06 mayo 2009

De puercos y teclados

Podríamos empezar a hablar de puercos en sentido figurado, pero hoy no creo que valga la pena. Podemos hablar de teclados, los de los viejos profesionales y los de los mercenarios con su viejo cané de periodista; unos durante años y años dieron ejemplo de seriedad, rigor y de toda la imparcialidad posible; otros, lo usaron de la forma más vil al servicio del mejor postor. Por diferentes razones siempre he admirado a ambos prototipos. A unos por sus dilemas ante el teclado, a los otros por su sangre fría a la hora de hocicar ante un editor. Hay que verse en el pellejo. No me estoy cuestionando hoy las viejas polémicas sobre la ética informadora o sobre la reserva de las fuentes o sobre todos los watergates habidos y por haber. Trato de situarme en los zapatos del periodista que maneja datos, muchísimos datos, de las más variadas fuentes interesadas y que ha de tomar decisiones arriesgadas que cambiarán las vidas de sus lectores, oyentes? Pongámoslos en el caso de la nueva gripe, ya ni le pondré calificativos, en su mano está la información científica, a su servicio se ponen los intereses políticos, ni que decir tiene que de ellos dependen los intereses farmacéuticos, los servicios médicos son sus esclavos. Todo porque de su profesionalidad y responsabilidad depende que lo que pueda ser una simple precaución se transforme en alerta o se precipite hacia el alarmismo. Cada vez es más imprescindible tener más información, pero también más y mejor criterio para discernir lo fundamental de lo accesorio, sobre todo cuando se trata de temas que afectan a la vida cotidiana más inmediata, sobre todo a la salud. Ni México es la cuna de todas las infecciones víricas, ni los cerdos son los peores enemigos del hombre. Prudencia y cautela, cada vez más. A todo ello se le añade el ingente trabajo de documentación al que pueden tener acceso, que si hubo gripes, que si mataron, que si se pusieron todos los medios precisos para atajar los efectos. Pues bien, sólo esa responsabilidad, pero toda esa responsabilidad, es la que está en manos de los profesionales de la información y sus teclados, de un titular infortunado puede depender que se desate un episodio de pánico como el de La Guerra de los Mundos en forma de asalto a las farmacias a la búsqueda de mascarillas o Tamiflú. De unos datos mal explicados puede depender el futuro económico de los productores de pollo o cerdo. De una alarma mal controlada puede depender el colapso de los servicios de urgencia merced a un protocolo médico mal diseñado fruto de una decisión política condicionada por dios sabe qué poco confesables intereses. Y todo ello bajo la humillación de contratos basura, de precariedad, de presión abusiva, de salarios menguantes y horarios crecientes; con cuerdas flojas sobre las que caminar y horcas caudinas bajo las que subyugarse. El día 7, este mismo jueves, cuando leamos las nuevas sobre los efectos de la gripe, acordémonos de que detrás de ellas están periodistas que pierden la vida como Couso o que la sobreviven como la multitud de anónimos que nos sirven a diario.

1 comentario:

arquiplectro dijo...

Estimado desconocido.
Te he leído hoy en la prensa. Te he leído hoy en este blog.
Empezaré a leerte a menudo. No sé quien eres ni lo que puedes hacer por mí, pero tras tus letras adivino sentido común, como el de mi buen amigo Antonio, con el que a veces mantengo interesantes conversaciones de todo tipo. Vislumbro en tus letras parte de su personalidad, de sus comentarios directos, sin sarcasmo, con veracidad, con CRITERIO, como el que reclamas para algunos informadores. No entiendo porqué acabas hablando de Couso. Desconozco su trabajo, y por eso, a pesar de haber muerto trabajando (al igual que muchas otras personas) no me atrevo a asegurar que fuese un buen profesional, o que hiciese un buen trabajo, o que tuviese criterio. Si sabes algo de él, remíteme a algún sitio donde informarme de él, antes de pensar que cualquiera que muera por informar se merece un homenaje.
CRITERIO. Nos falta mucho de eso hoy y los informadores, la mayoría, no lo tienen. Parece que tú sí.
Por esto intentaré seguirte.
Un saludo.