación, sería un error de coordinación impensable en el recién estrenado gobierno. Bien es cierto que el sistema MIR, de oposición previa a la especialización funciona con garantías en un sistema sanitario de calidad como el nuestro. No es menos cierto que el sistema de selección y formación aparece en el referente PISA para todos, Finlandia; pero es irrefutable que en ambos ejemplos los destinatarios del sistema ya han sido previamente preseleccionados desde la propia educación secundaria, en teoría los mejores currículos a la hora de la selectividad se van a la medicina y en el caso nórdico a la docencia. Una primera diferencia es obvia, se trata previamente de que la opción de la dedicación docente venga ya marcada desde el acceso a la formación superior, algo que hoy no ocurre en España. Podríamos hablar de otra sugerencia, el aspirante a médico especialista en el sistema público tiene por delante un futuro profesional perfectamente diseñado, una carrera profesional perfectamente ordenada en la que caben varias opciones que van desde el ejercicio de la clínica en un centro de especialidades a la alta cualificación en la que cabe la investigación y la docencia universitaria. Hoy por hoy una persona que acceda a la docencia en la escuela pública no tiene clara cuál puede ser su carrera profesional, qué metas puede proponerse y con qué estímulos puede contar; desde hace mucho tiempo se viene poniendo de manifiesto la necesidad de que un estatuto regule la carrera profesional del docente desde que accede hasta que se jubile. Este paso es previo a que nos pongamos a regular la formación inicial del profesorado. Es cierto que en los próximos diez años cumplirá cuarenta años de servicio la generación que se incorporó a la docencia al comenzar los años ochenta y que, consecuentemente, la renovación de la plantilla será imprescindible; hará falta repensar el sistema para que no se repitan las experiencias fracasadas o se busquen modelos de mano de obra más barata. Es cierto que la propuesta MIR hecha hoy huye de modelos ya experimentados y descartados de antemano, pero no queda tan claro que aquí y ahora pase de ser la búsqueda de un modelo más económico.

No hay comentarios: