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03 septiembre 2009

El informe TALIS: ¿los profesores ante el espejo? (y III)

Entramos, por fin, en el comentario del núcleo duro del informe TALIS, es decir, la visión que tienen los profesores de su práctica docente, de lo que debe ser o no ser. Aquí es donde nos caemos con todo el equipo, la dicotomía es la siguiente: o el profesor considera que su trabajo es la exposición de sus conocimientos y el del alumno el de cogerlos al vuelo o, por el contrario, el profesor ha de ir facilitando herramientas para que asimilen y sepan aplicar los conocimientos aprendidos. España e Italia están a la cola, aquí se opta por la solución fácil, ladrillo en clase y deberes para casa, que si con nosotros dio buen resultado, a ver por qué no ha de darlo con los adolescentes de internet. Los buenos resultados académicos búsquenlos en Dinamarca, Austria, Bélgica?TALIS hurga un poco más e investiga lo que pasa en las diferentes asignaturas, de forma que los más tradicionales siguen siendo los de matemáticas y lenguas extranjeras, mientras que en el otro extremo están las tecnologías, las destrezas profesionales. Nada nuevo, el Mediterráneo ya está descubierto. Por otra parte estos profesores de librillo consideran muy importante el intercambio de ideas, pero no están por la labor de la colaboración profesional, el individualismo es pecado muy común de las salas y tertulias de los centros. Lamentablemente muchos profesores se quejan del clima en el aula, del tiempo que han de dedicar a mantener el orden, se pueden atar cabos y TALIS pone de manifiesto que en los países con planteamientos constructivistas hay mejor clima escolar, más disciplina y mayor rendimiento. La conclusión es de blanco y en botella, el profesorado noruego se encuentra satisfecho con su trabajo y lo ve eficaz, el español también cree que hace un buen trabajo, pero que no es eficaz. Uno de los aspectos más llamativos del estudio es el de la evaluación del profesorado. Aquí es palabra tabú, como en Italia, Portugal e Irlanda, países en los que más del 80% del profesorado no es evaluado o no se le informa de los resultados de la evaluación. Tampoco son evaluados los centros en su conjunto, pero lo peor es que no se sabe qué se ha de evaluar. TALIS se centra sobre todo en las prácticas innovadoras, en la formación y desarrollo de los profesores y en los resultados de los alumnos. Pero evaluar por evaluar tampoco sirve de nada, TALIS dice que el profesorado quiere ver recompensas por el buen trabajo y por el esfuerzo, el 75% dice no ver ningún reconocimiento por su esfuerzo suplementario, en España no llegan al 20% los que ven algún fruto, incluso son objetivos y los que ven por el rabillo del ojo lo que hace el prójimo confiesan que sus compañeros merecerían algo más y no se les da. No es que no me lo crea, pero me da en la nariz que los encuestados no son sinceros al 100%, el funcionariado español está acostumbrado al café para todos, para el que se esfuerza como para el que cumple discretamente o para el zángano. En el momento en el que se diga que el que trabaja más ha de cobrar más, veremos lo que pasa. Ojo al parche, pues, si queremos que esto marche, hay que garantizar recursos y profesorado cualificado y reconocido, intensificar su formación, poner todos los medios para crear aulas con el personal de apoyo preciso y los cambios de actitud imprescindibles para la mejora del clima de convivencia escolar y, por fin, estimular la evaluación eficaz y justa de cuyos resultados se pudieran beneficiar todos los integrantes del sistema. No quiero terminar estos folios sin destacar una ausencia en el informntramos, por fin, en el comentario del núcleo duro del informe TALIS, es decir, la visión que tienen los profesores de su práctica docente, de lo que debe ser o no ser. Aquí es donde nos caemos con todo el equipo, la dicotomía es la siguiente: o el profesor considera que su trabajo es la exposición de sus conocimientos y el del alumno el de cogerlos al vuelo o, por el contrario, el profesor ha de ir facilitando herramientas para que asimilen y sepan aplicar los conocimientos aprendidos. España e Italia están a la cola, aquí se opta por la solución fácil, ladrillo en clase y deberes para casa, que si con nosotros dio buen resultado, a ver por qué no ha de darlo con los adolescentes de internet. Los buenos resultados académicos búsquenlos en Dinamarca, Austria, Bélgica?TALIS hurga un poco más e investiga lo que pasa en las diferentes asignaturas, de forma que los más tradicionales siguen siendo los de matemáticas y lenguas extranjeras, mientras que en el otro extremo están las tecnologías, las destrezas profesionales. Nada nuevo, el Mediterráneo ya está descubierto. Por otra parte estos profesores de librillo consideran muy importante el intercambio de ideas, pero no están por la labor de la colaboración profesional, el individualismo es pecado muy común de las salas y tertulias de los centros. Lamentablemente muchos profesores se quejan del clima en el aula, del tiempo que han de dedicar a mantener el orden, se pueden atar cabos y TALIS pone de manifiesto que en los países con planteamientos constructivistas hay mejor clima escolar, más disciplina y mayor rendimiento. La conclusión es de blanco y en botella, el profesorado noruego se encuentra satisfecho con su trabajo y lo ve eficaz, el español también cree que hace un buen trabajo, pero que no es eficaz. Uno de los aspectos más llamativos del estudio es el de la evaluación del profesorado. Aquí es palabra tabú, como en Italia, Portugal e Irlanda, países en los que más del 80% del profesorado no es evaluado o no se le informa de los resultados de la evaluación. Tampoco son evaluados los centros en su conjunto, pero lo peor es que no se sabe qué se ha de evaluar. TALIS se centra sobre todo en las prácticas innovadoras, en la formación y desarrollo de los profesores y en los resultados de los alumnos. Pero evaluar por evaluar tampoco sirve de nada, TALIS dice que el profesorado quiere ver recompensas por el buen trabajo y por el esfuerzo, el 75% dice no ver ningún reconocimiento por su esfuerzo suplementario, en España no llegan al 20% los que ven algún fruto, incluso son objetivos y los que ven por el rabillo del ojo lo que hace el prójimo confiesan que sus compañeros merecerían algo más y no se les da. No es que no me lo crea, pero me da en la nariz que los encuestados no son sinceros al 100%, el funcionariado español está acostumbrado al café para todos, para el que se esfuerza como para el que cumple discretamente o para el zángano. En el momento en el que se diga que el que trabaja más ha de cobrar más, veremos lo que pasa. Ojo al parche, pues, si queremos que esto marche, hay que garantizar recursos y profesorado cualificado y reconocido, intensificar su formación, poner todos los medios para crear aulas con el personal de apoyo preciso y los cambios de actitud imprescindibles para la mejora del clima de convivencia escolar y, por fin, estimular la evaluación eficaz y justa de cuyos resultados se pudieran beneficiar todos los integrantes del sistema. No quiero terminar estos folios sin destacar una ausencia en el informe, echo de menos una valoración de profesores y directores sobre el papel de las familias; es evidente que como decíamos al comienzo, las situaciones son variopintas, distintas culturas, religiones? pero quizá se peque de una cierta consideración de la educación como islote en la sociedade, echo de menos una valoración de profesores y directores sobre el papel de las familias; es evidente que como decíamos al comienzo, las situaciones son variopintas, distintas culturas, religiones? pero quizá se peque de una cierta consideración de la educación como islote en la sociedad

25 agosto 2009

El informe TALIS: ¿los profesores ante el espejo? (II)

Dejábamos la semana pasada el análisis de TALIS, informe de la OCDE sobre el profesorado, haciendo balance de los tramos de edad y comprobando el envejecimiento relativo de las plantillas de los centros en España. Lo reanudamos comentando otro factor de gran importancia, las ratios de profesor/alumno y las de profesor/personal de apoyo. Ambos indicadores arrojarán luz y marcarán diferencias. Si bien el número de alumnos por profesor en España es de 21, ligeramente inferior a la media del estudio, y en el personal administrativo tampoco se alejan las cifras, constatamos que nos alejamos mucho en lo que se refiere al personal educativo de apoyo. Contabilizamos un puesto de trabajo para estas labores de apoyo pedagógico por cada 20 profesores, cuando la media es de 1/14 y en los sistemas educativos nórdicos 1/7 profesores. No es muy difícil extraer conclusiones si se comparan los resultados del éxito escolar en el norte de Europa y en nuestro país, PISA iba por esos derroteros. Es decir, podemos concluir que la atención a la diversidad, la atención individualizada y con el personal específicamente preparado sigue siendo la asignatura pendiente. Otro de los apartados del informe recoge las opiniones de los directores de los centros de Secundaria, unas de sus mayores preocupaciones es el absentismo del profesorado, el 30% cree que es su mayor problema, junto con la escasa autonomía para desarrollar su función en el caso de los centros públicos. Creo que es uno de los casos que menor relevancia tiene el estudio por la diversidad de los tipos de gestión en los distintos países, desde la municipal hasta el centralismo férreo. Es una vieja polémica en España que se está reabriendo con las leyes educativas autonómicas, entre los que son partidarios de la profesionalidad en la función directiva y los que optan por el modelo participativo de la comunidad escolar en la elección de los órganos de dirección. Sin ánimo de profundizar ahora ni de cerrar discusiones, la realidad presenta hechos incuestionables, la complejidad del funcionamiento y gestión de los grandes centros crece rápidamente, en particular los que gestionan proyectos europeos, financiación extraordinaria o los que se ocupan de la formación profesional, en todos esos casos seguramente habrá que buscar equipos formados y estables, con competencias y atribuciones de las que hoy carecen y con el control social y administrativo preciso. Donde los números salen abrumadoramente positivos es en la formación del profesorado, prácticamente el 100% de los consultados declara haber participado en cursos y actividades formativas en los últimos 18 meses, incluso estamos a mucha distancia de los escandinavos. Un poco de reposo en el análisis de este marcador nos dará la clave, es decir, la importancia administrativa de estas actividades, su valoración en concursos, oposiciones, traslados, su carácter imprescindible para cobrar sexenios. Si escarbásemos un poco más tendríamos que averiguar cuánto ofrece la Administración, qué facilidades se dan y, sobre todo, qué repercusión real tiene esta formación en las actividades en el aula. El aislamiento ancestral de la formación del profesorado y la universidad para la actualización científica y el reciclaje sigue siendo asignatura pendiente; la preparación pedagógica sigue siendo la gran ausente, incluso despreciada o minusvalorada por los que siguen teniendo su librillo particular. Un ejemplo claro, no hay más que comprobar que, con Brasil, estamos a la cola en la ayuda y orientación al profesorado que comienza a trabajar en los centros. Los paracaidistas caen en los departamentos, les dan un horario cutre, que para eso son los más jóvenes, y se les aplican novatadas casi cuarteleras o de película de serie B. Su suerte depende de las buenas personas y de los buenos profesionales que se puedan encontrar en el camino, no hay nada programado.

18 agosto 2009

El informe TALIS: ¿los profesores ante el espejo? (I)

Ya ha sido tratado en estos folios en algunas ocasiones, pero aprovechando más tiempo libre para estos ladrillos nos detendremos en análisis de los resultados de TALIS, un informe de la OCDE que podríamos traducir así: las relaciones entre profesores y alumnos, su comunicación, la eficacia del trabajo de los primeros y el resultado observable en los segundos. El informe se basa en encuestas y estadísticas, por lo tanto hay que poner a remojo desde un principio sus resultados. Son datos obtenidos en realidades sociales y administrativas diferentes, muy distantes; por ejemplo, se comparan los resultados obtenidos en España en centros públicos y privados, abarcando un universo de 4.000 profesores de 200 centros, con los que se observan en Dinamarca, Turquía o Malasia. Al contrario que PISA y otros estudios similares que intentan valorar objetivamente el éxito escolar y sólo consiguen movilizar mercados mediáticos para producir turbulencias y arenas movedizas en los debates electorales y parlamentarios, al contrario, repito, TALIS se fundamenta en opiniones subjetivas de profesores y directores de centros, por lo tanto será una mirada simplificada tamizada por ópticas múltiples y variadas. En un principio hay que constatar que en España los profesores con menos de treinta años no llegan al 10% y que más del 30% tiene más de cincuenta años; el panorama no parece muy alentador. Podemos hablar de la voz de la experiencia y de todos los tópicos que quieran, pero en este oficio, como en todos, hay retrasos que no tienen perdón, no se puede perder el tren y vivir de recuerdos. Hagamos un inciso y recordemos qué ocurría hace veinticinco o treinta años, la aplicación real de la ley 70, la de la EGB y el BUP -de importancia capital en la España que salía de la dictadura y con una economía necesitada de desarrollo-, no se da hasta entrados los años ochenta en los que se produce una real ampliación de plantillas y construcción de centros, se facilitan las jubilaciones y, por lo tanto, soplan nuevos aires en las aulas. Sin ser derrotista cabe suponer que o hay una renovación de los cuadros de personal en los próximos años o la comprensividad y el constructivismo seguirán siendo oscuras incógnitas en la secundaria española. En estos momentos hay posibilidades de jubilación anticipada e incentivada desde los sesenta años para los que lleven treinta años de trabajo, pero se dan dos fenómenos paralelos, por un lado en ciertos sectores del profesorado no se la contempla como una opción atractiva puesto que las condiciones laborales al estar en activo mejoraron sensiblemente en los últimos años y, por otro, se trata de un salto brusco, sin tránsito entre la actividad y el descanso obligatorio sin una preparación previa para la jubilación, es un colectivo que se encuentra sano y en condiciones de seguir al mismo ritmo, a piñón fijo, tal y como hizo toda su vida laboral. Seguramente hay fórmulas imaginativas, que no incrementen el gasto público y que sirvan para aprovechar experiencias y renovar los claustros.