07 diciembre 2010

Confucio, ´low cost´

Los nuevos señores del mercado chino, los dueños de la mayor economía emergente, se están bebiendo sin control alguno todos los combustibles fósiles necesarios para la supervivencia equilibrada del planeta, obviando incluso a Kyoto. Allí mandan los mismos que hasta el momento, y al parecer sin trazas de rectificación, mantienen a su barata mano de obra sin el más mínimo derecho social, sin la más mínima garantía de recibir a cambio de su fuerza de trabajo algo más que un breve salario. Pues sí, los dirigentes del partido comunista chino aún gobernando, buscan la perpetuación en el poder sin nadie que les haga sombra, para ello precisan aislar e incomunicar a su masa obrera sin conciencia de clase para que no entre en contacto con la cultura occidental, que sólo se sepa de ella lo bien que se organiza en la administración de empresas, en la creación de riqueza con bajo coste en una economía tramposa. Pero siempre alejados de los peligros de Google. Son muchas las trampas del régimen, buscan la tecnología en occidente, la compran, se la llevan, la alquilan, la copian, como sea, planifican su reproducción para inundar el mercado occidental, también para dejar los dientes largos en el mercado propio y que se fomente el hábito de consumo, que se sienta la debilidad ante la mercancía, que se anhele hasta que el deseo sea tan grande que se anule la voluntad y se renuncie a la dignidad, a cualquier respeto por sí mismo con tal de conseguir los bienes. Eso sí, no se puede dejar de alabar al régimen a sus benditos y sus bondades. De suerte que estamos comprobando cómo desde hace ya bastantes años, el mandarinato gobernante se obstina en la búsqueda y propagación de las ideas que favorezcan que sus súbditos no deseen tener seguridad social ni cualquier otro servicio o derecho derivado de su trabajo y descubrimos que esta piedra filosofal estaba inventada desde hace siglos e, incluso, había sido desterrada y combatida sin piedad desde el propio régimen desde hace más de cincuenta años. La base estaba en el pensamiento oriental clásico, el que aglutina a las diferentes doctrinas religiosas que fundan lo que se ha dado en llamar pensamiento oriental en China, Japón, India, Corea, Vietnam?, el neoconfucianismo, que ha bebido de Confucio, pero también del taoísmo, del budismo, de la búsqueda de la armonía interior, del equilibrio que lleva a la felicidad de todos, pero que cada uno se quede en su sitio buscando la virtud en supuesta armonía con la naturaleza, ese pensamiento que ancló civilizaciones enteras en el pensamiento medieval, lejos de progreso y modernidad es el Confucio redivivo en la sociedad china: Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo. Ese capitalismo de Estado quiere que se gobierne como una familia: Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente. (?) Tal es la estupidez del carácter de la mujer que en todas las cuestiones le incumbe desconfiar de sí misma y obedecer al marido. En resumen, buscan someter y relegar sobre todo a ellas. Pocas diferencias, pues, con nuestra base filosófica griega, con la mística judeo-cristiana y el derecho romano; pero sin ciencia ni conciencia de poder llegar a la Ilustración, y de ahí a hoy. www.lafelizgobernacion.blogspot.com 1 comentario #1 - Ciudadano. el día 07-12-2010 a las 11:58:50 Son sólo alumnos aventajados del sistema capitalista occidental. De hecho, resulta más lamentable la comparación si la hacemos en concreto con España, pues con no muy distante grado de trampas, explotación, corrupción y otros males como los chinos, no conseguimos pasar de ser una economía bananera. Los empresarios chinos malpagan a sus trabajadores para convertirse en potencia mundial. Los empresarios españoles defraudan a la seguridad social para comprarse un audi.

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