29 abril 2009

Un conselleiro que patina en sus primeros pasos

Parece ser que el nuevo Gobierno gallego ha situado en punta de lanza al conselleiro de Educación. Fue en estas mismas páginas en las que el señor Vázquez Abad, aún sin equipo definido, entraba en flagrantes contradicciones; por un lado predicaba consensos, consultas a diestro y siniestro y, por otro, se comprometía a cumplir al dedillo su programa electoral. Lo segundo es comprensible, loable, incluso ejemplarizante; sería de los primeros en cumplir su compromiso con los electores. Conozco bien ese programa electoral y les daré buena cuenta de su promesa. Difícil le será, por lo tanto, llevar a buen puerto ese compromiso de diálogo; quizá hubiese sido más prudente abstenerse de hacer declaraciones de principios antes de hacer público su equipo y de ponerse en contacto con todos sus futuros interlocutores. Me consta que este no es el estilo del presidente de la Xunta. En la citada entrevista hace referencia al tema del Decreto del gallego, era de esperar, ya están dando marcha atrás, siguen manteniendo la promesa de consultar a padres y profesores, pero ¡ojo con la vinculación!, veremos si les obliga o no. Al final serán las editoriales las que manden, como siempre, si tienen stock de libros habrá que venderlos, ¿se los van a comer? Mientras se siga usando el idioma como adarga o estilete, el beneficio será de los pescadores en río revuelto y no de los usuarios. Pero más preocupantes son sus declaraciones sobre la subvención a los centros que escolarizan de forma segregada a niños y niñas. Desde este rincón, desde viejo, se viene clamando en contra del uso del dinero público para fomentar la discriminación en las aulas, por razón de sexo, de color de piel, de lengua materna... y menos aún cuando se usa la biología como excusa. Claro que niños y niñas son distintos, aprenden a distinto ritmo, tienen distintos intereses; faltaría más, pero, por eso mismo, aprender a convivir con el distinto es enriquecedor, es lo que prepara para el mundo real. ¿Le preguntará el conselleiro a los padres si quieren que sus hijos aprendan informática, gramática o los puntos cardinales? Seguro que no. Ampararse en que los padres han de tener libertad para decidir lo que sus hijos e hijas han de aprender es un sofisma de tamaño natural. Un engañabobos. Me ha defraudado el joven conselleiro. También lo hizo siguiendo a los valencianos, pues parece que sigue sus teorías sobre la Educación para la Ciudadanía, usando como todo argumento que no hay asignaturas que sirvan para ser bueno. No hacían falta alforjas para eso. Aquí hay un error de bulto del profesor de economía, no hay que buscar buenos alumnos o buenos hijos; hay que formar buenos ciudadanos que convivan responsablemente con el vecino de la escalera de su portal hasta con el colega, compañero de seminario de doctorado. Esta sí es labor en la que la escuela y esta asignatura, se llame como se llame, pueden aportar su granito de arena. Y si también hay que enseñarles que la disconformidad y la rebeldía son imprescindibles para ser un ciudadano crítico, pues habrá que hacerlo.

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