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25 agosto 2009

El informe TALIS: ¿los profesores ante el espejo? (II)

Dejábamos la semana pasada el análisis de TALIS, informe de la OCDE sobre el profesorado, haciendo balance de los tramos de edad y comprobando el envejecimiento relativo de las plantillas de los centros en España. Lo reanudamos comentando otro factor de gran importancia, las ratios de profesor/alumno y las de profesor/personal de apoyo. Ambos indicadores arrojarán luz y marcarán diferencias. Si bien el número de alumnos por profesor en España es de 21, ligeramente inferior a la media del estudio, y en el personal administrativo tampoco se alejan las cifras, constatamos que nos alejamos mucho en lo que se refiere al personal educativo de apoyo. Contabilizamos un puesto de trabajo para estas labores de apoyo pedagógico por cada 20 profesores, cuando la media es de 1/14 y en los sistemas educativos nórdicos 1/7 profesores. No es muy difícil extraer conclusiones si se comparan los resultados del éxito escolar en el norte de Europa y en nuestro país, PISA iba por esos derroteros. Es decir, podemos concluir que la atención a la diversidad, la atención individualizada y con el personal específicamente preparado sigue siendo la asignatura pendiente. Otro de los apartados del informe recoge las opiniones de los directores de los centros de Secundaria, unas de sus mayores preocupaciones es el absentismo del profesorado, el 30% cree que es su mayor problema, junto con la escasa autonomía para desarrollar su función en el caso de los centros públicos. Creo que es uno de los casos que menor relevancia tiene el estudio por la diversidad de los tipos de gestión en los distintos países, desde la municipal hasta el centralismo férreo. Es una vieja polémica en España que se está reabriendo con las leyes educativas autonómicas, entre los que son partidarios de la profesionalidad en la función directiva y los que optan por el modelo participativo de la comunidad escolar en la elección de los órganos de dirección. Sin ánimo de profundizar ahora ni de cerrar discusiones, la realidad presenta hechos incuestionables, la complejidad del funcionamiento y gestión de los grandes centros crece rápidamente, en particular los que gestionan proyectos europeos, financiación extraordinaria o los que se ocupan de la formación profesional, en todos esos casos seguramente habrá que buscar equipos formados y estables, con competencias y atribuciones de las que hoy carecen y con el control social y administrativo preciso. Donde los números salen abrumadoramente positivos es en la formación del profesorado, prácticamente el 100% de los consultados declara haber participado en cursos y actividades formativas en los últimos 18 meses, incluso estamos a mucha distancia de los escandinavos. Un poco de reposo en el análisis de este marcador nos dará la clave, es decir, la importancia administrativa de estas actividades, su valoración en concursos, oposiciones, traslados, su carácter imprescindible para cobrar sexenios. Si escarbásemos un poco más tendríamos que averiguar cuánto ofrece la Administración, qué facilidades se dan y, sobre todo, qué repercusión real tiene esta formación en las actividades en el aula. El aislamiento ancestral de la formación del profesorado y la universidad para la actualización científica y el reciclaje sigue siendo asignatura pendiente; la preparación pedagógica sigue siendo la gran ausente, incluso despreciada o minusvalorada por los que siguen teniendo su librillo particular. Un ejemplo claro, no hay más que comprobar que, con Brasil, estamos a la cola en la ayuda y orientación al profesorado que comienza a trabajar en los centros. Los paracaidistas caen en los departamentos, les dan un horario cutre, que para eso son los más jóvenes, y se les aplican novatadas casi cuarteleras o de película de serie B. Su suerte depende de las buenas personas y de los buenos profesionales que se puedan encontrar en el camino, no hay nada programado.

18 agosto 2009

El informe TALIS: ¿los profesores ante el espejo? (I)

Ya ha sido tratado en estos folios en algunas ocasiones, pero aprovechando más tiempo libre para estos ladrillos nos detendremos en análisis de los resultados de TALIS, un informe de la OCDE que podríamos traducir así: las relaciones entre profesores y alumnos, su comunicación, la eficacia del trabajo de los primeros y el resultado observable en los segundos. El informe se basa en encuestas y estadísticas, por lo tanto hay que poner a remojo desde un principio sus resultados. Son datos obtenidos en realidades sociales y administrativas diferentes, muy distantes; por ejemplo, se comparan los resultados obtenidos en España en centros públicos y privados, abarcando un universo de 4.000 profesores de 200 centros, con los que se observan en Dinamarca, Turquía o Malasia. Al contrario que PISA y otros estudios similares que intentan valorar objetivamente el éxito escolar y sólo consiguen movilizar mercados mediáticos para producir turbulencias y arenas movedizas en los debates electorales y parlamentarios, al contrario, repito, TALIS se fundamenta en opiniones subjetivas de profesores y directores de centros, por lo tanto será una mirada simplificada tamizada por ópticas múltiples y variadas. En un principio hay que constatar que en España los profesores con menos de treinta años no llegan al 10% y que más del 30% tiene más de cincuenta años; el panorama no parece muy alentador. Podemos hablar de la voz de la experiencia y de todos los tópicos que quieran, pero en este oficio, como en todos, hay retrasos que no tienen perdón, no se puede perder el tren y vivir de recuerdos. Hagamos un inciso y recordemos qué ocurría hace veinticinco o treinta años, la aplicación real de la ley 70, la de la EGB y el BUP -de importancia capital en la España que salía de la dictadura y con una economía necesitada de desarrollo-, no se da hasta entrados los años ochenta en los que se produce una real ampliación de plantillas y construcción de centros, se facilitan las jubilaciones y, por lo tanto, soplan nuevos aires en las aulas. Sin ser derrotista cabe suponer que o hay una renovación de los cuadros de personal en los próximos años o la comprensividad y el constructivismo seguirán siendo oscuras incógnitas en la secundaria española. En estos momentos hay posibilidades de jubilación anticipada e incentivada desde los sesenta años para los que lleven treinta años de trabajo, pero se dan dos fenómenos paralelos, por un lado en ciertos sectores del profesorado no se la contempla como una opción atractiva puesto que las condiciones laborales al estar en activo mejoraron sensiblemente en los últimos años y, por otro, se trata de un salto brusco, sin tránsito entre la actividad y el descanso obligatorio sin una preparación previa para la jubilación, es un colectivo que se encuentra sano y en condiciones de seguir al mismo ritmo, a piñón fijo, tal y como hizo toda su vida laboral. Seguramente hay fórmulas imaginativas, que no incrementen el gasto público y que sirvan para aprovechar experiencias y renovar los claustros.